Valencia

Una ofrenda multitudinaria recorre Valencia

La amenaza de lluvia no se cumplió y los falleros honraron, un año más, con devoción a la «Geperudeta»

Las falleras más pequeñas inundan con sus mantillas blancas y claveles rojos las calles de toda la ciudad
Las falleras más pequeñas inundan con sus mantillas blancas y claveles rojos las calles de toda la ciudadlarazon

Día tras día se suceden los actos falleros en la ciudad de Valencia. Ayer empezó uno de los momentos más esperados y emotivos: la Ofrenda. Con todas las fallas levantadas y todos los premios adjudicados, cabe recordar que Cuba-Literato Azorín consiguió contra todo pronóstico el primer premio en la sección Especial, tocó el turno de la entrega de flores a la Virgen.

A primera hora de la tarde de ayer, con una temperatura que rozaba los 15 grados y un cielo nublado, multitud de falleros se preparaban para asistir a la Plaza de la Virgen para depositar su ramo a la Mare de Déu.

Se calcula que unas 100.000 personas entre falleros, falleras y músicos desfilarán por la calle de La Paz para entrar en la Plaza de la Reina y de ahí, a la plaza donde la Virgen de los Desamparados, la patrona de la ciudad, les espera.

Entre ellos, rostros de políticos como el de la vicepresidenta del Gobierno valenciano, Mònica Oltra, que desfiló con un sobrio traje negro con bordados en plata, como ya hicieron otras portavoces del Consell, con su comisión.

El viento frío no impidió que la «Geperudeta» recibiera a falleros de pocos meses en brazos de sus madres o de sus abuelos e incluso familias enteras que asistieron al tradicional y más emotivo acto fallero. Tampoco faltaron a la cita aquellos que tuvieron que usar silla de ruedas o muletas.

Aunque en los últimos años se daba a conocer el diseño del dibujo que se plasma en el manto, este año no se ha desvelado. Se recupera así el factor sorpresa que antaño existía. La única «pista» es la predominancia del color blanco y que contendrá la silueta de San Vicente Ferrer.

Este año se le ofrecen más de 60.000 ramos de claveles, en su mayoría blancos, aunque también hay rojos y amarillos, con los que quedará diseñado el manto, que luego se convertirá en punto de devoción para turistas y valencianos.

La cita con la patrona pone en marcha un ritual mecánico en el que la cincuentena de vestidores de la Virgen se organizan para coger los ramos, distribuirlos por colores y colocarlos en el lugar correspondiente del bastidor para que al final de estos dos días de Ofrenda el manto desvele su diseño.

La espera y el cansancio acumulado tienen su recompensa porque en la marcha hasta la patrona, a paso ordenado y amenizado por las bandas de música, no faltan aplausos, piropos y gritos de ánimo de los espectadores concentrados en el recorrido y que inmortalizan con cámaras y móviles tan tradicional estampa fallera.

Buscando el centro neurálgico de la Ofrenda y también explorando las muchas opciones que ofrecen las fiestas josefinas, ríos de turistas y curiosos se adueñan de las calles cortadas al tráfico, para disfrutar de otros espectáculos artísticos que amenizan la velada como bailarines, músicos, acróbatas o mimos, con el sonido de fondo de petardos -algunos de gran potencia- y tracas que se oyen sin cesar.

Para facilitar el acceso al centro de Valencia y participar en la Ofrenda, Metrovalencia ofrece transporte a un total de 6.525 falleros de 26 comisiones, especialmente del distrito Marítimo y de la vecina localidad de Burjassot, que han reservado 93 tranvías y contratado 12.170 viajes.

Al cierre de esta edición, se esperaba que la fallera mayor infantil de Valencia, Sofía Soler, hiciese su entrada en la plaza de la Virgen junto a su corte de honor. Como manda la tradición, había programado un castillo de fuegos artificiales para teñir de color el cielo.

Superado el ecuador de las fiestas josefinas, el mundo fallero y miles de visitantes aprovecharán el fin de semana para vivir los dos últimos días grandes de las fiestas.

Las comisiones volverán hoy a llenar de música, color y aroma de flores las calles de la ciudad para completar la segunda jornada de Ofrenda.

La fallera mayor, Alicia Moreno, dejará el último ramo y completará así el manto de la patrona.

Será el crepúsculo de una fiesta a la que le restarán todavía 24 horas finales, donde el trabajo de todo un año será consumido por el fuego, tal y como manda la tradición. Se empezará ya entonces a trabajar en las Fallas de 2017, con la esperanza de que la Unesco elija estas fiestas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.