Toni Bolaño

Susana deja huella

Susana Díaz ha pasado con nota la prueba del algodón de su primera visita a Cataluña como presidenta de la Junta de Andalucía. Los nacionalistas siempre han renegado de la alternativa federal. Pasaban del tema afirmando que «más allá del Ebro no hay federales». Pues desde hoy ya saben que al menos hay una persona, con mando e influencia en el PSOE. Se llama Susana Díaz Pacheco.

Ha estado apenas 48 horas en Barcelona y no ha dado puntada sin hilo. Empezó con un mitin junto a Pere Navarro, necesitado de cariño. Marcó su posición exigiendo diálogo a los dos gobiernos. Después se fue a comer con algunos dirigentes socialistas de L'Hospitalet. Por la noche, cenó con una de las personas influyentes en Cataluña: el conde de Godó, afanado en evitar un choque de trenes –con la inestimable ayuda del recién estrenado director de La Vanguardia, Màrius Carol–, que sus medios de comunicación alentaron sin mesura.

Por la mañana, tenía cita con el presidente de la Generalitat. Tuvo su primera sorpresa. Una periodista que sigue habitualmente al PSC llevaba su mismo vestido. Las dos, muy dignas, no se dieron por enteradas. Una conclusión, Susana Díaz es una chica normal. No busca sus modelitos en la milla de oro ni en algunas tiendas top ten de Paseo de Gracia. Artur Mas la acompañó hasta la salida del Palau. En su fuero interno, debe pensar el president, «sólo hablo con socialistas». Si le hacemos caso en el cara a cara con González ante Jordi Évole dijo que de Rajoy no tiene ni el teléfono.

Luego, dio la cara en un desayuno informativo que reúne lo más granado de Barcelona. Miquel Roca la presentó y se deshizo en elogios. Roca es inteligente y sabe que hay que mantener puentes. No se anduvo por las ramas. Habló de financiación, de la propuesta que presentará en breve; no se negó a hablar de la posibilidad de la nación de naciones y a más de uno se le atragantó la comida cuando afirmó que «yo no me quejo de que la principal caja de Andalucía pague sus impuestos en Cataluña». Lo dijo sin morderse la lengua ante el presidente de la entidad, Isidro Fainé, defensor a ultranza del diálogo entre gobiernos –lo dijo en la presentación de resultados la pasada semana– y poco habitual de reuniones de este tipo. Su presencia, sin duda, no es una casualidad.

La visita acabó con nota para sus correligionarios catalanes. Había entusiasmo en las filas del PSC. Hacía mucho tiempo que no oían fuera de Cataluña alguien que hable su mismo lenguaje. Susana ha dejado huella.