Danza

Una constelación se mueve

El Mercat de les Flors dedica esta semana un ciclo al influyente coreógrafo suizo Thomas Hauert con tres espectáculos, dos películas y un taller para profesionales

La compañía Zoo de Thomas Hauert interpretará este fin de semana la obra «Inaudible» en que los bailarines exploran los límites del movimiento a partir de líneas de música que ellos interpretan
La compañía Zoo de Thomas Hauert interpretará este fin de semana la obra «Inaudible» en que los bailarines exploran los límites del movimiento a partir de líneas de música que ellos interpretanlarazon

El Mercat de les Flors dedica esta semana un ciclo al influyente coreógrafo suizo Thomas Hauert con tres espectáculos, dos películas y un taller para profesionales.

«¡Thomas Hauert!», gritó el sargento primero Eustace Pron, un hombre que todos los años llevaba a los cadetes de la academia militar de La Haya a los espectáculos que ofrecía la Rotterdam Dance Academy. «¡Thomas Hauert!», volvió a gritar levantándose de su butaca entusiasmado, aplaudiendo a rabiar, mientras sus cadetes lo miraban como si aquel hombre fuera un extraño. «¡Thomas Hauert!», gritó por tercera vez, ahora con la voz rota y una enorme sonrisa en la cara, e hizo una señal a sus soldados, como él los llamaba, para que se levantaran y aplaudieran como si no hubiese mañana.

Hauert, un joven coreógrafo surgido de la Rotterdam Dance Academyde, evitó salir a saludar y se marchó por la puerta de atrás, todavía sin cambiarse, con el torso desnudo y unos ceñidos pantalones negros. No tenía nada en contra del público entusiasta, en realidad le encantaba, pero conocía el carácter expansivo de Pron y hoy no estaba de humor.

Al salir, se tropezó con una mujer en las escaleras y tuvo que dar un gran salto para no pisarla. La joven lloraba desconsolada, con las manos cubriendo sus ojos, y ni siquiera se enteró de su presencia. Por un segundo, Hauert pensó que lo que le pasara aquella chica no era de su incumbencia, pero en seguida se dio cuenta que eso lo convertiría en una horrible persona. Pensó en convertirse en una horrible persona, pero le vino a la cabeza a Eustace Pron, y lo rechazó. «Perdona, estás bien», le preguntó al final con delicadeza, dispuesto a salir corriendo si le decía que estaba bien.

Sin embargo, la chica lo miró y empezó a llorar todavía con más fuerza. El llanto era un grito agudo que hacía daño, de verdad. Del edificio de enfrente empezaron a salir unas pocas personas, que se acercaron a ver qué ocurría. Hauert se arrepintió al instante de no haber ido a saludar al feliz sargento Pron. Sintió que aquellas personas ahora intentaban calmar a la chica le miraban a él con desprecio, como si hubiese sido él quién la hubiera hecho llorar.

Tuvo ganas de huir, pero no se atrevía, hasta que vio salir de la Rotterdam Dance Academy a una cara conocida. Su rostro, ahora pálido y ahogado, volvió a recuperar el color. «¡Eustace Pron!», gritó y empezó a aplaudir a rabiar. «¡Eustace Pron!», volvió a exclamar, porque aquel hombre parecía no querer verle. «¡Eustace Pron!», dijo por tercera vez y comenzó a bailar, a improvisar unos pasos porque se dio cuenta que, si no bailaba, tal vez nadie le reconocía, no era más que un hombre capaz de cosas terribles. Ese siempre es el poder del arte. «¡Thomas Hauert!», gritó emocionado Pron al verle saltar.

Lo cierto es que Thomas Nauert es hoy día uno de los coreógrafos de danza contemporánea más afamados, influyentes e interesantes del mundo. Verlo bailar es realmente revelador. El Mercat de les Flors le dedica estos días un ciclo para que los amantes de la danza de Barcelona puedan conocer su trabajo desde diferentes perspectivas. En total, el Mercat ofrecerá tres espectáculos, dos películas y un taller para profesionales en lo que se ha bautizado como «La Constelación sobre Thomas Hauert».

La programación incluye su nuevo montaje con su aclamada compañía Zoo, «Inaudible», que se podrá ver del 8 al 10 de marzo y en el que «la música es el punto de partida», afirmó ayer el coreógrafo suizo. «En esta pieza los bailarines intentan interpretar la música literalmente con el cuerpo, intentan leer las notas con el movimiento y traducir la melodía en movimiento, y como son obras musicales muy complejas, el trabajo es muy intenso», señaló.

Antes, el Mercat acogió la pieza «Danse étoffée sur musique déguisée», en la que Thomas Hauert y su compañía se estrenan en los montajes de danza para público infantil. Mat Voorter es el intérprete de esta deliciosa pieza a partir de «Sonatas e interludios para piano preparado» de John Cage, y que hace con el movimiento, las formas y el color que los más pequeños queden hipnotizados por lo que se ofrece sobre el escenario.

Un solo imprescindible

Por último, hoy se podrá ver «(sweet) (bitter)», un solo en el que el propio bailarín y coreógrafo interactúa con el madrigal barroco «Sì dolce è’l tormento», de Claudio Monteverdi y los «12 Madrigali» de Sciarrin. La pieza es una improvisación con una sólida estructura. «Lo que se verá en escena es casi una composición instantánea, una improvisación absolutamente estructurada y definida. A pesar de ello, si venís dos días seguidos a ver la pieza, la veréis igual», señaló Hauert, en lo que ha llamado un «poema musical de amor». Cuando el espectáculo acaba, lo único que cabe es levantarse y gritar «¡Thomas Hauert!»