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Enmanuelle Pirotte: «Las derivas del nazismo nos acechan»

Su estreno en la narrativa ha sido un éxito en Francia, «Hoy aún estamos vivos», una obra que ahora llega a nuestras líbrerías

Emmanuelle Pirotte, escritora
Emmanuelle Pirotte, escritoralarazon

Su estreno en la narrativa ha sido un éxito en Francia, «Hoy aún estamos vivos», una obra que ahora llega a nuestras líbrerías.

–«Hoy aún estamos vivos», editada por Grijalbo, una obra en la que nos traslada hacia la II Guerra Mundial, con un encuentro emocionante y emocionado entre una joven víctima judía y un verdugo nazi. La obra ha tenido un gran éxito, sobre todo en su país, en Francia. ¿Se imaginaba un debut así? ¿Esto lo hace más difícil para enfrentarse al segundo libro?

–Para nada. Ha sido una sorpresa total. Respecto al segundo libro, no tuve ese problema porque empecé a escribirlo antes de la publicación de la primera novela. Como no tenía expectativa por ese libro inicial, trabajé absolutamente relajada, sin ningún tipo de presión.

–¿Cómo surge esta historia protagonizada por Renée, una niña judía de siete años, y Mathias, un soldado nazi?

–La primera idea que tuvimos para esta historia –en un principio un guion a cuatro manos escrito con mi marido– se remonta a hace ocho años. Mi marido y yo teníamos ganas de contar la historia de una niña escondida porque los dos teníamos experiencias familiares o vínculos con el tema. Durante cuatro años trabajamos en el guion del largometraje, pero costaba mucho poner en marcha la película, la cosa no avanzaba. Así que decidí transformar todo eso en un libro.

–Tal vez el hecho que el libro parte de un guion hace que el ritmo que usted le ha dado sea casi cinematográfico.

–Sí, claro. Creo que la trama de la novela uno percibe esa huella del cine. Hay mucho diálogo, un ritmo cinematográfico que no es ajeno al guion...

–El relato de «Hoy aún estamos vivos» transcurre en la II Guerra Mundial, pero uno tiene la sensación de que podría trasladarse también a Bosnia o Siria.

–Es una pregunta que me suelen hacer los periodistas y los lectores. Sin duda eso es porque hay algo universal y atemporal en la relación entre Renée y Mathias. Para mi marido y para mí era muy importante que esta historia transcurriera durante el nazismo y no durante otra guerra, como la civil española. Creo que el nazismo desgraciadamente encarna de la manera más cruda en el consciente colectivo toda la deriva posible de un régimen fascista. Son los propios nazis los que dramatizaron y pusieron en escena sus locuras, sus ideologías... Todo lo que pasa después en Europa queda impregnado de ese imaginario, de esas representaciones que ellos pusieron. Sé que es una respuesta larga, pero quiero que quede claro que Renée y Mathias son símbolos, pero también seres de carne y hueso. Creo imposible encontrar símbolos tan potentes e irreconciliables en la historia reciente europea.

–Es un tema universal, como ha subrayado, pero atemporal. ¿Cree que todavía perduran esas heridas en Europa?

–Efectivamente es una historia tan reciente. Hay supervivientes de esos niños que estaban escondidos durante la guerra. Antes de venir a Barcelona he estado presentando el libro en Alemania. Allí percibes que siguen en un estado de mea culpa, un gran sentimiento de culpabilidad. Así que todo sigue en carne viva. Retomando lo que me preguntaba, es verdad que eso es lo que explica el éxito que ha tenido la novela.

–¿Qué opinión tienen en Alemania de una novela en la que se habla de su pasado más triste y oscuro?

–En Alemania el libro está teniendo éxito. Con los alemanes el tema es difícil. A ver, en mis encuentros con lectores los noto emocionados, pero no acaban de expresar el cómo y el por qué de ese sentimiento.Sí puedo decirle que una de las cartas más bonitas que he recibido es la que me escribió mi editor alemán donde, entre líneas, noté un agradecimiento por haber puesto cara al nazismo. Me dio la sensación que eso era algo que solamente se podía hacer desde fuera.

–Me gustaría preguntarle por el lector francés, sobre todo teniendo en cuenta el auge de la ultraderecha en su país.

–Cuando salió el libro, no estábamos en elecciones presidenciales. Marine Le Pen no tiene los caballos de batalla de su padre, hasta el punto que no se presenta como alguien antisemita. Lo que el libro plantea desde un punto de vista histórico me cuesta mucho relacionarlo con el auge de la ultraderecha. Ahora bien, en términos más generales, si reflexionamos sobre el fascismo, desgraciadamente es de suma actualidad. Las derivas del nazismo son un espejo que nos acechan en los partidos de ultraderecha y los extremismos fundamentalistas islámicos.