Gastronomía
Tradición en unos fogones con mucha historia
El restaurante Can Ramonet, en la Barceloneta, celebra su 60º aniversario con el honor de ser un emblema de la cocina tradicional
El restaurante Can Ramonet, en la Barceloneta, celebra su 60º aniversario con el honor de ser un emblema de la cocina tradicional.
Se dice que fue la primera casa que se construyó en el barrio de la Barceloneta y por entonces, en el año 1753, ya era almacén de vinos para después convertirse en una taberna a la que acudían asiduamente los pescadores. En 1956 Ramon Ballarín se hizo con la propiedad del establecimiento para seguir ofreciendo vino y alguna tapa a sus clientes, pero con el paso de los años y con el fin de satisfacer la demanda, Can Ramonet se convirtió en un restaurante, regentado ahora por la segunda generación.
«No hemos dejado de hacer tapas desde hace 60 años», destaca Magda Ballarín, hija del fundador y actual propietaria, quien sin embargo apunta a que actualmente el restaurante ofrece la posibilidad también de comer en raciones. «Lo que más pide la gente son los arroces», de los que la carta ofrece cerca de una decena de variedades.
En cualquier caso, Can Ramonet conserva su alma de siempre y , en los fogones, ésta se concreta en su apuesta por una cocina tradicional, elaborada siempre al momento. Incluso los platos del menú de mediodía, que sale a 18 euros, se preparan sobre la marcha. «Seguimos haciendo platos tradicionales, de siempre, y los hacemos cuando los pide el cliente; aquí no hay nada preparado de antemano», asegura la dueña, quien considera que «éste es uno de los valores que nos diferencia», junto con «la historia del restaurante, tanto en lo que se refiere al local como por lo que respecta a su carácter familiar».
Y en este contexto, adquiere gran protagonismo el producto, un producto fresco, de proximidad y de gran calidad. «Aquí cada día se compra, cada día entra producto fresco: carne de Girona, pescado de Arenys o la Ametlla de Mar...», comenta Magda Ballarín, quien señala que la clave de que este establecimiento siga vivo sesenta años después de abrir sus puertas es que «ha sabido ir adaptándose a la demanda del cliente, evolucionando a medida que evoluciona el tiempo».
Historia de la ciudad
Así pues, Can Ramonet es, tal y como afirma su dueña, «un poco historia de la ciudad» y por ello, pese a someterse a una reforma en su interior hace apenas un año, los propietarios han querido mantener intacta el alma del establecimiento. «Durante estos años ha pasado de ser una bodega que vendía vino a un restaurante así que ha habido que adaptarse», admite Magda Ballarín, quien sin embargo asegura que «se ha respetado el alma del establecimiento». Importante presencia de la madera, motivos marineros, barricas en las que aún se conserva el vino que se vende a la clientela, espacios pequeños, azulejos...elementos que confieren a este espacio, que consta de dos plantas y terraza exterior, una personalidad única y un sentido histórico y tradicional, palpable también a través de su gastronomía.
Can Ramonet conserva además ese espíritu de servir siempre al cliente y, en este sentido, el restaurante ofrece cocina ininterrumpida todos los días de la semana, así como un servicio de párking.
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