Cataluña

Mas pilota el congreso al estilo Pujol

El líder de Convergència tutela los trabajos de refundación de su partido, que hoy echará la persiana para dar paso a una nueva formación «soberanista». El ex presidente de la Generalitat multiplica sus contactos para imponer su modelo

Mas, en una imagen de archivo, se mantendrá como líder de la nueva CDC
Mas, en una imagen de archivo, se mantendrá como líder de la nueva CDClarazon

El líder de Convergència tutela los trabajos de refundación de su partido, que hoy echará la persiana para dar paso a una nueva formación «soberanista». El ex presidente de la Generalitat multiplica sus contactos para imponer su modelo.

Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) se despide hoy de la actividad política en un congreso que servirá para enterrar las históricas siglas del partido nacionalista y para alumbrar una formación cuyas verdaderas novedades están bajo sospecha. CDC echa la persiana habiendo sido durante la mayor parte de su historia un partido de autor. Jordi Pujol lo puso en marcha un 17 de noviembre de 1974 junto a un centenar de personas reunidas en Montserrat, coincidiendo con una concentración de seguidores del FC Barcelona que subieron a la montaña para ofrecer la Liga a la patrona de Cataluña. CDC concluye su actividad política, pero su personalidad jurídica deberá seguir en vigor, entre otras cosas, porque quedan casos judiciales por resolver.

Convergència se autodisuelve con varios objetivos. Uno, indisimulable, el de ahuyentar todo rastro de pujolismo. El hombre que se inventó un partido, el líder que dominó la escena política en Cataluña durante 23 años y que devoró a todos sus adversarios internos es hoy el gran proscrito. Su sucesor, Artur Mas, a quien Pujol ungió como heredero en el lejano enero de 2001, sigue hoy al frente de CDC.

Durante años, se broméo con el aplastante mando que ejercía el patriarca de Convergència. Se decía que en Cataluña mandaban tres personas: Jordi, Pujol i Soley (el nombre completo del fundador de CDC). Hoy, el chascarrillo podría adaptarse a su sucesor, puesto que en la Convergència actual también parece que manden tres personas: Artur, Mas i Gavarró.

El ex presidente de la Generalitat irrumpió el martes en la sala de prensa de CDC para anunciar sus intenciones y para definir el modelo de dirección que adoptará la nueva formación, cuyo nombre se decidirá esta noche sin que la militancia conozca tan siquiera las propuestas que ha pergeñado Mas con la ayuda del estudio de diseño de Claret Serrahima.

El líder de CDC propondrá una dirección basada en una bicefalia paritaria –al estilo de ICV– que saldrá adelante con toda seguridad. Mas ostentará la presidencia del partido y Neus Munté la vicepresidencia. Nadie duda de que los deseos del líder soberanista serán atendidos porque suyo sigue siendo el control.

En los últimos días, Mas ha intensificado los contactos para consensuar la lista de 12 personas que integrarán el segundo nivel de la dirección y que el congreso de la nueva formación votará dentro de dos semanas. Pesos pesados como Josep Rull, Lluís Corominas, Francesc Homs y Francesc Sánchez dejarán la dirección para visualizar un relevo de personas. Pero hay otros como Jordi Turull que quieren seguir en la primera línea y que cuentan con el todopoderoso aval de Mas.

La ideología

El cónclave que hoy comienza debe servir para bautizar al nuevo partido –con o sin alusión a las históricas siglas de CDC– y para sentar las bases ideológicas y organizativas. En las primeras sólo asoma una novedad y es que, por primera vez, el partido de Mas se autodefinirá como «soberanista». Los actuales estatutos de CDC hablan de «un partido nacionalista catalán, democrática, plural, humanista y progresista». Las nuevas bases se refieren a un partido «demócrata, catalanista, soberanista, europeísta y humanista que reivindica el progreso de Cataluña y de su gente».

Por lo demás, la nueva CDC aspira a ser una formación de centro amplio, «un partido transversal formado por personas de diversos orígenes, ideas y creencias». En realidad, la discusión ideológica no parece esencial, puesto que estas bases se resumen en un documento de apenas seis hojas que consagran el objetivo de convertir a Cataluña en «un estado independiente».

Más miga tienen las bases organizativas, cuya propuesta se basa en un documento de 42 hojas repleto de preguntas que la militancia debe resolver con un sí o un no. Con este sencillo procedimiento, Mas tiene todos los números para imponer, por ejemplo, que la dirección de 12 miembros se escoja en una sola lista y no uno a uno. Este punto provoca un gran malestar en sectores minoritarios que temen ser arrinconados por Artur Mas i Gavarró.

Puigdemont se mantiene al margen

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no está llamado a jugar ningún papel protagonista en la refundación de CDC. De hecho, Puigdemont se mantiene prácticamente al margen de este proceso, lo cual refuerza la idea de que su mandato será breve y que su intención es no alargar su vida pública. Ayer, el president se limitó a apalaudir a Artur Mas y sus ideas considerando que es una «muy buena fórmula» que el liderazgo de la nueva CDC recaiga en un tándem compuesto por Mas y por la consellera de Presidencia y portavoz del Govern, Neus Munté. En una entrevista en El Punt Avui Televisió, Puigdemont calificó a Munté como una persona muy solvente, y al ex presidente Mas como alguien con una gran «autoridad moral» en el partido. Cabe recordar en este punto que fue Mas quien escogió a Puigdemont como president.