Cáritas
El fin de la recesión no alivia la pobreza, que se agrava y se cronifica
Cáritas alerta de que las ayudas para cubrir necesidades básicas aumentan un 24%
Hace apenas unas semana, en el último encuentro del Círculo de Economía en Sitges, los empresarios y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, coincidieron en que a pesar de que la economía remonta, y prueba de ello son los últimos datos del paro –en el último año se ha reducido un 10 por ciento–, el país corre el peligro de dejar en la cuneta a muchos ciudadanos. «La recesión se acaba, pero la crisis no», alertó ayer el director de Cáritas, Salvador Busquets. Aunque la cifras del paro son mejores y las exportaciones van viento en popa, a lucha contra la pobreza sigue sin notar la mejoría. Cáritas entregó a lo largo del año pasado un 24 por ciento más de ayudas para atender necesidades básicas de vivienda, alimentación o higiene infantil.
En 2014, atendió a 173.446 personas, un 7 por ciento más que en 2013 y un 33 por ciento más que en 2009. Seis de cada diez ya había recibido ayuda en años anteriores y una de cada tres hace ya más de cinco años que la recibe. El año pasado, además, Cáritas prestó un 64 por ciento más de servicios que en 2009 y un 31 por ciento más respecto a 2013. La mitad de las personas atendidas habían nacido en España, lo que supone un aumento del 19 por ciento respecto al año anterior. Por último, la memoria de 2014 revela que estas personas sufren problemas mayores y más graves, lo que les genera un importante sufrimiento emocional.
Desde Cáritas, alertan de que la pobreza es cada vez más crónica, extensa, intensa, profunda y autóctona. En cuanto al perfil de las personas que requirieron ayudas, cabe destacar que una de cada tres es menor de 18 años y que, respecto al 2013, aumentó en un 14 por ciento el número de niños y adolescentes atendidos. Las familias con hijos son la mitad de los hogares atendidos, habiendo experimentado un aumento del 35 por ciento en el último año, de las cuales 1 de cada 3 son madres solas con hijos.
En lo que se refiere a la vivienda, el 39 por ciento de los atendidos no tiene hogar, mientras que el 42 por ciento vive de alquiler y sólo el 19 por ciento tiene un piso en propiedad. Y en cuanto a la situación laboral, el 77 por ciento en edad de trabajar estaba en el paro y sólo un 11 por ciento tenía contrato de trabajo. Además, entre los atendidos por primera vez, el 85 por ciento estaba en paro. Finalmente, los datos de 2014 ponen en evidencia un aumento de las necesidades de estas personas atendidas, que sufren severamente la pobreza energética. El número de hogares que recibió ayudas para los suministros se multiplicó por 6 y el importe, por 14, respecto al 2009.
Estos datos descorazonadores se ven refrendados por los resultados del último estudio Foessa, según el cual el 33 por ciento de los catalanes tiene una vida plena y digna, un 17 por ciento menos que en 2007, mientras que las personas excluidas han pasado de representar el 16 por ciento a ser el 25 por ciento. Además, dicho informe pone de relieve que la desigualdad entre ricos y pobres aumenta y que si en 2007 el porcentaje de la población catalana en situación de pobreza severa era del 6,9 por ciento, en 2013 se situaba ya en el 9,1 por ciento.
Ante este panorama, el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistachs, señalaba que «si bien parece que la recesión se acaba, la crisis continúa, sus consecuencias no han acabado» y alertaba sobre el agotamiento de las familias. «Las familias están llegando al límite de sus capacidades», aseguraba. Las vidas rotas nos llevan a una fractura social», avisó. De cara al 2015 Cáritas, que a diario da 33.556 comidas a 1362 personas y cuenta con un presupuesto total e 24,6 millones, intensificará su actuación.
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