Sociedad
Los jóvenes lideran la lucha contra el cambio climático
Miles de estudiantes en todo el mundo, también en la Comunitat, se manifiestan ante el cambio climático
Miles de estudiantes en todo el mundo, también en la Comunitat, se manifiestan ante el cambio climático
A Greta Thunberg no le intimidan los cargos, las corbatas ni los maletines diplomáticos. La joven activista climática recorre el mundo avergonzando a todos aquellos, gobierno incluidos, que se atrevan a negar el cambio climático o que, peor aún, admitiendo que existe, no hagan nada por evitarlo. Pero Greta es solo una de los muchos jóvenes que han alzado la voz en defensa de un mundo mejor. También los hay en la Comunitat Valencia. Y se reúnen cada viernes para contarle al mundo que un planeta mejor es posible.
El movimiento «Fridays for Future Valencia» tuvo su bautismo el pasado 1 de marzo. Fue mejor de lo que esperaban, así que han decidido seguir con el plan, que no es otro que reclamar el cumplimiento de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París y la declaración del Estado de Emergencia Climática en todos los niveles de gobierno institucional.
Decenas de miles de estudiantes en más de mil ciudades y noventa países exigen al unísono que los gobiernos adopten
medidas urgentes ante la crisis climática. Lo hacen diariamente, pero los viernes cobran especial significado porque es cuando se celebran concentraciones y tienen lugar los paros juveniles en los centros de estudio.
Argumentan que la «emergencia climática es innegable». Según el último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, nos quedan solo once años para evitar la catástrofe climática y limitar la subida de la temperatura media mundial a 1,5 ºC. «Exigimos
alternativas reales, justas y viables, o dentro de nada no tendremos un mundo en el que vivir. En el territorio valenciano las afecciones pueden ser especialmente graves, ya que la mayor parte de esta región está en riesgo de desertificación, es decir, en peligro de degradación de las tierras, que se vuelven improductivas. Los eventos extremos cada vez son más frecuentes. Vemos como la temperatura alcanza los 29ºC en febrero y nos preguntamos: ¿Cuál será la temperatura para este verano? Además, la proximidad a la costa provoca que el incremento del nivel del mar acabe ocupando nuestras tierras y nos veamos obligados a desplazarnos. Estudios afirman que, tras Andalucía, somos la autonomía más afectada por el aumento del nivel del mar. Seremos los próximos desplazados climáticos».
Ante este escenario, desde la cooperativa valenciana Aeioluz, que ha ayudado a las familias valencianas a ahorrar en la factura energética, explican que «cada uno de nosotros podemos hacer mucho para luchar contra el cambio climático. De hecho, los jóvenes están liderando ya un movimiento en el que reivindican la eficiencia energética como parte de su legado de futuro para asegurarse un planeta sostenible que les permita vivir en condiciones dignas», afirma Salva Moncayo, coordinador técnico de Aeioluz.
Cree que todo apunta a que el cambio necesario de paradigma social, económico y medioambiental, vendrá dictado desde las bases, desde las ciudades y, con mucha fuerza, desde la juventud. Por ello, desde las administraciones locales es tan importante escucharles y acompañarles para dar sentido y cauce a todas estas inquietudes.
«Cuando obligamos a nuestros jóvenes a compartir piso en su época de estudiantes, cuando muchos de ellos ya no ven la necesidad de sacarse el carné de conducir porque en núcleos urbanos no tienen la posibilidad de mantener un vehículo propio en la puerta, ¿cómo les explicamos que en la era digital existen trabas legales en el hecho de compartir energía entre vecinos?, afirma Moncayo.
Marta Province, estudiante de Ingeniería de la Energía y activista desde Enginyeria Sense Fronteres y la Plataforma per un Nou Model Energètic en Valencia, manifiesta que «nuestro futuro depende de que este cambio de paradigma se haga real, por lo que es imprescindible que se refuerce el pensamiento crítico en las áreas más jóvenes de la sociedad».
Marta explica que para reducir su huella ecológica en el planeta lleva a cabo de manera diaria acciones muy sencillas fácilmente aplicables a todos los seres humanos. «Utilizo el transporte público en la medida de lo posible, uso bolsas de tela para comprar y siempre que puedo, compro en el comercio de proximidad, y no utilizo bandejas de plástico cuando voy a las secciones de charcutería, pescadería y carnicería de los supermercados».
Moncayo considera que «es importante que los adultos nos pongamos a disposición de este movimiento juvenil, pero dejándoles el protagonismo. Muchas personas activistas, con la mejor intención, están queriendo abanderar algo que no nos toca a los no estudiantes. La juventud es más que capaz de organizarse y llegar donde haga falta. Para mí, es una esperanza ver cómo avanzan en la organización de este movimiento».
Un granito de arena para salvar el mundo
Para que la ciudadanía pueda apoyar este movimiento juvenil, desde Aeioluz proponen acciones fáciles de llevar cabo desde los hogares como plantearse, antes de comprar un producto, si es totalmente necesario o si hay alternativa en casa reutilizando algo que ya se tiene, intentar comprar el máximo de alimentos en el mercado local a través de un grupo de consumo y tener contratado el suministro eléctrico con una cooperativa ética de energía cien por cien renovable. Los mayores usos energéticos del ser humano en el planeta son la alimentación, la habitabilidad y el transporte, por lo que la ciudadanía debe hacer un especial esfuerzo en estos ámbitos para frenar el cambio climático. En este sentido, desde Aeioluz se recomiendan medidas como reducir el consumo de carne roja, tomar alimentos de temporada y de proximidad o compartir vehículo para ir a trabajar o a estudiar, entre otras.
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