Juan Carlos Ortega: «Einstein es el Beethoven de la ciencia»

Acaba de publicar «El universo para Ulises» (Planeta), una obra en la que realiza un trabajo de divulgación tratando de explicar el universo a su hijo. ¿Cómo surge la idea?

– La idea del libro es previa al nacimiento de mi hijo. Siempre he tenido mucho interés por la ciencia, la cosmología, la física... Siempre me ha parecido ridículo aprender algo para mí mismo. El hecho de contar lo que yo sabía, en mi caso, era automático. Desde joven me interesa la ciencia, pero no había encontrado a nadie que me generase el deseo suficiente para contarle todo lo que sabía hasta que nació mi hijo hace cinco años. El libro no está escrito para él ahora sino para cuando sea mayor. Es para adultos o niños grandes.

– El libro recuerda a la labor de divulgación que realiza en el programa de la 2 «La mitad invisible».

– Es un mismo mecanismo, pero con la diferencia que en «La mitad invisible» soy presentador simplemente, pero si acepté hacer ese programa es porque me gusta dar a conocer cosas que uno aprende. De todas formas, éste es un libro en el que se dan a conocer conocimientos desde un punto de vista personal, con reflexiones propias. Es una historia de la ciencia de 2.500 años para aquellos que no saben nada.

– ¿Conocemos bien el universo?

– No, para nada. El ser humano medio no lo conoce, incluso diría que ni los científicos. Eso no es algo desagradable. Es muy bonito sentir ese misterio ante lo desconocido. Uno de los mayores placeres que se pueden sentir es el de la perplejidad ante el misterio. En este libro, sin embargo, se da a conocer lo que ya sabemos.

– Resulta inevitable pensar en Sagan leyendo «El universo para Ulises». ¿Lo tuvo en cuenta?

– La lectura de su libro «Cosmos» y su serie ha tenido en mí una influencia brutal. Sagan era divulgador que mezclaba el conocimiento riguroso con la poesía.

– En el libro aparecen personajes fascinantes, como Aristarco de Samos.

– Postuló antes que nadie que la Tierra no es el centro del universo y lo hizo de manera intuitiva.

– No oculta su fascinación por Albert Einstein.

– Fue el Beethoven de la ciencia porque tiene un pie en cada época. Fue clásico y moderno. Es clásico por su concepción del universo, pero al mismo tiempo creó la relatividad.