Valencia
Puig mantiene la Presidencia con los reproches de Oltra y la «lealtad» de Podemos
La líder de Compromís exhibe en público las diferencias de final de legislatura y reivindica los logros de su partido
La líder de Compromís exhibe en público las diferencias de final de legislatura y reivindica los logros de su partido
Les Corts nombraron ayer presidente de la Generalitat valenciana a Ximo Puig. 52 votos a favor y 46 en contra dieron a los socialistas la mayoría suficiente para mantener la Presidencia. Los apoyos de los 27 diputados del PSPV se sumaron a los 18 obtenidos por Compromís y los ocho de Unides Podem- EU.
De la formación nacionalista Puig ya sabe que debe ir con mucho cuidado. Hay recelos evidentes. Compensa el otro socio, Unides Podem, cuyo síndico, Rubén Martínez Dalmau, declaró su lealtad al presidente.
Es la fotografía de esta legislatura recién estrenada, los tres firmantes del Pacte del Botànic 2 y que esta vez compartirán sillón en el Gobierno valenciano.
Nada hace augurar cuatro años de tranquilidad. En las semanas previas al pacto ha habido de todo menos consenso. Ha costado cerrar el acuerdo para garantizar la investidura de Puig, tanto que la votación producida ayer se retrasó precisamente 24 horas porque Compromís quería tensar más la cuerda y Unides Podem no estaba conforme con lo que se le ofrecía.
A esta circunstancia hay que sumarle el final de la anterior legislatura. La convocatoria de adelanto electoral, que Puig decidió con la oposición de Compromís, ha dejado unas heridas que siguen sin cerrarse.
La prueba va más allá de interpretaciones. Ayer la vicepresidenta en funciones, Mónica Oltra, fue muy clara durante su intervención en el debate de investidura.
Fue muy directa y no subió el tono pero confesó que en el primer Botànic hubo traición. El hecho de que saliese a la tribuna con la «camiseta» de Compromís y no como miembro del próximo Gobierno valenciano, le permitió adoptar un papel menos institucional.
Presumió de los logros de su partido, defendió medidas que el PSPV ha frenado, tales como la tasa turística- que reivindicó sin nombrarla-, el rechazo a los «grandes mastodontes» comerciales- en alusión a Puerto Mediterráneo- e incluso le advirtió de que recordarán que hay que exigir la financiación.
Sin embargo, las palabras más duras tuvieron que ver con los engaños del pasado. «Lealtad significa cerrar filas siempre, cubrir espaldas siempre, y buscar el sí hasta la extenuación, así como argumentar el no cuando no se ha podido encontrar el sí». «A veces es un silencio, con los dientes bien apretados, pero es siempre echar una mano cuando hace falta» y «decirse mirándose a los ojos lo que uno piensa, también, y sobre todo, en decisiones importantes».
Puig optó por una respuesta conciliadora. Admitió que el camino no había sido fácil, pero que tienen la oportunidad de seguir. Para acabar le dedicó un proverbio africano: «Si quieres llegar rápido camina solo, si quieres llegar bien, acompañado».
El tercer actor del Botànic, Rubén Martínez Dalmau, se estrenó en la tribuna con un discurso en el que defendió la necesidad de los acuerdos de izquierdas para borrar del mapa la «visión monocolor de España» en la que incluyó el machismo, la privatización, el racismo y el conflicto.
La descripción provocó la protesta de los aludidos a los que Dalmau pidió tolerancia. «Es tiempo de cooperar y escuchar. El Gobierno de coalición debe ser leal con usted».
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