París

Yo, Picasso

Dos visitantes de la muestra contemplan un autorretrato de Picasso de 1907
Dos visitantes de la muestra contemplan un autorretrato de Picasso de 1907larazon

Vestido como un personaje goyesco, transformado en un divertido mono, convertido en figura cubista o viejo fauno, Pablo Picasso fue el mejor modelo de Pablo Picasso. Eso es lo que podrá constatar quien se acerque a ver la nueva exposición en el museo barcelonés dedicado al artista. La muestra, comisariada por Eduard Vallès e Isabel Cendoya, es la más importante de cuantas se han dedicado al autorretrato picassiano, con piezas que abarcan todas las etapas creativas del pintor.

La muestra se abre con los primeros dibujos en los que Picasso se reiventa, idealizando su propia imagen de artista bohemio. Son en su mayoría dibujos al carbón, aunque tampoco faltan los óleos. Es un joven a quien no le importa reflejarse en el espejo de autores que admira como Rembrandt o Goya.

La construcción de esa imagen tiene su momento culminante con sus primeros viajes a París. Se convierte en el cronista de su propia aventura artística, acompañado de amigos o personajes anónimos, ya sea viajando en tren o en el interior de un café.

Una de las colecciones más importantes en esta muestra es la que está formada por dibujos, en su mayoría de pequeño formato, en los que Picasso aparece acompañado de algunas de sus amantes, ya sean modelos ocasionales o algunas prostitutas. Es el artista que se autorretrata junto a una celestina o como primer protagonista de «La vida», el más importante de los cuadros de su época azul.

Al igual que hace con los protagonistas de sus composiciones, él mismo va descomponiendo su imagen, reduciéndola en ocasiones hasta los mínimos elementos para que sea reconocido. Es el Picasso que ya se adentra en el campo del cubismo y que convierte su rostro en una máscara, como hace en varios óleos de 1906 y 1907, especialmente el del Národní galerie v Praze.

Pero no solamente en pintura trabajó el autorretrato. Picasso también se autografió en muchas ocasiones, ya fuera como principal modelo o reflejado en un espejo mientras trata de capturar a su amigo Ricard Canals, un juego que recuerda al de alguna pintura de Rusiñol.

Los dibujos en los que el trazo de Picasso se inspiró en el de Ingres nos muestran al pintor en su periodo neoclásico, dibujos que a veces se reducen únicamente a plasmar sus ojos.

La muestra concluye con una de las últimas obras maestras picassianas, un autorretrato de 1972 en el que parece adivinarse la muerte del artista.