Valencia

El codiciado tinglado nº2

Patinadores y «skaters» reclaman la rehabilitación de la instalación portuaria. Ayuntamiento y Consorcio buscan usos más comerciales de la zona

«Freeride» critica el mal estado de la pista de patinaje, con goteras, grietas y suciedad.
«Freeride» critica el mal estado de la pista de patinaje, con goteras, grietas y suciedad.larazon

VALENCIA- Los grandes eventos deportivos forman parte de la historia de Valencia, de una política que buscó situar a la capital «en el mapa», pero que se abandonó cuando la crisis económica mostró su crueldad. La zona portuaria de la ciudad fue uno de los enclaves que contó con mayor proyección, primero con la Copa América de vela y más tarde, con la celebración de la Fórmula Uno. Luego vino el olvido y la lucha de las Administraciones por el control de la dársena, lo que, paradójicamente, derivó en su abandono. Hasta que hace poco más de dos meses el Estado cediera la titularidad del suelo portuario al Ayuntamiento y se retomara la idea de un plan de usos para el frente marítimo. Y en esto anda el Ejecutivo de Rita Barberá, ajeno a las peticiones de ciertos colectivos que la reclaman para actividades más populares y menos comerciales.

Uno de estos grupos lo lidera «Freeride», que con el apoyo del Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural, lleva años reclamando el deteriorado tinglado número 2 para los amantes de los patines y deportes hermanos. Su presidente, José Luis Jalvo, recuerda que este espacio lleva siendo utilizado para estos mismos fines desde hace veinte años, aunque el carácter no oficial de las actividades les ha privado de unas condiciones dignas para su desarrollo. «La pista se encuentra en pésimas condiciones. Presenta agujeros, grietas, desniveles y suciedad. El único baño público al que tenemos acceso está prácticamente inutilizado. A poco que caigan dos gotas, ya no podemos patinar porque las goteras lo impiden y cuando anochece nos tenemos que ir porque el Ayuntamiento hace más de un año que no enciende la poca luz que teníamos».

La inversión para recuperar este lugar sería mínima, asegura. «Es más una cuestión de voluntad política. «¿No hablan tanto de potenciar el deporte?, pues esta sería una buena forma y barata». Rechaza por ello la posibilidad de que el tinglado se convierta en un mercado «gourmet» al estilo del de San Miguel en Madrid. Ellos prefieren un proyecto como el que se hizo en un espacio similar en el puerto de Tarragona.

Y es que el Consorcio Valencia 2007, gestor último de estas infraestructuras, no descarta destinar éste y el resto de tinglados a usos más rentables. Si es así, el medio centenar de patinadores y «skaters» que se reúnen cada fin de semana bajo este techo se verían obligados a buscar un nuevo punto de encuentro. «Y no existe alternativa. O si existe, no cumple las condiciones mínimas -tamaño, desnivel...- o hay que pagarla -de 1,70 a 3,60 euros por acceder a los polideportivos de Nazaret y Beteró.

Sin embargo, el Ayuntamiento asegura que la ciudad cuenta con suficientes instalaciones deportivas para este fin. Al respecto, defiende que las nueve IDE (Instalación Deportiva Elemental) están totalmente abiertas y son gratuitas, al igual que las dos del río Turia donde existe «skates park» y zonas habilitadas para el patinaje. «Además, cuentan con muchas zonas abiertas, como los carriles bici o la propia marina real, donde se puede patinar sin coste alguno». No obstante, la Administración local considera que el tinglado número 2, «no es un espacio concebido para la práctica del patinaje». E insiste, la capital «dispone de numerosos espacios, de muy diversa índole, para ello».

Con todo, el Consistorio admite que, en cuanto al futuro de los usos del tinglado nº 2, éstos vienen marcados por el Plan de Usos de la Marina Real. «Se trata de un espacio muy solicitado por numerosos colectivos y para la práctica de muchas y muy diversas actividades, y no sólo de los patinadores». Éstos, por su parte, mantienen su reivindicación con la esperanza de que esta infraestructura sea un espacio público y no «otro decorado más».