Teatro
El Grec saca las uñas
El festival arranca con un fuerte impulso político y social con obras que hablan de gentifricación o de democracia
El festival arranca con un fuerte impulso político y social con obras que hablan de gentifricación o de democracia
Chris Barna estaba enfadado, estaba muy enfadado. Estaba tan enfadado, siempre, que un día que no lo estaba, nadie le reconoció. «Quién es ese tipo siniestro que sonríe», preguntó ese día Vanessa Barna, su hermana, al verle acercarse a su casa y llamar a la puerta. Chris empezó a apretar el timbre, ansioso, poniendo cada vez más nerviosa a su hermana, que nunca abría la puerta a desconocidos. Y no es que no reconociese a su hermano, eso hasta podía entenderse, es que ni siquiera se había dado cuenta que aquel extraño hombre que sonreía cabalgaba sobre el lomo de un enorme caballo negro, de ojos diabólicos, ojos verdes y misteriosos.
«¡¡Quieres abrir la puerta de una vez, Vanessa, tengo buenas noticias!!», gritó Chris desde la puerta, mientras el caballo relinchaba cada vez más furioso e impaciente. La hermana, desconfiada, al final abrió la puerta, se acercó a aquel extraño espectáculo y preguntó al caballo, «¿Chris, eres tú, qué te ha pasado?». Su hermano bajó del caballo y miró a su hermana con extrañeza, pero no había nada que entonces pudiese quitarle de su extático estado de ánimo. «¿Por qué hablas con el caballo, Vanessa?», preguntó, pero su hermana insistía en seguir hablando con el animal. «No te preocupes, puede que te hayas transformado en un caballo, pero encontraremos la manera de revertir la situación. Si es posible que un hombre enfadado se convierta en un caballo enfadado, seguro que habrá una manera de volverlo del revés», dijo.
Aquí su hermano sí perdió un poco los nervios y gritó, «pero es que eres imbécil, Vanessa, soy yo, qué diablos haces hablando con el caballo». Su hermana lo vio aparecer de golpe y lo abrazó con alegría exclamando, «¡Dios, has vuelto!, creía que siempre serías un caballo». Su hermano la miró con pena. Había olvidado por qué estaba de buen humor y ahora estaba más enfadado que nunca. Miró al caballo y de repente sintió cierta repulsión. Sí, ahora lo recordaba, el caballo le había puesto alegre, pero ahora no lo podía soportar. Lo hubiese matado a mordiscos. Lo que hizo fue darle una fuerte palmada en el trasero para que empezase a correr y perderle de vista. «Por cierto, ¿qué hacías con un caballo?», preguntó su hermana. «No lo sé», contestó, «supongo que me recordó cuando era pequeño y me hizo feliz, menuda estupidez». Entonces Chris Barna gruñó y se quejó de un mundo que iba a la deriva y del que era imposible sacar nada positivo sin parecer un imbécil o la gente te confundiese con un caballo.
El Festival Grec arranca y lo hace sacando las uñas, con obras que ponen el dedo en la llaga en los problemas que asolan a las sociedades avanzadas contermporáneas, de la gentrificación a la precariedad laboral, pasando por las grietas de la democracia o la epidemia de soledad e incomunicación. Teatro político y social, lo llaman, donde no salen nunca caballos y sobresale la poética de la indignación.
Destaca, sobre todo, «Shenzen significa infern», una obra del director artísticos del Piccolo Teatro de Milán, Stefano Massino. La precariedad laboral y los régimenes de semi esclavitud están plasmados en una obra que nos lleva a China, símbolo de un mundo globalizado en el que «las empresas extienden su poder absoluto y los trabajadores se ven expuestos a la indefensión», afirma Roberto Romei. El Teatre Tantarantana acogerá la obra del 6 al 29 de julio.
Por su parte, el 7 de julio llegará a la sala Hiroshima «Gentry», de la compañía Mos Maiorum, una obra de teatro documental basada en retales de entrevistas y grabaciones reales reproducidas en directo sobre «la gentrificación, el capitalismo, la turistificación y el derecho a la vivienda», según asegura Mariona Naudin, miembro de la compañía.
Además, el Espai Lliure acogerá del 11 al 14 de julio la pieza «La revelació», un gran juego teatral en la que personajes reales, «alertadores» como Julian Assange, Chelsea Manning o Eduard Snowden, son los protagonistas. La obra muestra situaciones y diálogos reales para demostrar que la realidad siempre es más delirante que la ficción. De la misma manera, el Mercat de les Flors programará «Realitats avançades 2», de Simona Levi, ejemplo máximo de teatro denuncia.
Por último, el Lliure acogerá el 27 y 28 de julio la pieza «Assaig sobre la lucidesa», una adaptación del libro del mismo título de José Saramago, que dirige Roger Julià y que pone en tela de juicio nuestros sistemas democráticos. El Grec, definitivamente, mira de cara a los problemas actuales.
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