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Las intimidades de Sant Pau

El libro «Sant Pau. Patrimoni modernista Barcelona» recoge alrededor de 300 fotografías del recinto ideado por Lluís Domènech i Montaner que cada año recibe 250.000 visitantes

Imagen de la fachada principal del recinto modernista de Sant Pau
Imagen de la fachada principal del recinto modernista de Sant Paularazon

La Sagrada Familia de Gaudí y el recinto modernista de Sant Pau mantienen un curioso diálogo, a penas 200 metros el uno del otro. Mientras que Gaudí consideraba que el ser humano podía salvar su cuerpo a través del alma, Lluís Domènech i Montaner estaba convencido que sólo a partir de un cuerpo sano podía curarse el alma.

La Sagrada Familia de Gaudí y el recinto modernista de Sant Pau mantienen un curioso diálogo, a penas 200 metros el uno del otro. Mientras que Gaudí consideraba que el ser humano podía salvar su cuerpo a través del alma, Lluís Domènech i Montaner estaba convencido que sólo a partir de un cuerpo sano podía curarse el alma. Por ello, el primero realizó una magestuosa catedral y el segundo el recinto hospitalario más grande y ambicioso de Europa. El 19 de marzo de 1882 se colocó la primera piedra de la Sagrada Familia. Dos décadas después, el 13 de enero de 1902 se ponía la primera piedra del Hospital de Sant Pau. Hoy se confrontan como espejos en el que cada uno proyecta la maravilla del otro, y eso es lo que ganan los barceloneses y el mundo entero. El alma y el cuerpo enfrentados por el arte y la arquitectura, es decir, la belleza como la verdadera unión entre el alma y el cuerpo.

La editorial Enciclopèdia Catalana acaba de publicar el libro «Sant Pau. Patrimoni modernista Barcelona» en el que se descubre la historia detrás del emblemático recinto y que recopila más de 300 fotografías de Robert Ramos que descubren todos los secretos y rincones de una edificación que en 2007 inició una rehabilitación para dejar de ser un hospital y se convierta en un gran centro cultural y social que atraiga a vecinos y turistas. Hoy día reciben más de 250.000 visitas anuales, cifra que va creciendo a medida que Sant Pau va aclarando sus nuevos usos. «Es difícil atraer a turistas a un hospital. Por eso lo hemos quitado del nombre, ya que no tiene esos usos», aseguró ayer Mercè Beltran, responsable del programa cultural del recinto y coeditora del libro con Anna Tetas.

Hospital sólo de hombres

La historia del Hospital Sant Pau está llena de anécdotas fascinantes, como que hubo un concurso para escoger el arquitecto del proyecto, que ganó Josep Domènech i Estapà, el arquitecto que ya ideó el Hospital Clínic, pero que no pudo realizar su trabajo porque «dijeron que no reunía las condiciones fijadas por el banquero Pau Gil, el mecenas del edificio y se lo dieron a dedo a Domènech i Montaner», asegura Beltran.

Pau Gil moría en París en 1896 y entre sus últimas voluntades se encontró la voluntad de construir un hospital, que acabaria por ser el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Entre las condiciones para su construcción estaba que fuera sólo un hospital para hombres, algo que no llegó a cumplirse nunca. Es más, los primeros enfermos fueron mujeres, principalmente porque en aquella época era un centro tan alejado y mal comunicado, que ni siquiera los médicos querían ir allí.

Todas estas historias se mezclan con la crónica del titánico trabajo de Domènech i Montaner, que ya había ideado el Palau de la Múscia. Suyos son once de catorce pabellones modernistas que actualmente son Patrimonio de la Humanidad. En realidad, el recinto llegó a tener 27 pabellones. Los trabajos de rehabilitación han posibilitado recuperar todos estos espacios, aunque todavía quedan tres cerrados. Para poder volver abrirlos se necesitan, prácticamente, seis millones de euros, con lo que es difícil que pueda recuperarse pronto todo el conjunto. Tampoco se necesita, lo que se puede visitar hoy es fascinante.