Arte, Cultura y Espectáculos
Una exposición reivindica el papel humanista del agua
Voces literarias tan dispares como las de Nicanor Parra y Quim Monzó se unen a la pintura y la fotografía de varios artistas en una exposición con un objetivo común: la reivindicación del agua. Ese es el eje temático de «Agua, aguas», que ayer abrió sus puertas en el Museo Agbar de las Aguas, en Cornellà de Llobregat.
La muestra cuenta con la participación de los artistas plásticos María Luisa Rojo de Castro, Pepe Moll de Alba, Pedro Madueño, Din Matamoro y Patricio Court, además de textos escritos expresamente para esta iniciativa por Félix de Azúa, Albert Espinosa, Suso del Toro, Marcos Giralt Torrente y Quim Monzó. Se le suma la recuperación de una serie de manuscritos de temática acuática del poeta Nicanor Parra y una selección de poemas realizada por Andrés Sánchez Robayna con versos de Neruda, Guillén, Alberti, Colinas o Valente, entre muchos otros. Todo ello crea un conjunto sorprendente para el visitante de la muestra.
El presidente del Grupo Agbar, Ángel Simón, definió la exposición como «un acto necesario. Se trata de no ver únicamente el agua desde nuestro ámbito sino también con amplitud de miras, con muchas otras miradas. Hemos querido acercarnos desde su cara más vital, artística y literaria».
La muestra arranca con una pequeña antología de los llamados «hidropoemas» de Parra donde el casi centenario poeta reflexiona sobre la historia y el papel de lo que Góngora llamaba «líquido elemento». En uno de esos textos, el chileno apunta que «todo empezó en un desierto llamado Sáhara que en el idioma patrio de la época quiere decir Agua: todo empezó en un Desierto llamado Agua». Con ese punto de partida, se inicia una propuesta dividida en cinco apartados en el que la palabra dialoga con la imagen.
En «El agua, origen de la vida» podemos ver la mirada casi científica que Rojo de Castro dedica al agua, como si su pintura recreara la visión que se ofrece desde un científico microscopio. También se exhibe un texto de Azúa donde nos invita a visitar algunos momentos de la historia más antigua, con lluvias, diluvios y mares como invitados de lujo.
Para el espacio llamado «El agua contenida», el pintor Pepe Moll de Alba ha creado una serie de composiciones interesantes y que no pasan inadvertidas. En una de ella, nos encontramos con un díptico que nos invita a bucear en el interior de una piscina. Por su parte, Albert Espinosa se inspira en un amigo ya fallecido y sienta al lector en una bañera.
La geometría perfecta y terrenal de Patricio Court, con colores amarronados y blancos marmóreos se convierten en el compañero perfecto para el cuento de Quim Monzó titulado «Todo esto». A ellos se les suman versos de Francisco Pino, Pedro Salinas y Tomás Segovia como colofón de lujo.
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