Comunitat Valenciana

Beneficios e inconvenientes del BLW

Consulta Lactancia Materna Cintia Borja /Enfermera, consultora lactancia materna certificada IBCLC

«Me parece una opción más sensata y lógica introducir los alimentos sólidos de forma gradual en cuanto a su consistencia, pudiendo combinar alimentos triturados e ir probando y aumentando la textura de más granulosa a sólida»
«Me parece una opción más sensata y lógica introducir los alimentos sólidos de forma gradual en cuanto a su consistencia, pudiendo combinar alimentos triturados e ir probando y aumentando la textura de más granulosa a sólida»larazon

Consulta Lactancia Materna Cintia Borja /Enfermera, consultora lactancia materna certificada IBCLC

El BLW podría traducirse como «El destete dirigido por el bebé», aunque algunos autores lo traducen como «Alimentación Complementaria regulada por el bebé». Consiste en ofrecer alimentos enteros al bebé, en lugar de triturados, de tamaño y forma adecuada, para que los coma de manera autónoma con sus propias manos, según su apetito y gusto.

Una de las importantes virtudes de este método radica en que los padres que optan por esta forma de alimentación suelen estar más predispuestos y sensibilizados a introducir alimentos diferentes a la leche materna a partir de los seis meses de edad, que es cuando el bebé ya ha desarrollado una serie de habilidades motoras, que le permitirán comer de forma autónoma. Los alimentos deben ser adaptados al tamaño de su mano, excluyendo de la dieta alimentos de consistencia dura.

Así el bebé podrá gestionar y controlar los alimentos que introduce en su boca, y en el caso de atragantarse por no haberlos ablandado o masticado lo suficiente, expulsarlos al exterior por medio del reflejo protector de la arcada. Es imprescindible tener presente que el BLW es todo un proceso cuyo fin es que el bebé aprenda a comer solo, regulando su propia ingesta, permitiéndole tener un mayor control para decidir cuando está o no saciado.

Esto implica dejarle que coma a su ritmo, sin necesidad de forzarlo a que coma más de lo que necesita. Esta es una importante ventaja, ya que con ello disminuimos el riesgo de sobrealimentación y en consecuencia podría ser un factor de prevención de obesidades futuras.

Eso sí, siempre que se excluyan de su dieta los azúcares, alimentos precocinados...etcétera. Según se indica, este método parece desarrollar una preferencia por la ingesta de alimentos más sanos, como frutas y vegetales, pero claro está, para que esto sea así habrá que ofrecérselos al bebé. De todos modos, no hay una evidencia contrastada que garantice que esta forma de alimentar al bebé proteja de la obesidad, o dicha protección sea consecuencia de una mayor duración de la lactancia materna, ya que los bebés que hacen BLW suelen amamantar durante más tiempo. Lo que sí sabemos, es que la lactancia es un factor que protege de la obesidad.

Otro de los beneficios que se le atribuye al BLW es que el bebé aprende a comer participando de la comida familiar, explorando, imitando y animándose a probar lo que come el resto de la familia. Siendo un método cómodo para la persona que prepara la comida, que no tiene que cocinar una comida distinta para el bebé, sino adaptada al desarrollo de cada niño. Sin embargo, ofrecer los alimentos según las costumbres familiares, puede ser un riesgo si la familia no tienen unos hábitos de alimentación saludables y no ser la garantía de que la dieta cubra las necesidades nutricionales y energéticas del lactante. La leche va a seguir siendo su principal alimento durante el primer año de vida, la alimentación «complementa» la lactancia, en ningún caso debe «reemplazarla», sino aportar un extra en algunos nutrientes como el hierro, el zinc y la vitamina B12.

Por lo tanto, hay que asegurar una alimentación equilibrada, variada y en cantidad suficiente para que el lactante de 8-9 meses no se vea afectado con el BLW, que con frecuencia incluye alimentos como verduras y frutas, que son pobres en estos nutrientes y que a su vez, aportan mucha menos energía que la leche. Cuando ofrecemos la comida en forma de puré, es más fácil incluir alimentos de cada grupo: vegetales, frutas, alimentos ricos en hierro, zinc almidón y grasas, que si los damos a trozos. No estoy en contra del BLW, ni tampoco soy de las que cree que es una moda de las llamadas pasajeras. Para nada pienso así. Si lo pensamos bien, tampoco es tan disparatado, dar los alimentos de esta forma, sino que es algo tan antiguo como el ser humano, en cambio ofrecer los alimentos en forma de puré es tan reciente como la batidora.

No obstante, hay que mencionar al respecto que existe escasa evidencia científica sobre el método BLW, y los estudios que disponemos no son lo suficientemente concluyentes para demostrar su eficacia frente al método convencional de papillas. La mayoría de la información está respaldada por la experiencia y la observación del método. Sin considerar riesgos, desventajas, contraindicaciones y excepciones... por lo que se hace necesario realizar más investigación para poder establecer una serie de pautas que den plena garantía a su efectividad. En mi opinión, considero que el BLW no es el mejor método para «todos» los bebés ni el más adecuado para «todos» los padres, aunque estos en su gran mayoría están ilusionados por empezar a alimentar al lactante de esta forma, también he comprobado que se asustan ante la primera arcada del bebé.

No está dentro de mis intenciones el desanimar a los padres ni coartar a que no lo utilicen, sino que mi deseo es dar información y recomendaciones prácticas, evaluando de forma individual a cada niño, valorando que mayoritariamente muchos de ellos, no rechazan la comida, sino la forma de imponérsela. No todos los niños están preparados para comer los alimentos sin triturar, ni todos prefieren tomar papillas.

Me parece una opción más sensata y lógica introducir los alimentos sólidos de forma gradual en cuanto a su consistencia, pudiendo combinar alimentos triturados e ir probando y aumentando la textura de más granulosa a sólida, para ir haciendo poco a poco una transición de purés a sólidos. Garantizando un adecuado aporte de nutrientes sin poner en riesgo el crecimiento y el desarrollo del bebé, en una etapa de la vida que todavía puede no tener suficientemente desarrolladas las funciones motoras bucales, y empezar de forma gradual permite observar si el bebé es capaz de realizar los movimientos de masticación que le permitan fragmentar los trozos sólidos de comida y poder tragarlos sin riesgo.

Los padres son los que deben elegir, los profesionales debemos de guiar y proporcionarles la evidencia más actual para que la dieta sea lo más completa posible. En definitiva, sea cual sea el método empleado, los padres deben ser el modelo de una dieta variada y equilibrada que incluya a diario frutas y verduras. La dieta familiar sana y equilibrada es en mi opinión la adecuada para «todos» los lactantes a partir de los seis meses de edad, eso sí, adaptada a las características madurativas de cada niño que deberá comer «siempre» de forma sana y equilibrada no solo los dos primeros años de su vida.