Musical

Enrique Fayos: «El teatro debe funcionar como el Corte Inglés, trabajar más»

Empresario teatral

No tiene sentido que nos gastemos 400 millones en el Palau de les Arts y el Principal esté infrautilizado»
No tiene sentido que nos gastemos 400 millones en el Palau de les Arts y el Principal esté infrautilizado»larazon

Es el máximo responsable del teatro Olympia, gestiona otras dos salas en Torrent y Catarroja, programa el Apolo de Barcelona, se acaba de quedar con el Talía, opta a encargarse de El Musical y no renuncia a sacarle provecho al Principal ¿Vértigo? «Un poco», pero se medica con optimismo. Dice que éste no es el peor momento que ha vivido el sector, que estamos mejor que hace veinte años. Pero lamenta que la de hoy no sea sólo una crisis económica, sino también de valores, «donde nadie asume responsabilidades y donde la gente tiene patente de corso para hacer lo que le viene en gana». A pesar de todo, «saldremos adelante».

-Se ha cuestionado la rentabilidad de los grandes eventos deportivos, ¿puede un gran evento cultural ser rentable?

-Depende del tipo de rentabilidad que se busque, si la económica o la cultural. Las infraestructuras públicas deben ofrecerle al ciudadano obras que, si no fuera por la Administración, no vería.

-Pero ahora sólo se habla en términos de beneficios o pérdidas.

-La crisis puede ser un pretexto para desmontar estructuras o instituciones. La cultura es una parte muy pequeña del gasto público, pero que llega a mucha gente. Con poco, se hace mucho. Si hablamos de prioridades, se puede ahorrar en muchos sitios antes que en este sector. Porque con la excusa de la austeridad, se está desmantelando lo que ha costado muchos años de montar y que puede que no se recupere.

-¿Confía en el futuro?

-Desconozco qué se va a hacer, lo que me consta es que la nueva consellera (María José Català) es una persona prudente y con ganas de que las cosas se arreglen. Así que espero que las decisiones que tome sean las apropiadas.

-¿Se refiere al Principal?

-Es la estrella de la escena valenciana y por ello creo que debe mantenerse como emblema de teatro público. No tiene sentido que nos gastemos 400 millones en el Palau de les Arts y que el Principal esté infrautilizado. Creo que no se trata tanto de presupuesto, sino de voluntad política. El PP ha sido el partido que más ha invertido en cultura, pero de repente ha habido un parón, y eso no es coherente.

-Ha habido varios intentos fallidos, entre ellos La Mostra, para convertir Valencia en un polo de atracción cultural ¿tendría éxito un festival de teatro?

-Mérida ha conseguido que su festival sea un acicate económico que beneficia también a la hostelería, al turismo... Estoy convencido de que un evento de estas características funcionaría en Valencia, pero es también un problema de gestores. Aquí, a la hora de poner a personas en puestos de responsabilidad se tiende a politizar el cargo. La cultura es el sector abandonado de la política. En estos momentos hacen falta gestores que crean en ella, conozcan de qué va y que, además, sepan gestionarla. Y creo que la nueva consellera reúne esos tres requisitos.

-Los Gobiernos tecnócratas se han puesto de moda, ¿qué prefiere al frente de la cultura, a un economista o a un actor?

-Los dos mejores gestores del mundo editorial han sido Lara, en el Grupo Planeta, y Polanco, en el Grupo Prisa. Y no eran escritores. Un buen actor puede ser un buen asesor, pero un buen gestor debe tener una gran formación cultural y técnica. Aunque hay casos como el de Albert Boadella o Mario Gas que han dado muy buenos resultados.

-A los valencianos se nos critica que tenemos mucho continente y poco contenido, ¿ocurre lo mismo con nuestro teatro?

-Hay muchos buenos espacios teatrales en la Comunitat, pero en estos momentos se trata sobre todo de un problema de presupuesto. Si queremos estar a la altura de Barcelona o Madrid, las Administraciones deben apostar por la cultura. Y no hablo sólo de la Generalitat, sino también del Ayuntamiento de Valencia.

-¿Cree que podría darse un éxodo a la inversa de espectadores? ¿se imagina a un madrileño o a un catalán viniendo un fin de semana a ver una obra de teatro?

-Creo que sí ¿Por qué no? Ha habido compañías que han estrenado antes en Valencia que en Madrid. Pero para ello hay que hacer producción propia, ya que los otros espectáculos no llegan a quedarse el suficiente tiempo como para que funcione el boca a boca. Pero, insisto, para ello hace falta voluntad política y que la iniciativa pública y la privada colaboremos más.

-¿Y se programa igual para un catalán que para un valenciano?

-En el teatro Apolo de Barcelona he programado en castellano y funciona bastante bien. La catalana es una sociedad muy abierta. Otra cosas son los políticos. La gente lo que quiere es pasárselo bien, sobre todo cuando paga.

-Acaba de quedarse con el Talía, ¿con qué previsiones de rentabilidad arranca?

-Vamos a pasar un 2013 muy duro, pero espero que en 2014 empiece a funcionar bien, aunque yo voy a intentar que vaya bien desde ya. Estrenamos el 9 de enero con «Poder absoluto» y un grande, Emilio Gutiérrez Caba. Espero que esta obra provoque una catarsis en mucha gente.

-¿Y cómo marchan las negociaciones para hacer lo propio en El Musical?

-Está pendiente de valoración. Nos hemos presentado al concurso público, pero aún esperamos a que el Ayuntamiento decida qué oferta es la más rentable, no sólo económica, sino la que pueda ser una locomotora para el barrio. La oferta que finalmente elijan dirá cuánto le importa al Ayuntamiento el Cabanyal y qué hay que hacer con él.

-En las economías domésticas se está renunciando a muchos gastos. Internet, el gimnasio, las cenas en restaurantes los fines de semana... ¿y el teatro?

-La crisis ha afectado al consumo y nos ha obligado a bajar los precios. Esto, más la subida del IVA, han provocado la tormenta perfecta. El próximo año seguirá siendo igual de dramático que éste y algunos teatros desaparecerán, pero prefiero ser optimista. Lo que hay que intentar es aguantar. Y trabajar más. Actualmente el teatro no puede funcionar con cinco o seis funciones a la semana. Tiene que hacer el doble. Es la única manera de obtener ingresos y compensar la situación. La idea es que un teatro funcione como El Corte Inglés, de diez de la mañana a las diez de la noche.