Fórmula 1
Salvar al monseñor Carlos
El pequeño pueblo leridano de Sanaüja se une para evitar un relevo en su parroquia. La decisión final depende del obispo de La Seu d'Urgell
BARCELONA- Si el lema de la obra «Fuenteovejuna» de Lope de Vega era «todos a una», un relato sobre la unión de un pueblo contra un tirano, la pequeña localidad de Sanaüja (Lleida) se ha puesto de acuerdo para intentar que el monseñor Carlos siga al frente de la parroquia local. La decisión definitiva la tiene el obispo de La Seu D'Urgell, Joan Enric Vives, que es favorable a un relevo.
El argumento del arzobispado es que el probable sucesor, Jaume Majoral, puede ser el párroco de Sanaüja al mismo tiempo que de otros municipios de la zona. La escasez de curas en la zona es acuciante y se quieren rentabilizar todos los recursos, pero los vecinos se oponen frontalmente a este relevo.
Uno de los vecinos de Sanaüja, Pere, explica a LA RAZÓN que «queremos que monseñor Carlos se quede, porque está muy implicado con el pueblo, reformó el interior de la iglesia, que ahora tiene más luz, y se encuentra muy cómodo aquí con nosotros». El párroco llegó al municipio tres años atrás y según los vecinos ha dinamizado totalmente la vida religiosa de Sanaüja.
Sanaüja tiene sólo 400 habitantes. Los vecinos organizaron una recogida de firmas para salvar el puesto de monseñor Carlos, y ya llevan 330, casi toda la localidad. Se entregarán al arzobispado de La Seu d'Urgell, pero domina el pesimismo. «Creemos que el obispo no dará marcha atrás y se producirá el relevo», explica un resignado Pere.
«Siempre hemos tenido muy buena relación con el arzobispado, veremos lo que sucede, de momento haremos mucho ruido», añade. Los vecinos tienen la sensación de que el nuevo párroco «no se implicará tanto en la vida del pueblo ni con la iglesia, porque se tendrá que ocupar de oficiar misas en otros cinco pequeños municpios».
Insisten en que con únicamente tres años en Sanaüja, monseñor Carlos «está plenamente integrado», aunque puntualizan que «no ha querido implicarse en nuestra protesta ni en la recogida de firmas». «De todas maneras, tendremos que obedecer la decisión del arzobispado», admite Pere.
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