Música
Simon Halsey: «El Orfeó tiene un sonido distinto a potenciar»
El afamado director del repertorio coral llega al Palau lleno de vitalidad
El nuevo director de los coros asegura que «no haré ninguna revolución, sino una evolución».
– ¿Qué le ha llevado a aceptar el reto de dirigir los coros del Orfeó?
– No lo veo como un reto, sino como un placer. Hace dos años vine aquí con Simon Rattle para dirigir el «Requiem» de Faure y fueron dos días magníficos, con un coro lleno de energía, entusiasmo y un sonido distintivo, diferente, pero excelente. He trabajado en todos los países del norte y por primera vez podré hacerlo con sol. Además, el Palau es un edificio único, no tengo que buscar fondos para la construcción de un auditorio como en Berlín. Tampoco tengo quecrear las bases de una escuela coral, porque aquí ya existe y la dirección de la casa es comprometida y eficiente, así que no lo dudé mucho.
– ¿A qué se refiere cuando dice que el Orfeó tiene un sonido distintivo?
– Viene de su larga tradición de ma´´s de 125 años de historia y puedes verla capturada en diferentes capas. Es un valor añadido. Además el lenguaje y donde colocan las vocales es diferente a los coros ingleses o alemanes. Aquí de principio tenéis el lenguaje en el lugar correcto. Es bueno que no todo suene igual, por supuesto, y es algo que se puede potenciar.
– ¿Qué es lo primero que ha hecho una vez se ha puesto a trabajar?
– Cuando llego a un país nuevo, lo primero de todo es empaparme de su tradición. Lo que hago principalmente es escuchar y aprender. En Berlín, yo era el único no alemán de la sala y tuve que impregnarme de su tradición, que en su caso puede pesar como una losa si hablamos de Brahms, Schumann, Bethoveen... Aquí haré lo mismo, y aunque trataremos compositores catalanes y españoles, empezaremos con un italiano, un francés y un americano.
– ¿Qué ha de modelar, sino mejorar, con el Orfeó?
– No habrá revolución, sino evolución del excelente trabajo desempeñado por Josep Vila. Tenemos que trabajar, por supuesto, el lenguaje, como mejorar la pronunciación y cómo conseguir explicar bien la historia que queremos contar. A partir de aquí se trabaja la entonación, la combinación, la armonía, y escuchar mejor y crecer a partir del excelente trabajo creado hasta ahora. Queremos contruir excelencia que atraiga a nuevos cantantes.
– ¿El Orfeó necesita nuevos cantantes?
– Necesitamos por lo menos doce nuevos catantes. En Londres empezamos igual. El primer año hice doce audiciones, pero fuimos ganando en reputación y ahora hago 200 audiciones anuales para nuevos cantantes del coro. Si abres las puertas de la casa y permites a cantantes entrar para participar con grandes directores, el efecto llamada es brutal.
– ¿Cómo fusionará su trabajo como director del Orfeó con la escuela coral?
– Es muy importante abrir puentes entre los diferentes coros y acercarlos para que el niño que tiene ocho años persevere hasta llegar al Orfeó. Si los unes en diferentes conciertos y los pones a trabajar con grandes directores puedes conseguir ese vínculo. En Londres veías a niños de ueve años haciéndose selfies con Rattle y sabías que eso era algo que recordarían toda la vida.
– ¿Hasta qué punto estaba familiarizado con los compositores catalanes y españoles?
– Si le digo la verdad, tengo mucho que aprender en este aspecto y en mi primer año me dedicaré a estudiarlos en profundidad. Lo que sí haremos pronto es trabajar con compositores para que creen piezas para la fusión entre los diferentes coros. Primero tengo que abrirme una cuenta corriente y buscar piso, y lo siguietne es empaparme de esta magnífica institución.
– ¿Qué le llevó a dedicarse en cuerpo y alma al mundo coral?
– Es una historia aburrida. Mi padre era un famoso director de coros, amigo de Benajmin Britten. A los ocho años me enviaron a Oxford a estudiar canto y durente 13 años canté todos los días. Tenía 21 años y lo único que sabía de la vida era la música coral. La evolución fue lógica. Es curioso porque éramos 16 niños que entramos aquel año en Oxford. Mi mejor amigo es hoy un compositor muy rico y famoso. Los demás ahora son compositores, directores de orquesta o profesores de música, lo que dice mucho de la implicación y entusiasmo de aquel primer profesor que consiguió que todos nos enamorásemos de por vida de la música. Esto es lo que quiero conseguir en el Palau. Que los niños que empiezan ahora con siete, ocho años se entreguen de por vida a la música. Es lo que me haría más satisfecho.
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