Sanidad
Tu plan de lactancia, tan importante como el del parto
El embarazo supone un cambio importante a nivel físico y mental, el cuerpo se prepara para formar al nuevo ser, de igual modo, el cerebro se especializa para cuidarlo y protegerlo. Las neuronas aumentan en tamaño, desarrollándose mayor agudeza sensitiva para que la madre interprete las necesidades de su bebé. Es necesario un periodo de 40 semanas de gestación para ir construyendo una nueva identidad, la de ser «madre». Una etapa valiosa para ir preparándose para el más grande de los compromisos que se va adquirir. Si has asistido a clases de preparación maternal, te habrán informado sobre lactancia materna y sabrás que al igual que se prepara el cuerpo para el parto, también lo hará para la lactancia, decidas o no amamantar. La lactancia es una condición natural y automática que necesita de una actitud positiva y de autoconfianza. A pesar de ser, algo tan natural que ha sustentado durante miles de años a la especie, por infortunios de la vida ha sido en gran parte eclipsada por las leches artificiales, perdiéndose la cultura del amamantamiento y haciendo creer a las mujeres que no tenían leche suficiente o esta no era lo bastante buena. Han sido tantas las generaciones alimentadas con biberón que actualmente muchas mujeres aun deseando amamantar no lo consiguen estando intimidadas por una temida hipogalactia que creen heredada de sus madres, frustrando su confianza y socavando su capacidad de amamantar. Inseguridad que se ha ido manteniendo de generación en generación. Actualmente las madres en su deseo de amamantar recurren a los grupos de apoyo a la lactancia para poder observar como otras madres amamantan a sus bebés y ver cuál es el comportamiento «normal» de los lactantes alimentados al pecho. Si deseas lactar es fundamental que te informes y averigües acerca de las prácticas de lactancia que se llevan a cabo en el hospital donde tengas pensado parir. Documéntate antes sobre si: el hospital dispone de personal especialista en lactancia materna, que pueda brindarte ayuda; si respeta el contacto piel con piel, no separando a madre y bebé si la situación clínica no lo precisa, ya que los procedimientos de rutina como: pesar, administración de profilaxis ocular y antihemorrágica pueden esperar; si consideran tu decisión de practicar colecho, brindándote información y apoyo para que se realice de forma segura y poder amamantarlo respondiendo a sus primeras señales de hambre; si respetan no dar al bebé más que leche materna a menos que este «medicamente indicado», y como primera opción a la leche de fórmula, se ayuda a la madre a extraerse leche con la que suplementar; no ofrecen biberones ni chupetes para no ocultar sus primeras señales de hambre y reducir tu producción de leche; si dispone de una unidad neonatal de puertas abiertas, que «convide» a los padres a «permanecer» todo el tiempo que deseen, sin tener que soportar su insistente invitación de irte a casa a descansar. Asegúrate que siempre que la patología del bebé lo permita ofrezcan la posibilidad de realizar «método canguro» durante el mayor tiempo posible; si ofrecen información al alta de donde recibir apoyo durante la lactancia en caso de que necesites ayuda. La mayoría de los hospitales españoles no disponen de protocolos en lactancia materna y cada profesional actúa más o menos a sus anchas, como meramente puede. De ahí que oigamos a las madres decir frases del estilo, «a ver si os ponéis de acuerdo porque cada uno recomendáis una cosa diferente». Invito a las madres a hacerse oír, en vuestra voz tenéis el privilegio de poder conseguir que la lactancia sea la norma y poder cambiar muchas de las costumbres en lactancia materna que no estén basadas en la evidencia más actual. Como profesional de la salud, recomiendo a las madres que realicen un plan de lactancia, en donde conste lo que deseas y no deseas, ayudando al profesional a conocer cuáles son tus preferencias. El éxito o el fracaso de la lactancia van a depender en gran medida de la atención y recomendaciones que recibas. Sabemos por estadísticas que más del 70 por ciento de mujeres desean lactar, y siendo esta la «norma» durante miles de años, ¿por qué hay tantas mujeres que no llegan a conseguirlo? El problema no es la biología de la mujer, sino la escasa formación en la «ciencia de la lactancia» de la mayoría de profesionales en contacto con el binomio madre-bebé. La lactancia materna es una cuestión vital para la salud pública, mejora no solo la salud de las madres y sus bebés, sino también la de la sociedad en general, por lo tanto, las madres deben de poder confiar en las recomendaciones de los profesionales, y para ello estos deben de estar formados. Hay que ser más humildes y si un profesional no sabe y no quiere formarse debe dejar que otros más preparados en lactancia tomen el relevo y poder ayudar a las madres a conseguir amamantar. En la Comunidad Valenciana al igual que en el resto de España hay personas certificadas internacionalmente en lactancia materna (IBCLC). Estos profesionales son valorados y buscados por las madres lactantes, pero desconocidos para nuestros gestores sanitarios, aun cuando, muchos de ellos, son a su vez sanitarios que trabajan en el sistema público de salud, pero paradójicamente, raramente prestan servicio en unidades en contacto con madres y bebés lactantes, cuya atención recae mayormente sobre profesionales con escasa o nula formación en lactancia, una incongruencia de un sistema sanitario público, que no optimiza adecuadamente los recursos humanos, desaprovechando a profesionales cualificados que pueden dar un importante impulso promoviendo, protegiendo y apoyado la lactancia materna.
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