Barcelona
L’Olivé renueva su clasicismo para adaptarse a los nuevos tiempos
El restaurante, que abrió sus puertas en 1984, ha actualizado su cocina, siempre respetando su tradición mediterránea, así como su estética
El restaurante, que abrió sus puertas en 1984, ha actualizado su cocina, siempre respetando su tradición mediterránea, así como su estética.
La marca L’Olivé lleva ya 34 años en la cúspide de los restaurantes de referencia en Barcelona, pero para ello el establecimiento ha tenido que ir adaptándose a los nuevos tiempos. «Hay mucha competencia y ello obliga a estar al día», asegura Oriol Olivé, consejero delegado del grupo. En este sentido, hace unos tres meses el restaurante se sometió a una «reforma estética y decorativa, pero también de cocina en cuanto a los procesos, la ejecución, el acabado de los platos y la variedad de la carta», explica el propietario.
«L’Olivé ha sido siempre un restaurante de cocina catalana muy muy tradicional, pero ahora hemos querido actualizar nuestra oferta», apunta Oriol Olivé, quien señala que la principal premisa en cocina es «explotar mucho el producto de temporada, lo que ofrece el tiempo, la cocina de estacionalidad». Por su parte, el chef César Pastor, apunta que «ahora trabajamos una cocina catalana y mediterránea contemporánea en cuanto a procesos y acabados, con una pincelada actual, pero huyendo de los vanguardismos». «Es una cocina muy limpia y transparente, en la que enfatizamos más que nunca el producto y en este sentido, nosotros intervenimos para enfatizarlo, no para ocultarlo». en la misma línea, Oriol Olivé recuerda que «maquillamos poco el plato en el sentido de emborracharlo». Esta actualización de la cocina, tal y como comenta César Pastor, se fundamenta en «el respeto a las cocciones, los contrastes de texturas, el emplatado, el aligerar las salsas pesadas...».
Pero esta renovación en la cocina ha ido también asociada a una actualización y ampliación de la carta, que se ha ampliado con alguna propuesta de marisco, algo de pescado y las tortillas al Josper. Además, en cuanto a la repostería, que se elabora toda «in situ», se ha reducido el número de postres en la carta, pero «ahora están mejor acabados y trabajados», asegura el chef. Así pues, en LOlivé el comensal puede disfrutar de unos entrantes a compartir, para a continuación seguir con el marisco de las Rías, sus singulares tortillas, los tártares, el pescado, los arroces y la carne. Además, a diario y según el producto del día, a la oferta tradicional se suman algunas sugerencias.
En cualquier caso, tal y como señala Oriol Olivé, «el cambio en cocina ha sido elegante y sutil y nuestros clientes lo han aceptado bien porque confían en lo que hacemos, porque saben de nuestra calidad y buen servicio». «Nos preocupamos mucho del cliente», asegura.
Pero el cambio de L’Olivé no solo ha tenido la cocina como escenario, sino que también se ha sometido a un actualización en lo que a su aspecto se refiere.
Ambiente renovado
«Ahora hemos hecho un espacio mucho más cálido, con rincones íntimos, que se pueden enfatizar o diseminar según las circunstancias gracias a los bancos, y hasta cuatro salones privados», comenta al respecto el consejero delegado del grupo para a continuación añadir que «si bien antes era un restaurante de los años 90, con la renovación sigue siendo un ambiente clásico pero actual».
Así pues, L’Olivé mantiene su aire elegante y acogedor, con un gran ventanal que da a un patio y garantiza luz natural todo el día y un sutil juego de espejos que da amplitud al espacio. Su cocina abierta y los expositores en los que se muestra al cliente el producto fresco refuerzan la honestidad y transparencia del establecimiento, en el que predomina el color verde. Los jarrones y las plantas, así como las baldosas de sus paredes contribuyen a dar al espcio un aire singular y acogedor.
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