Bélgica
Spirou ya es octogenario
El conocido botones, uno de los personajes clave del cómic franco- belga, conmemora este año sus ochenta en activo con más aventuras
Los grandes héroes del cómic no deberían ser los que llevan capa o tienen poderes arácnidos. En esto nos ha dado una gran lección el cómic franco-belga con personajes de la talla de Tintín, Lucky Luke o Astérix, aunque este último hace trampa con la poción mágica de Panorámix. Hay un integrante de este grupo que este año cumple 80 años de acción en tinta y viñetas, un jovencito que vestido de botones sigue teniendo la agilidad y la inteligencia del primer día, aunque sus enemigos sean cada vez más poderosos. Se llama Spirou y sus aventuras han inspirado y hechizado a generaciones de lectores de todas las edades.
Todo esto empezó en 1938 de la mano del dibujante Rob-Vel, responsable de crear un personaje con el que poder lanzar «Le Journal de Spirou», una revista que se ha convertido en todo un clásico. Rob-Vel, seudónimo de Robert Velter, recibió el encargo del mítico editor Dupuis, no lo dudó y pensó en un botones como protagonista, una creación parecida a la que había abocetado durante veinte años. Lo trazó con el emblemático traje rojo que lo acompañado durante tanto tiempo, además del flequillo rebelde y pelirrojo que se convertirían en la marca de la casa. Rob-Vel también fue el encargado de sacar a la luz a Spip, la ardilla fiel que acompaña a Spirou a todas partes. Es el inicio de una saga que ha logrado pervivir con un gran éxito.
Pero este dibujante no sería el único en ocuparse del botones. En el verano de 1940, con la Segunda Guerra Mundial en pleno apogeo en Bélgica, la revista tuvo que dejar de publicarse y Rob-Vel acabó siendo herido y detenido. Otro artista, Jijé, se hizo con las riendas de Spirou, aunque Rob-Vel pudo regresar. Finalmente el primer responsable de Spirou vendió su creación a Éditions Dupuis que recuperó a Jijé como dibujante de la serie.
A Jijé le debemos la incorporación de Fantasio, el cabezón y particular amigo de Spirou, inseparable en buena parte de las aventuras del botones. Todo ello sirvió para dar el toque de locura que se convertiría en la marca de la casa.
En 1946 pasó a las manos de uno de los grandes dibujantes del siglo pasado. Permítanme un inciso. Desde hace poco, el sello Dibbuks se está encargando de publicar lo nuevo y lo viejo de Spirou. Uno de los títulos imprescindibles son los que nos ayudan a conocer el trabajo de André Franquin, el artista que dio a Spirou y sus amigos la dimensión necesaria para convertirlo en uno de los clásicos del cómic, es decir, del noveno arte.
En 1944 era una mala época para las publicaciones de papel por las numerosas confiscaciones de las tropas nazis. Pese a todos esos problemas, Dupuis se las arregló para sacar adelante un «Almanaque» con las historietas pensadas originalmente para «Le Journal de Spirou». Fue allí donde un joven Franquin aterrizó como refuerzo de los trabajos publicitarios.
El propio Franquin recordaría que «había visto un ejemplar de “Spirou” justo antes de la guerra, debido a la gran publicidad que se hacía de ello. Pero había encontrado la revista muy mala al lado de las que ya leía yo; mal dibujada, demasiado grande, con un papel desagradable; resumiendo, ¡ni me había gustado ni me había quedado con ganas de seguir leyéndola! Y cuando Dupuis me propuso retomar la historieta de Gillain, la descubrí en los resúmenes que me mostró entonces. Es curioso, pero ¡empecé a hacer Spirou sin conocer el trabajo de mis predecesores! Hasta mucho después no descubrí lo que dibujó Rob-Vel y ni siquiera entonces lo leí todo. ¡Y tampoco todos los Spirou de Gillain! En aquella época no sabía absolutamente nada del personaje y no sentí ni la más elemental curiosidad por saber lo que se había hecho con él».
La primera prueba de Franquin llegó en forma de historieta corta titulada «El tanque», aparecida en el Almanaque de 1947. En un primer momento, la inspiración en Jijé es total, recuperando tanto a Spirou como a Fantasio y Spip. Pero poco a poco, Franquin hace suya la serie y la enriquece dándole un ritmo trepidante, además de incorporar algunos personajes míticos, ya iconos del cómic. Uno de ellos es el Marsupilami, un mamífero peludo de color amarillo y larga cola y que veremos por primera vez en las viñetas de «Spirou y los herederos».
De la mano de Franquin surgieron dos entregas de la serie que pueden ser definidas como obras de arte. Son «La máscara» (1954) y «QRN en Bretzelburg» (1963). Es allí donde el dibujante despliega todo su imaginario y vemos su capacidad para aprovechar hasta el último rincón de la viñeta. La expresividad de los personajes, la movilidad que se aprecia en la acción, la dimensión de un guión que incluso puede recordarnos al mejor Hergé hacen de este par de historietas un punto y aparte en el mundo del cómic.
Spirou ha tenido más padres. Jean-Claude Fournier tomó el relevo de Franquin, aunque sin poder dibujar al Marsupilami porque su antecesor se quedó los derechos y se llevó al personaje con él.
En los últimos años, Spirou, Fantasio, Marsupilami y Spip han seguido viviendo en viñetas, historias que nos llevan a estas criaturas de tinta chiona hasta el siglo XXI, criticando el sensacionalismo de algunos medios de comunicación o llevándonos a los orígenes del botones. Es un héroe que se mantiene joven.
Una película y parque de atracciones
Con motivo de los 80 cumpleaños del botones, se han programado diversas actividades. Dibbuks seguirá editando viejas y nuevas historietas del personaje a lo largo de este 2018. En Francia y Bélgica se ha estrenado «Les Aventures de Spirou et Fantasio» de Alexandre Coffre, con Thomas Solivérès y Alex Lutz, como Spirou y Fantasio. Las críticas de la cinta, por ahora, no han sido muy entusiastas. Por otro lado, Spirou es uno de esos pocos personajes del cómic que puede presumir de parque atracciones propio. Se encuentra en Allée de Beaulieu.
Las claves
Spirou contado por otros... En enero de 2006 empezó una serie titulada «Une Aventure de Spirou et Fantasio par...» donde distintos autores dan una lectura actual del personaje.
La infancia de un botones. En 1987, Tome y Janry comenzaron a publicar historias cortas en las que se narra la divertidad y curiosa infancia de Spirou, siempre desde una perspectiva cómica.
✕
Accede a tu cuenta para comentar