Literatura

Crítica de cine

Un verano de valientes

La ficción siempre ha ensalzado a la valentía como el primer y único valor esencial para el correcto sentir de la experiencia, pero ¿quién es el personaje más valeroso?

El príncipe valiente es un personaje creado por Harold Foster en 1937
El príncipe valiente es un personaje creado por Harold Foster en 1937larazon

La ficción siempre ha ensalzado a la valentía como el primer y único valor esencial para el correcto sentir de la experiencia, pero ¿quién es el personaje más valeroso?

Cuando Zygmunt Bauman tenía cinco años creyó ver en un jardín de dalias un escarabajo dorado tumbado boca abajo en la hierba. Vio al insecto, pero en un principio no se lo creyó y apartó la mirada. Cuando volvió a mirar, intrigado por si era verdad lo que había visto, descubrió triste que allí no había nada. La idea de la posibilidad de haber visto un escarabajo dorado y de haberlo dejado escapar se convirtió en una obsesión. Durante las siguientes ocho horas inspeccionó hasta el último rincón del jardín en busca de ese escarabajo. Nada.

Regresó a casa temblando, aterido y hambriento. Eran las dos de la madrugada y hacía diez horas que había salido de casa. Su madre, nerviosa, corrió a abrazarlo, pero en seguida su rostro se enrojeció y empezó a preguntarle a gritos dónde demonios estaba, acusándole de hacerla sufrir a propósito. El niño ni siquiera podía escucharla, todavía con el escarabajo en la cabeza. «Lo he perdido, lo he perdido para siempre», dijo al final llorando. «¡¡El qué!!», exclamó su madre. «El valor», se limitó a contestar Bauman y se marchó a su cuarto. Si sólo lo hubiese creído desde el principio, si no hubiese apartado la mirada, pensó el niño aquella noche en la que no pudo pegar ojo.

Dentro de las múltiples virtudes que determinan lo bueno y mejor de un ser humano, sólo hay una imprescindible, la valentía. Hay que ser valiente para ser bondadoso, hay que ser valiente para tener imaginación y ser creativo, hay que ser valiente para ser generoso y desprendido y hay que ser muy valiente para amar y ser amado. El VALOR es el valor en mayúsculas, la llave para entrar en todas las puertas. La literatura lo sabe y ha centrado muchas de sus historias en poner a prueba el corage de sus héroes. Porque el valor no es la ausencia de miedo, sino la imprudencia de actuar a pesar de ello. «El éxito no es final, el fracaso no es fatal: es el corage para continuar lo que cuenta», aseguraba Churchill, un tipo tan valiente que hasta le dieron un Nobel de literatura y nadie se quejó.

Si un personaje se llama Valiente, está claro cómo va a ser. En «El príncipe Valiente», Harold Foster introdujo a los niños de 1937 a las leyendas artúricas de la mesa redonda y asíc ontinuó hasta 1980. La valentía de estos personajes era tanta que no pudo encapsularse a una localización y el príncipe empezó a viajar por todo el mundo participando en aventuras históricas reales como la muerte de Atila. A veces no está mal adoptar ideas simples y demostrar que la valentía es de los buenos.

Aunque la mayor expresión de la valentía es la caída en la cobardía. En «La roja insignia del valor», Stephen Crane creó un personaje que huye del campo de batalla abrumado por el pavor y la locura. A partir de aquí inicia una indagación psicológica crucial de lo que es ser un ser humano y sobrevivir más allá de sus demonios. La novela está situada en la Guerra de Secesión Americana, y aunque Crane no había nacido cuando la guerra concluyó, su realismo hizo creer a muchos de que era un veterano. Crane demostró valentía al obviar ese culto a la experiencia que todos ansían y consiguió dejar claro que la imaginación es el único realismo capaz de ser creíble.

Y dentro de las grandes heroínas de la historia de la valentía cabe destacar a «Irene la valiente» (Blackie Books), de William Steig. Este ya clásico infantil narra el viaje de la hija de una costurera atravesando una tormenta de nieve para llevar un vestido a la duquesa. A cada paso la niña tendrá mil motivos para volver a casa y sólo uno para seguir adelante, demostrando lo que la valentía es realmente, un olvido del sentido común para conseguir el sentido extraordianario. « Sólo aquellos que arriesgan ir demasiado lejos pueden averiguar hasta dónde puede llegar uno», aseguraba T. S. Elliot.

Este es definitivamente un verano para los valientes. «El corage es la más importante de las virtudes», aseguraba Maya Angelou y qué razón tenía.