«Es un reto que las administraciones reconozcan el servicio que hacemos»

–¿Cuál ha de ser el papel de las universidades en un mundo tan global?

–Con toda probabilidad, el papel que durante estos últimos años han ido haciendo pero adaptado a los nuevos retos. La universidad siempre ha sido el entorno más idóneo para la formación superior y para la investigación, lo que pasa es que ha fecha de hoy esto se ha ido transformando, de modo que la formación superior no solamente ocurre desde los 18 años a los 24, sino que las personas cuando acaban sus estudios y encuentran trabajo, vuelven a la universidad, y es evidente que lo que piden a las universidades es una formación distinta que la formación clásica. Además, antes las universidades formábamos a personas de nuestro entorno geográfico más cercano y estas personas cuando acaban la unviersidad mayoritariamente trabajaban en ese entorno geográfico, sin embargo ahora formamos a personas de aquí y de fuera que luego van a trabajar fuera o aquí. Así, este entorno más de internacionalización está impactando de modo importante en las universidades. Igual ocurre con la investigación, que cuando el entorno en el que se desarrolla se va ensanchando, automáticamente la competencia deja de ser local para pasar a ser global.

–La Universidad Ramon Llull se define comolibre, de inspiración cristina y su lema es «Se y saber», pero ¿cuáles son sus rasgos identitarios? ¿Qué modelo de aprendizaje promueve?

–Nace a partir de instituciones que ya desarrollaban tarea universitaria desde hacía años . Con lo que los rasgos de la Universidad Ramon Llull son los rasgos y características de sus instituciones, que coincidieron en el tiempo y en el lugar y se dieron cuenta que compartían muchas cosas. Es evidente que damos prioridad a lo que es la formación de las personas. Siempre decimos que no nos contentamos con formar a buenos profesionales, sino lo que queremos es formar buenas personas. Lo que intentamos es central el proceso de enseñanza y aprendizaje en la persona y hacerlo desde nuestros valores, los valores del humanismo cristino, que en definitiva son los valores de la cultrua europea actual.

–¿En qué se refleja esa inspiración cristiana?

–Esto debe ser una parte del A.D.N. No hay que explicitarlo prácticamente en nada pero sí debe estar implícito. Cuando hablamos de los valores del humanismo cristiano, son esencialmente los valores de que han construido nuestra sociedad actual europea. Sea el respeto , sea la persona en primer lugar, sea el ser parte de la tecnificación y los conocimientos...Insisto que no ha de ser algo que deba ser explicitiado, sino que exista implícito en las maneras en las que se están haciendo las cosas. Un ejemplo claro: ¿vale todo en investigación? Pues seguramente no vale todo.

-La Universidad Ramon Llull tiene una estructura federal, algo muy singular en el mundo universitario. ¿Qué ventajas aporta?

-La Universidad Ramon Llull, ya desde sus inicios, decidió que todas aquellas competencias que una universidad debe tener centralizadas, que deben ser decididas conjuntamente en los órganos de gobierno colegiados, la Universidad Ramon Llull las tendría. Son decisiones y criterios que se toman de forma compartida. Sin embargo, aquellas decisiones que no necesariamente deben tomarse de modo centralizado, sino que se pueden hacer de forma distribuida, pues por qué no. El ejemplo más claro: cuidar de una infraestructura, lo que probablemente se hace mucho mejor de cerca que de lejos, de un modo descentralizado que de un modo centralizado. Es un modo de administración que en aquello que se considera que se hace de modo más eficaz de manera cercana al propio administrador, se hace así. Este modelo funciona: da agilidad y, a la vez, mecanismos de control.

– ¿Cómo se hace investigación en una universidad privada?

-Con mucho esfuerzo. Nuestro modelo de financiación se basa esencialmente en las matrículas de los alumnos. Al ser una universidad sin ánimo de lucro no tenemos ayudas procedentes del sector público de modo cuantioso. Así, sólo se hace si se cree que una misión fundamental de la universidad es la investigación. Durante la crisis, cuando el número de alumnos bajó, uno se plantea qué hay que dejar de hacer, cómo se puede equilibrar las cuentas y uno llega a la conclusión de que no hay que dejar de hacer lo que es primordial y consieramos como tal el tema de la investigación. De hecho, en los últimos años hemos estado creciendo del orden del 10% anual en las publicaciones científicas indexadas. Llevamos la investigación en la misión fundamental de la universidad.

–Además, ha adquirido en los últimos tiempos un compromiso con la internacionalización. ¿En qué consiste?

–Consiste en reconocer que cada vez más hay gente interesada en venir a estudiar, a la que vez que ciudadanos de nuestro país están interesados en salir fuera. El primer paso es reconocerlo y luego, intentar dar una política de internacionalización a la universidad que consiste en hacer convenios con universidades de fuera, programas en lengua extranjera...

–Este año celebra su 25º aniversario. ¿Qué retos afronta ?

-Los retos de futuro son muy compartidos por todas las universidades de nuestro contexto y son principalmente cuatro: uno, el de la globalización , que hace que no tengamos un público cautivo y haya una movilidad muy elevada. Es un reto porque podemos perder estudiantes, pero también es una oportunidad porque podemos captar talento de otras partes del mundo. El segundo reto es el del impacto de las nuevas tecnologías y probablemente el rol del profesor está migrando de una persona que 50 años atrás dictaba la clase a una persona que, a fecha de hoy, lo que hace es acompañar al estudiante en su proceso de aprendizaje, lo que es más complicado. Otro reto es el de la investigación y el último, es que la sociedad y las administraciones púbicas reconozcan la calidad del servicio público que realizamos las univeridades privadas y no hablo solo de financiación.

–¿Cree que hay exceso de universitarios?

–Cuanta más formación, menor paro. Si el debate es si hay una sobrecapacitación por los lugares de trabajo que se están ofreciendo, no es problema de la universidad, sino del sector ocupacional. Deberíamos aspirar a competir, no por el turismo o nuestro clima, sino por competir con economías basadas en el conocimiento y desde las universidades dedemos desarrollar nuestro rol de empujar para que el propio sector económico se mueva en ámbitos basados en la innovación y demás.