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Una víctima del celador de Olot alertó de su afán homicida
BARCELONA- Las intenciones homicidas de Joan Vila, el celador de Olot acusado de once asesinatos, pasaron desapercibidas para sus compañeros de trabajo, pero no para sus víctimas. Una de las cuidadoras del geriátrico «La Caritat» –donde Vila cometió sus crímenes entre agosto de 2009 y agosto de 2010– explicó ayer, durante el juicio contra el celador, que una de las víctimas le había asegurado que iba a ser asesinada pero no dio crédita a esta aviso debido a la demencia que sufría la anciana.
La empleada relató que encontrararon a la interna, Paquita G., con la cara ensangrentada y que ésta aseguró que Joan Vila le «había intentado pinchar con una jeringa». Esta testigo explicó que la anciana presentaba una protuberancia en la mejilla, que estaba magullada, y que le indicó por gestos que Vila había sido el causante de la herida.
En total, ayer declararon cinco cuidadoras de «La Caritat». Todas ellas coincidieron en que el celador no desató las sospechas de nadie en el geriátrico y, de hecho, le calificaron como «un buen trabajador», ya que estaba muy cualificado. Además de destacar profesionalidad también subrayaron que lo tenían por una buena persona.
Otra de las declarantes ofreció un macabro detalle y es que el celador siempre pedía desarrollar su trabajo en «la sala de confort», donde estaban los internos del geriátrico que tenían más problemas de salud, es decir, todos aquellos que necesitaban ayuda y no se valían por sí mismos. «A Joan le gustaba estar con ellos, mientras que el resto de trabajadoras preferíamos otras salas», expuso finalmente.
El juicio, que está previsto que se alargue hasta el 7 de junio, continuará hoy con la declaración de más empleados del geriátrico, entre ellos el director de La Caritat; por la tarde, será el turno para los médicos del Hospital Sant Jaume de Olot, donde ingresó la última víctima y se destapó el caso.
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