Arte, Cultura y Espectáculos
La Biblioteca de Catalunya adquiere el archivo de Sebastià Gasch
El fondo documental contiene epistolarios inéditos del crítico de arte con Dalí, Miró o Lorca
El fondo documental contiene epistolarios inéditos del crítico de arte con Dalí, Miró o Lorca.
La Biblioteca de Catalunya ha adquirido uno de los fondos más importantes para conocer las vanguardias históricas. Se trata del fondo documental de Sebastià Gasch, el importantísimo crítico de arte, nombre clave para conocer lo que ocurrió en los años 20 y 30 en Cataluña. Hablamos de documentos que en contadas ocasiones han podido ser consultados por los especialistas, especialmente por ser un testimonio de primera mano sobre los inicios artísticos de nombres como Dalí, Miró, Lorca o Calder, entre muchísimos otros.
Rara vez se ha podido ver algún documento del archivo de Gasch. Sí ha habido excepciones, como la exposición monográfica que le dedicó en octubre de 1997 la Fundació Joan Miró de Barcelona con motivo de su centenario. Los herederos del crítico de arte también han dejado algunos documentos para la muestra «Manifest groc. Dalí, Gasch, Montanyà y el antiarte», en 2004, también en la Fundació Miró y, como en la citada anteriormente, comisariada por Joan M. Minguet Batllori, el historiador que más ha estudiado a Gasch. Algunos documentos lorquianos, propiedad de los herederos de Gasch, se enseñaron públicamente en la gran antológica dedicada en 1998 al centenerio del poeta granadino. Y poco más. Nos referimos a un archivo fundamental. En el caso de Salvador Dalí, por ejemplo, con quien redactó junto con Lluís Montanyà el mítico «Manifest Groc», se sabe de la existencia de más de un centenar de misivas. El pintor confiaba totalmente en Gasch y con él compartía sus obsesiones en larguísimas misivas. Ambos colaboraron en varios proyectos, como el citado «Manifest Groc» o en la muy vanguardista revista «L’Amic de les Arts». Pero la relación entre ambos acabó en una violenta carta de un Dalí ya metido de lleno en las vanguardias y que iba encabezada con un contundente «Imbécil Gasch».
Igualmente el archivo de Gasch contiene varias decenas de cartas con Joan Miró, a quien había conocido el crítico de arte en 1918 en el Cercle Artístic de Sant Lluc. A lo largo de su vida, Gasch dedicó numerosos artículos al artista, manteniéndose fiel al amigo en todo momento. El contacto entre ello nunca se rompió y Gasch publicaría en 1963 una excelente monografía dedicada a Miró en 1963 en la colección de biografías populares editadas por Alcides. Cabe decir que de la mano del pintor catalán, Gasch pudo conocer a Alexander Calder, el gran creador estadounidense con quien también mantuvo un epistolario aún inédito.
Cabe decir que el mismo Sebastià Gasch se desprendió en ocasiones de algunos de los documentos que guardaba. El editor Gustavo Gili le compró algunos de los dibujos y de las cartas que tenía de Federico García Lorca, con quien mantuvo una cálida amistad en los años 20. Esos documentos fueron posteriormente adquiridos en Londres, durante la posguerra, por Rafael Martínez Nadal, un íntimo amigo y colaborador del poeta granadino. Igualmente, en 1998, la extinta Casa de Subastas de Barcelona, una firma dedicada a la venta de libros y manuscritos, ponía en manos del mejor postor algunas cartas de Miró y Dalí a Gasch. Pese a estas excepciones, lo que queda es muy importante, un legado documental valiosísimo y que afortunadamente ahora será accesible para todos los estudiosos. Además de los nombres citados, el archivo también tiene muestras de las cartas de Gasch con nombres como Àngel Ferrant, Antoni Tàpies, Rafael Barradas, Joan Ponç, Leandre Cristòfol, Vicente Escudero o Jorge Guillén, entre muchos otros.
La institución que acoge estos papeles, y que todavía no ha anunciado cuándo presentará públicamente este fondo, se encuentra en uno de los escenarios más importantes en la vida de Sebastià Gasch. La Biblioteca de Catalunya está muy cerca de lo que fue el Barrio Chino, un lugar en el vivían y sobrevivían cafés, bares y cabarets en los que Gasch se sentía como pez en el agua, algo que recogía en sus crónicas. Seguro que estaría contento de que sus papeles estuvieran a pocos metros de aquellos locales en los que coincidía con Carmen Amaya, Alady o La Chunga.
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