Badalona

Las obras de la línea 9 bloquean cuatro zonas de Barcelona

Los vecinos tienen que andar por aceras improvisadas por culpa de unas obras que están paralizadas
Los vecinos tienen que andar por aceras improvisadas por culpa de unas obras que están paralizadaslarazon

Las obras de la línea 9 del metro fueron prácticamente abandonadas en 2011. Las estrecheces presupuestarias de la Generalitat no dieron para más. No es de extrañar teniendo cuenta que se trata de una obra que en sus orígenes tenía un coste de 1.947 euros, pero que con el paso de los años se enfiló hasta los 16.000 millones. Una cifra inasumible para los tiempos que corren que, además, ha dejado un rastro de calles levantadas y plazas inservibles a su paso. Otros espacios, como la plaza Maragall, han conseguido una urbanización provisional. Las plazas de Lesseps y Sanllehy, además de las calles de Monges y Mandri (Sarrià) esperan su turno. Atrás queda la época en que la Generalitat presumía de estar construyendo la línea de metro más larga de Europa.

La línea 9 consta de cuatro tramos que unen las periferias de Barcelona desde el Llobregat hasta el Besòs cruzando por la parte alta de la ciudad. Las obras comenzaron en 2003 y después de este tiempo, de las 46 estaciones previstas apenas se han inaugurado una docena, casi todas ellas en Santa Coloma y Badalona. El poco dinero del que dispone la Generalitat parece encaminado a salvar los muebles en el tramo que une el aeropuerto con Barcelona.

El cuerpo central del trazado, sin embargo, de Zona Universitaria a Maragall, es poco menos que un cementerio ferroviario con algunas estaciones prácticamente acabadas (Lesseps o Guinardó) y otras que son apenas un dibujo en un mapa (Manel Girona o Sant Josep de la Muntanya). Hasta el propio túnel que recorrerá algún día la línea se resiente en este tramo. Mientras en los extremos ya está completamente acabado, aquí las tuneladoras se quedaron a medias. Tal y como se desprende de las preguntas formuladas por el PP al Ayuntamiento de Barcelona a las que ha tenido acceso este periódico el túnel del tramo central apenas está finalizado en un 43 por ciento

Y ahí es donde los vecinos de Barcelona han conseguido una modesta victoria. Hasta hace nada, sólo hacía falta recorrer el trazado de la línea 9 para descubrir como muchos espacios urbanos se habían, literalmente, evaporado. Ni rastro de las plazas de Maragall, Sanllehy, Joaquim Falguera, parte de Lesseps o de la calle Mandri. No sin cierto esfuerzo, la Generalitat se ha comprometido a retirar paulatinamente las grúas y los muros que han privado de esos espacios a los vecinos. Algunos ya lo han conseguido, otros tendrán que esperar un par de años para recuperar unas plazas que, en el mejor de los casos, serán poco más que losas de cemento cubriendo los pozos de obra. El colegio Sagrado Corazón en Sarrià no tendrá más remedio que seguir con parte el patio amputado.

Las novedades que se desprenden del departamento de Territorio a propósito de la línea 9 son más bien escasas. Con la entrada de Santi Vila en sustitución de Lluís Recoder, el conseller optó por reprogramar toda la obra., no sin antes retrasar la inauguración del único tramo previsto a corto plazo (del aeropuerto a Collblanc) hasta 2016.

«A excavar»

Así las cosas, el primer tramo de la línea, el ramal que une el aeropuerto y la Zona Franca, está prácticamente terminado, tanto el túnel como las estaciones. El segundo tramo, a su vez, que va desde la Zona Franca hasta el Camp Nou y se une con el primer ramal en el Gornal, tiene el túnel acabado y las estaciones prácticamente terminadas. En el otro extremo, con buena parte de las estaciones ya en marcha, apenas falta por finalizar las estaciones del metro y del AVE de La Sagrera. La parte más afectada es, por lo tanto, el mencionado cuerpo central. La estructura de las estaciones apenas está acabada al 39 por ciento y aún no se ha empezado a trabajar en las instalaciones.

Las críticas por la tardanza de la obra no han sido pocas. De hecho, hasta el consejero delegado de la patronal organizadora del Mobile World Congress, (GSMA), John Hoffman, reclamó, al menos, que la Generalitat diera prioridad al primer tramo de la línea. Hoffman lanzó una idea que tiene visos de convertirse en la única forma de acabar la línea de metro: «El que tenga una pala que empiece a excavar».