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Sarah Waters nos enseña la otra cara de los felices años 20
En «Los huéspedes de pago» nos presenta una historia de amor con crimen en el deprimido Londres de 1922
En «Los huéspedes de pago» nos presenta una historia de amor con crimen en el deprimido Londres de 1922.
En 1922, Londres era una capital deprimida en busca de luz. En aquella sociedad vivía Edith Thompson, una mujer de clase media baja que empezaba a labrarse su propio camino. Vivía infeliz con su viejo marido, pero una aventura con un hombre más joven le había devuelto la sonrisa. Juntos fantaseaban por carta con matar a su marido y escapar a una isla desierta. Una noche, mientras Edith paseaba con su marido, el joven los asaltó por sorpresa y apuñaló varias veces al hombre, ante una aterrada Edith. La policía detuvo al instante al joven, pero al descubrir las cartas acusaron a Edith de cómplice y los dos acabaron colgados en la soga. La historia conmocionó a ese Londres gris. Así eran también «los felices años 20».
La escritora Sarah Waters cogió esta historia de un crimen real para modelar su propia novela de los años 20. «Me interesaba visitar esa época, de la que sólo conocía el estereotipo del charleston y la felicidad frívola. Sin embargo, descubrí una sociedad llena de conflictos, tanto sociales, como de género y generacionales, todavía muy deprimida por el trauma de la I Guerra Mundial», aseguró ayer Waters.
«Los huéspedes de pago» (Anagrama) es la nueva novela de la autora de «Falsa identidad». Aquí nos explica una historia de amor salpicada por un crimen, aunque Waters le da una vuelta de tuerca a la historia de Edith y convierte a los amantes en dos mujeres. «Siempre me han interesado las historias ocultas y los problemas de los gays y convirtiendo a los amantes en mujeres me ayudaba a abrir mucho más la narración», asegura Waters.
El argumento es tan seductor como lo que narra. Una madre y su hija de la alta burguesía se ven obligadas a alquilar habitaciones de su hogar tras la muerte de los hombres de la familia durante la Gran Guerra. Los primeros en llegar será un matrimonio de clase baja, mucho más alegres y abiertos que los acartonados anfitriones. Poco a poco, la hija y la mujer empezarán una historia de amor en que se verá mezclado un extraño crimen. «La joven se ve seducida por una muijer llena de encanto y vida, que le hace ver que otro mundo es posible», comenta la autora de «El lustre de la perla», quien aquí vuelve a enamorar con una ambientación y un detallismo histórico casi lírico mezclado con un relato lleno de acción emotiva, como si de un thriller histórico se tratase.
«Adoro downton abbey»
El libro también documenta muy bien los roces y conflictos entre las clases sociales de la época, lejos de la idealizada visión de series populares como «Downton Abbey», donde aristógratas y servicio vivían armónicamente hasta el punto que todo aquel que hablaba mal de las clases altas era considerado un mal educado. «Adoro Downton Abbey, pero es cierto que idealizaba la relación entre diferentes clases sociales. Es como si mostrase un paternalismo capitalista casi paródico. Mi propia abuela era una serviente «, asegura Waters.
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