Literatura
Petrarca canta al amor por primera vez en catalán
Miquel Desclot traduce la versión íntegra del «Cançoner» tras 20 años de esfuerzos
Miquel Desclot traduce la versión íntegra del «Cançoner» tras 20 años de esfuerzos
Aunque parezca mentira, Petrarca nunca escribió el «Cancionero» que le convirtió en el mayor poeta lírico del siglo XIV y el gran catalizador de una nueva forma de aproximarse a la poesía. Esto no quiere decir que no escribiera los poemas que recoge el libro, sino que, para el poeta italiano, esos poemas siempre fueron «Rerum vulgarium fragmenta», lo que quiere decir básicamente «fragmentos de cosas vulgares». ¿Pueden describirse como «cosas vulgares» la profunda intimidad del poeta ante Laura, su esquiva amada? ¿Es vulgar sus dudas sobre si ha perdido el tiempo con un amor imposible, si en realidad todo se limita a una estéril búsqueda de gloria literaria? Por supuesto que no, solo que para el propio poeta, al ser versos escritos en italiano, no podían acoger el excelso tratamiento del latín clásico. La vulgaridad de un tiempo, por tanto, es el sublime canto de otro. Tanto cambió Petrarca los tiempos.
La editorial Proa publica ahora, por primera vez en catalán, la versión íntegra del «Cançoner», un titánico esfuerzo que incluye 366 «fragmentos», con un total de 7.785 versos. El poeta Miquel Desclot ha dedicado más de 20 años en una aventura que ni siquiera en el noucentisme pudo llevarse acabo. En realidad, después de un primer impulso, con ayudas oficiales, para realizar el trabajo, tuvo que detener el proyecto durante 13 años debido al poco interés tanto público como privado. No fue más que la pasión, el ansia y anhelo de Desclot para ver finalizado el proyecto que le inyectaron con la determinación suficiente para culminar una de las deudas históricas culturales de la literatura catalán. «Con el catalán de la calle de hoy día no se puede traducir a Petrarca. Ha sido un esfuerzo titánico, que demuestra que la traducción es un género literario. Necesitas la humildad para saber que estás al servicio de otro autor, pero el orgullo de saber que estás haciendo algo original», afirma Desclot.
Con un catalán clásico, heredado de su propia madre, «que sabía de memoria poemas de Verdaguer y Segarra», Desclot ha realizado un excepcional ejercicio de estilo, dando luz e inmediatez a la inmortal obra petrarquiana. «Petrarca era un ser excepcional, del que a pesar de su gusto por la soledad, defendía la importancia de la amistad, con una correspondencia amplia que él mismo recopiló en un libro y que nos permite saber su vida. Era un hombre culto, que lo había leído todo, y que lo aleja de sus poetas contemporáneos», señala Desclot.
Su enamoramiento de Laura arranca en 1327, cuando empieza a escribir sus primeros poemas líricos. Los últimos se remontan a 1374, poco antes de su muerte, es decir, medio siglo de trabajo, toda una vida para recopilar esta gran obra.
Dividida en dos partes, la primera se centra en el proceso de enamoramiento y el dolor y frustración al ser consciente de la imposibilidad de dicho amor. La segunda se centra en la vergüenza de ese amor de juventud, de cómo reniega de la pérdida de energías y falta de dirección de sus afectos. «Al final pone en juicio tanto sus ansias de amor y reconocimiento, como su percepción ya madura de búsqueda de perfección espiritual. Petrarca concluye que los dos son igulamente aplaudibles», concluye Desclot.
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