Sucesos

El descuartizador de Torremanzanas alega que estaba drogado y borracho

La acusación pide 27 años de prisión por asesinar, mutilar y descuartizar a su pareja en 2013

Llegada de un acusado a la Audiencia Provincial de Alicante
Llegada de un acusado a la Audiencia Provincial de Alicantelarazon

El hombre que presuntamente asesinó y descuartizó a su pareja sentimental en una casa de campo de Torremanzanas (Alicante) y que mutiló su cadáver tras quitarle la vida alegó en el juicio, celebrado ayer, que no era consciente de su actuación porque había bebido y tomado drogas, escuchaba «voces» y estaba «trastornado».

Durante la vista, celebrada en la Audiencia de Alicante por un jurado Popular y en la cual se reclamaron para él penas que suman más de 27 años de prisión, el acusado, Martín R.S., pidió entre lágrimas disculpas a la familia de la víctima de la que dijo que no se merecía «nada de esto» porque era «muy buena persona» y aseguró que se cambiaría «ahora mismo por ella».

Los hechos , que posteriormente dictaminará el jurado, se remontan al 20 de octubre de 2013 en una casa de la partida de Teix cuando el acusado irrumpió en el dormitorio donde se encontraba su compañera sentimental, Sorina P., una joven de 26 años y nacionalidad rumana. La víctima recibió múltiples golpes en la cabeza con un hacha o una mancuerna de las que se utilizan para hacer ejercicio cuando estaba reposando en la cama.

Según los datos aportados por la fiscalía, una vez muerta, el acusado trasladó el cuerpo hasta el porche de la vivienda y comenzó a asestarle golpes con el hacha y otro instrumento contundente similar hasta descuartizar varias partes del mismo y amputarle un brazo y un pie.

Finalmente, profanó el cadáver de la chica, al fijarle un arpón de pesca submarina en el trasero para posteriormente introducirle vía rectal dos botellas y un palo, y apuntarle un clavo en la zona del útero, de acuerdo con el relato de la acusación pública, antes de dispararle con una pistola y prenderle fuego junto a varios muebles y enseres.

Aunque el inculpado afirmó que era consciente de que golpeó a la víctima, a la que él estaba «ayudando a realizar su sueño y terminar su carrera», con el hacha, también matizó que pensó que era un «muñeco» o un «maniquí». Asimismo, aseguró que sufría «enajenación mental», «no sabía diferenciar la realidad, tenía la paranoia de que me estaba siguiendo un vehículo y oía una voz que me decía ‘haz esto’».

No obstante, los forenses no creen que sufra patología mental alguna. Por contra la defensa sostiene que debido a su adicción a las drogas y el alcohol, su dificultad para controlar sus «impulsos agresivos» y el tratamiento de ansiolíticos, sufrió un trastorno de conciencia y voluntad- Así pues, reclamaron que se le aplique un eximente y sea derivado a una clínica de desintoxicación.