El PP deplora el «sectarismo» de CiU por no darle su apoyo con el espionaje

Alicia Sánchez-Camacho se ha sentido desamparada por el Gobierno de la Generalitat. Después de sufrir un caso de espionaje en el restaurante La Camarga, donde se pinchó la conversación que mantuvo en julio de 2010 con Victoria Álvarez (ex amante de Jordi Pujol Ferrusola), la presidenta del PP catalán esperaba alguna atención por parte de la administración autonómica, pero no ha recibido ni una llamada ni un mensaje. «Han pasado 13 días desde la publicación en la Prensa del espionaje del que he sido víctima y ni el presidente de la Generalitat ni ningún consejero de su gobierno han sido capaces de ponerse en contacto conmigo», denunció Sánchez-Camacho.

Sólo maledicencias

La dirigente popular esperaba otro comportamiento por parte de los gobernantes de CiU, pero a la vista de su inhibición, su conclusión es clara: «Les ha cegado el sectarismo y no han estado a la altura». «Lo lógico en cualquier situación de esta gravedad es que el Govern, al enterarse de que ha sido espiada una diputada que preside un grupo parlamentario que representa a medio millón de catalanes, se interese, se ponga a disposición y se comprometa a saber qué ha ocurrido», razonó Sánchez-Camacho, indignada porque «no ha ocurrido nada de eso, nada de nada aparte de extender maledicencias».

Desde el pasado lunes, Sánchez-Camacho no comparecía ante los medios, pero ayer, en la escuela de invierno del PP catalán no se mordió la lengua. «Quienes han intentado hacerme daño se han equivocado, estoy más fuerte que nunca», dijo en alusión a los que han pretendido perjudicar su carrera política.

Hasta el momento, Sánchez-Camacho ha presentado una denuncia ante la Policía, pero el lunes tomará más medidas judiciales. «Resulta sospechosa la insistencia de algunos de que los Mossos d'Esquadra participen en la investigación. Si he presentado la denuncia ante la Policía Nacional es porque son ellos los competentes en seguridad privada», recordó. La presidenta del PP catalán se preguntó por la insistencia en involucrar a los Mossos en la investigación –cosa que ya se ha producido después de las denuncias de Joana Ortega y de Josep Lluís Carod-Rovira, sobre quienes la agencia de detectives Método 3 también elaboró informes– se debe al intento de controlar la información. Dicho esto, se cuestionó por si CiU está buscando la Cataluña independiente para «comprar a la Justicia y que no haya libertad».