Crítica de libros

Hablando con Matisse

Confluencias publica en dos tomos la entrevista desconocida que el gran pintor concedió en 1941 a Pierre Courthion

Un extraordinario autorretrato de Henri Matisse realizado en 1937
Un extraordinario autorretrato de Henri Matisse realizado en 1937larazon

Confluencias publica en dos tomos la entrevista desconocida que el gran pintor concedió en 1941 a Pierre Courthion.

No es frecuente que aparezcan grandes materiales inéditos de aquellos artistas que parecen que lo han dicho todo, al menos con el pincel. Cuando esto ocurre, nos encontramos con algo parecido a un acontecimiento. El escritor y crítico de arte Pierre Courthion supo poner en negro sobre blanco sus impresiones alrededor del trabajo de algunos de los creadores más destacados del pasado siglo, de Duchamp a Dalí pasando por Artaud o Giacometti. Fue él quien se encargó de trabajar en uno de los proyectos más importantes relacionados con uno de los gigantes de la pintura.

En 1941, Henri Matisse era un hombre enfermo, alguien que había pasado por una intervención quirúrgica delicada que lo había salvado. Albert Skira, uno de los mejores editores que ha tenido el arte, fue uno de los visitantes regulares del convaleciente Matisse, imposibilitado en esos días de poder dedicarse a la pintura. Skira pensó que podía ser el momento de convertir las andanzas del pintor en una autobiografía, algo en lo que era indispensable la ayuda de un autor que conociera estos menesteres. El elegido por el editor fue Pierre Courthion.

«Me vi con Henri Matisse el sábado 5 de abril de 1941, en el Grand Nouvel Hôtel de Lyon. Acababa de salir de una clínicia en la que había permanecido en completa soledad durante tres meses después de una importante operación. “¿Ya va todo bien? ¿Qué tal su apetito?”, le pregunto mientras me aproximo al sillón en el que se encuentra. “Me comería las mesas si no fuesen cuadradas”, responde sonriente». Así empieza Courthion su texto, el resultado de las diez sesiones de extensas y sinceras conversaciones con el viejo Matisse, un inicio prometedor, pero que acabó siendo una pesadilla para el escritor, pese a sus evidentes buenas intenciones.

A lo largo de las entrevistas, Matisse fue exponiendo su vida, sus andanzas en el mundo del arte con una sinceridad fuera de dudas, remontándose en un primer momento a sus trabajos para los Ballets Rusos. Pero estaba, ante todo, el hacer balance porque «ahora percibo la vida de un modo completamente diferente. Me resultaba natural padecer cierto sufrimiento físico, a pesar de las numerosas dificultades a las que he tenido que hacer frente para ganarme la vida. Todos terminamos teniendo esos problemas. Hasta la operación, mi vida me parecía obra de una sola pieza. Pensé en todo aquello antes de la operación y me dije que, al fin y al cabo, en caso de que la operación no saliera bien, habría aportado mas que la mayoría de los seres humanos y estaba preparado para morir». Pero todo salió bien y «hoy percibo el tiempo de una forma totalmente distinta a como lo hacía antes de la operación».

El libro nos aporta valiosísimas reflexiones sobre su pintura, pero también sobre aquellos personajes que marcaron la trayectoria del artista, como Picasso o los colecciones Leo y Gertrude Stein. Pero lo más interesante es constatar que el autor no omite los secretos para su creación artística. En este sentido, por ejemplo, resulta muy atractivo leer la respuesta de Matisse cuando Courthion le dice que su objetivo se acerca más a laverdad que a la exactitud. «Así es. Cuando tengo un modelo, lo primero que hago es un retrato literal, casi fotográfico. Me empapo de la personalidad, del carácter del modelo. Es entonces, cuando siento que ya existe una conexión, que me pongo manos a la obra», dice el maestro.