Teatro

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La linterna mágica de Sergi Buka llena de misterio el TNC

En el montaje «Lucis et Lumbrae» el ilusionista une en escena la música de Jordi Sabatés y la dramaturgia de Victoria Szpunberg

Las imágenes que proyecta la linterna mágica son las grandes protagonistas del espectáculo, bien vestidas con la música de Jordi Sabatés
Las imágenes que proyecta la linterna mágica son las grandes protagonistas del espectáculo, bien vestidas con la música de Jordi Sabatéslarazon

Una mano que se abre, que hace bailar los dedos y que se convierte, tras un juego con la luz y las sombras, en una graciosa oca de pico torvo, una especie de ganso lívido que canta y ruge y dice: «Vigilad, incrédulos, vuestras certezas, porque puedo llegar a ser más real que todos vosotros y llenaros de delirios y pesadillas».

Una mano que se abre, que hace bailar los dedos y que se convierte, tras un juego con la luz y las sombras, en una graciosa oca de pico torvo, una especie de ganso lívido que canta y ruge y dice: «Vigilad, incrédulos, vuestras certezas, porque puedo llegar a ser más real que todos vosotros y llenaros de delirios y pesadillas». En el siglo XXI, esta amenaza sólo sería un juego de feria, pero en el siglo X, toda imagen en movimiento era un diabólico cuerpo tan fantasmal como terrorífico. Con la aparición de la linterna mágica en 1659 , primer antecedente del cinematógrafo, la proyección de imágenes se convirtió en un fervor, una fiebre que se extendía en todos aquellos que lo veían. ¿Quién pudiese borrar el bombardeo de imágenes que hemos sufrido desde nuestro nacimiento y sentir esa arcana sorpresa?

El ilusionista Sergi Buka busca recuperar esa fiebre original de los que vieron aquellas primera imágenes con «Lucis et Lumbrae», su nuevo espectáculo en que vuelve a utilizar la linterna mágica como pieza fundamental de su montaje. Acompañado en escena por la música de Jordi Sabatés, y con la mano firme de la dramaturgia de Victoria Szpunberg, consigue que recuperemos esa inocencia y explotarla para el asombro y la poesía. «Con la linterna mágica de principios del siglo XVIII comienza a generarse un nuevo concepto de imagen. Este concepto es el que queremos comparar con el que tenemos hoy en día, en un mundo en el que estamos ahogados por imágenes, a las que damos demasiada importancia», sentencia Xavi Martínez, director del espectáculo.

La Sala Petita del Teatre Nacional de Catalunya (TNC) acoge este inusual montaje del 25 de mayo al 4 de junio para demostrar que la magia existe y no sólo eso, que la realidad que la sustenta no es más que su mejor truco.La obra cuenta la historia de «tres hermanas que gracias a un caleidoscopio se pierden en tres épocas históricas: el pasado, el presente (que no es lo mismo que la actualidad) y el futuro», indica Szpunberg.

A partir de aquí, el tiempo se rompe, todo se vuelve extraño, la causalidad se convierte en casualidad lírica y el público queda hechizado como aquellos señores que veían por primera vez la magia fantasmal de la linterna mágica. «Siempre nos interesó mostrar cómo la linterna nos sirvía para reflexionar cómo percibimos nuestro entorno, porque nos obliga a otra percepción del tiempo y de la imagen a la que no estamos acostumbrados», añade Szpunberg.

La mezcla entre teatro, magia y música crea un misterioso todo homogéneo que hace de la obra una especie de grito que rompe el cielo y deja ver lo invisible. «Los artistas que utilizaban la linterna mágica pintaban sobre vidrio auténticas obras de arte que representaban los miedos de la gente, pero también sus sueños e ilusiones. Eso es lo que hemos hecho nosotros», asegura Buka. A partir de octubre, la obra viajará a Sant Boi, El Vendrell y Sant Andreu de la Barca, entre otros.