Cómic

La mejor tienda de cómics del mundo

El Comic Con de San Diego premia a Norma Comics como la librería internacional más importante

El interior de la librería, un espacio de peregrinación para todos los aficionados del cómic / Archivo
El interior de la librería, un espacio de peregrinación para todos los aficionados del cómic / Archivolarazon

El Comic Con de San Diego premia a Norma Comics como la librería internacional más importante

Artero Martín esperaba en la calle Ali Bel, esquina paseo Sant Joan, a que llegase su padre con el coche, que cada sábado por la tarde dejaba al chico en la puerta de Norma Cómics y luego se iba a trabajar un poco a su despacho. «Te recojo en dos horas», le decía al chaval y le daba veinte euros para que se comprara lo que quisiese. Era su momento favorito de la semana. Con un cómic en la mano, el chico esperaba ahora sin tener mucha idea de qué hora podía ser. Lo cierto es que ya era de noche, lo que significaba que se había hecho tarde.

En ese momento, un hombre enorme, de extraño bigote y músculos a lo «te voy a matar, gorila en la niebla», apareció a su espalda y le empujó con violencia. «¡Se puede saber qué haces!», exclamó, con el niño saliendo despedido sin entender qué estaba pasando. «¿Perdón?», murmuró temblando, todavía aturdido, recogiendo el cómic que se le había caído al suelo. «Eres idiota o qué te pasa, no lo ves, soy un supervillano», dijo aquel hombre inflándose como si fuese el globo que bate récords en la estratosfera.

El niño lo miró acojonado y se preguntó que si ese hombre de verdad era un supervillano, entonces ¿él era un superhéroe? Miró a su alrededor, como si la vida estuviese encerrada en viñetas, pero no había ninguna razón para creerlo. Sin pensarlo dos veces, sin ni siquiera volver a mirarle otra vez, empezó a correr y se refugió de nuevo en Norma Cómics, ocultándose detrás de los números de los Vengadores. Allí se quedó, aterrorizado, esperando que Iron Man o Hulk saliesen de las páginas y le diesen a ese hombre su merecido.

Fueron los 30 segundos más largos de toda su vida, el tiempo que tardó la puerta de la librería a empezarse a abrir. «Sólo soy un niño, sólo soy un niño», pensaba mientras veía como le temblaban las manos. Pero entonces pararon de temblar. «No, soy un hombre, soy un hombre», se dijo y empezó a encontrar un poco de valor debajo de las axilas. Dejó de ocultarse detrás de los cómics y se acercó a la puerta. «Qué voy a ser un hombre, ¡soy un superhombre, un superhéroe!».

Al final, la puerta se abrió y allí apareció... su padre, Josep María Martín, con cara de querer arrancarle los ojos. «¡Qué te he dicho siempre, que me esperes fuera!», pero en ese momento el niño ya se había abalanzado encima suyo y le abrazaba como no lo había hecho desde los tres años. «Cuánto me alegro de verte, papá», dijo y lo arrastró fuera de la tienda, la mejor tienda del mundo, la mejor librería de cómics de todo el globo terráqueo, donde los supervillanos no podían entrar y los héroes te llevaban en coche a casa.

La librería barcelonesa Norma Còmics recibió ayer el premio Eisner a la «Mejor Librería Internacional», galardones conocidos como los Oscars de los cómics. El establecimiento, que este año cumple 35 años, es un espacio de peregrinación de los amantes de los cómics desde los años 80 y por sus pasillos se han visto a jóvenes que con los años acabarían por convertirse en los mejores dibujantes del mundo. «Es lo máximo que se puede esperar como librería», aseguraba ayer Germán Puig, encargado de la librería, que siente este espacio del paseo de Sant Joan, entre Ausias March y Ali Bei como un lugar mágico que aglutina cultura, pasión y entretenimiento.

Un Eisner nada menos

Los premios Eisner toman el nombre de Will Eisner, dibujante al que se le otorga el honor de haber inventado la novela gráfica y que creó con sus historias una nueva forma de asalto emocional al lector. Por ello, recibir un Eisner es como si te cubriesen de oro y te expusiesen en el Louvre como el mejor regalo de la humanidad. Como explicó ayer Puig, hace tres semanas fueron contactados por la organización que otorga los premios, la feria estadounidense San Diego Comic-Con, la más importante del sector, para comunicarles que se encontraban entre los 20 finalistas. Hace tres días se les confirmó que estaban entre las cinco librerías que habían llegado a la recta final, entre las que había otras de Estados Unidos, Canadá, Portugal y Irlanda. Y hoy a llegado el premio. Se lo merecen.