París
El ministro de Defensa galo planta a Mas en su búsqueda de apoyos en París
Desde que cambió la petición del pacto fiscal por la convocatoria de una consulta soberanista, el presidente de la Generalitat no se ha cansado de repetir que la maquinaria del Estado pondría muchos obstáculos –«pals a les rodes»– al proceso. Y así lo vieron ayer sus socios de ERC cuando que el ministro de Defensa francés, Jean-Yves Le Drian, suspendió su cena con Artur Mas en su viaje a París en busca de apoyos al proceso soberanista.
El propio president despejó por la tarde con sus explicaciones que no hubo presiones de la diplomacia española como decía su socio, sino que la cena-reunión fue aplazada por «motivos de agenda» del mantario galo. Mas quiso enfatizar el otro cargo que ostenta el ministro, el de presidente de la Conferencia de las Regiones Periféricas Marítimas de Europa (CRPM), para reivindicar la reunión y añadir que el encuentro ya debía haberse celebrado en diciembre pasado, pero no pudo ser «por mi agenda».
El espejo de Quebec
La cena con el ministro de Defensa era la cita política más importante de su viaje a París, que arrancó en la Unesco. Allí, Mas firmó un acuerdo con la directora general, Irina Borkova, que permite enviar a personal de la Generalitat, al margen de la representación del Gobierno, para abordar casos puntuales. El acuerdo no colma las expectativas del president, que quiere llegar a un estatus como el de Quebec con representación permanente en este organismo, pero argumentó que el principal impedimento es el Gobierno.
Mas intervino en el acto inaugural de la VIII Conferencia Global sobre desarrollo sostenible de la Unesco, donde reivindicó el papel de las regiones a la hora de impulsar una nueva economía más respetuosa con el medio ambiente. Posteriormente, tuvo una reunión con el presidente de la sociedad francesa del ferrocarril SNCF, que la Generalitat ve como un buen gestor de Cercanías. Sin embargo, hoy por hoy, la legislación no permite escoger el operador aunque el servicio esté traspasado. En definitiva, Mas aprovechó su viaje a París, fuertemente criticado por la oposición, para preparar el camino hacia el estado propio, cuya consulta tiene «pocas posibilidades» de acuerdo con el Gobierno. Desde la «embajada» catalana, reinvidicó que la consulta soberanista es legal, «el problema no es la Constitución, sino la interpretación que se hace».
Aseguró que con «voluntad política» el Estado podría dar cumplimiento a su petición a través del artículo 150.2 con una delegación competencial, vía que se utilizó para los Mossos. Para Mas, el impedimento no es la Constitución sino «la voluntad cerrada de las instituciones del Estado».
✕
Accede a tu cuenta para comentar