PSC
La relación con el PSOE tensa al PSC
Voces de los socialistas catalanes ponen en discusión el protocolo de relaciones con el socialismo español, mientras la dirección intenta no abrir más frentes.
Voces de los socialistas catalanes ponen en discusión el protocolo de relaciones con el socialismo español, mientras la dirección intenta no abrir más frentes dejando las decisiones sobre la investidura de Rajoy en manos de la militancia.
La dirección del PSC intenta desde ayer que las réplicas del terremoto político que sacude al PSOE no desvasten también a su frágil organización. Descartada la opción de un gobierno alternativo que propugnaba el dimitido Pedro Sánchez, la investidura de Mariano Rajoy ha ganado posibilidades en contra el deseo del PSC, que rechaza de forma inequívoca y unánime cualquier acuerdo con el PP. Sin embargo, la mayor parte de los barones del PSOE trabaja en esa dirección, lo que ha disparado las alarmas entre dirigentes del PSC. Todos se niegan a dar cobertura a un pacto con el PP, pero hay algunos –como la aspirante a primera secretaria, Núria Parlon– que ya velan armas y defiende romper el protocolo de relaciones que PSC y PSOE mantienen en el Congreso ante un eventual trágala de la gestora que ahora domina Ferraz.
La dirección del PSC intentó serenar este debate para no tener que atender más emergencias y subrayó que cualquier cambio respecto a la posición política que adoptó el comité federal del PSOE respecto a investir a Rajoy será sometido al voto de la militancia. El presidente del PSC, Àngel Ros, circunscribió el posicionamiento de Núria Parlon en la dinámica precongresual que mantienen los socialistas catalanes, que deben renovar su dirección y su estrategia política dentro de pocas semanas.
Ros se atrevió a asegurar que «el protocolo de relaciones entre PSC y PSOE no será prioritario en el próximo congreso de los socialistas catalanes», minimizando así este debate interno que el partido afronta cíclicamente. «El protocolo es lo que menos nos preocupa en este momtento», dijo el presidente del PSC, un hombre de la estrecha confianza del primer secretario, Miquel Iceta.
Los socialistas catalanes han salido muy perjudicados del tremebundo comité federal que protagonizó el PSOE el pasado sábado: Sánchez, a quien defendían a capa y espada, ha dimitido; la propuesta de gobierno alternativo se ha quedado sin recorrido; y su defensa de someter la decisión de la investidura de Rajoy a la militancia podría no salir adelante. «Habríamos querido que el pasado fin de semana no existiera», confesó con abatimiento el presidente del PSC.
Los socialistas catalanes no tienen más remedio que proseguir su travesía por el desierto con menos pertrechos. Quieren mantener el hilo con el PSOE pero no ir de la mano de los barones territoriales. Los socialistas catalanes se han negado por el momento a ocupar una plaza en la gestora, aunque ya han designado a cuatro dirigentes para mantener la comunicación con la dirección interina de Ferraz. Son Núria Marín, Antonio Balmon, Assumpta Escarp y Àngel Ros. Los cuatro insistirán día y noche en que la gestora no tiene legitimidad para imponer un pacto con Rajoy sin el aval de la militancia. En paralelo, la gestora trabaja con la convicción de que hay que evitar como sea unas terceras elecciones que destrozarían al PSOE.
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