Sociedad

Valencia en agosto, las ventajas de trabajar en la ciudad en pleno estío

Menos trabajo o más aparcamiento cerca de la oficina, son solo algunas de las virtudes de este mes

«Hay muchas ventajas de trabajar en agosto: tenemos aire acondicionado en el despacho, el jefe no está, trabajas solo por la mañana...», celebra la recepcionista. «¡Y se puede ir con pantalón corto y chanclas!», añade entusiasmada
«Hay muchas ventajas de trabajar en agosto: tenemos aire acondicionado en el despacho, el jefe no está, trabajas solo por la mañana...», celebra la recepcionista. «¡Y se puede ir con pantalón corto y chanclas!», añade entusiasmadalarazon

Menos trabajo o más aparcamiento cerca de la oficina, son solo algunas de las virtudes de este mes

Llega agosto y con él el calor, las playas de ensueño color turquesa, la piel bronceada tras largas horas tomando el sol, las fiestas del pueblo con los amigos de siempre, los viajes en familia inolvidables...

Sin embargo, hay quien tiene la suerte de no tener que soportar todo esto: aquellas personas que trabajan en verano. Y es que pasar los meses estivales en la oficina está infravalorado.

Así lo afirma, por ejemplo, una recepcionista en una empresa de transportes que asegura que «hay muchas ventajas de trabajar en agosto: tenemos aire acondicionado en el despacho, el jefe no está, trabajas solo por la mañana...», celebra. «¡Y se puede ir con pantalón corto y chanclas!», añade entusiasmada.

A ella le sigue una maquilladora profesional en un gran almacén, que agradece que «se pueda aparcar el coche bastante cerca del trabajo, porque como la gente está veraneando, hay mucho sitio libre».

Asimismo, una enfermera afirma que los autobuses y los metros están vacíos y más disponibles para llegar al trabajo.

«Además, una ventaja es que cuando te vas de vacaciones en invierno, es más barato que en verano, y si trabajas de cara al público quieras o no la gente está más amable, con mejor sentido del humor, más relajada, sonríe más, más ‘happy flower’», afirma.

En ello coinciden un camarero y una vendedora de cupones ONCE, quienes afirman que la gente está más alegre y salen más a las calles y terrazas, a lo que un quiosquero añade que, como es el único que está abierto, no tiene mucha competencia.

Por su parte, una becaria en la recepción de un hotel afirma que trabajar durante los meses estivales es la mejor opción, puesto que «tantas semanas de vacaciones universitarias al final aburren». «Y además, si no te vas de vacaciones puedes ahorrar dinero», indica.

Por otro lado, unas periodistas señalan que una cosa buena de trabajar en agosto es que al salir de la oficina «hay muchos mercaditos, cines al aire libre... y te puedes ir de ‘afterwork’ a la playa a por tu ‘gin tonic’».

Mientras, alguien menos juerguista y más deportista, como es el dueño de un gimnasio, festeja que «como hace más calor en las instalaciones, cuando entrenas a los clientes tienes un dos por uno: gimnasio más sauna».

Pero, ante tanto positivismo, un portero de un edificio céntrico me dice con rostro severo: «Deberías de haber hecho el trabajo sobre desventajas».

Sin embargo, en cuestión de segundos, el hombre reflexiona. «La verdad es que hay poca gente y pocas cartas cuando viene el cartero».

En este sentido, un policía local que se encuentra vigilando las puertas del Ayuntamiento de Valencia asegura que «hay menos trabajo en secciones del consistorio como en padrón o gestión tributaria».

A ello, añade con gracia: «Lo bueno de trabajar en estos meses es que no pasas frío». Razón desde luego no le falta...

Pero si de verdad hay una que destaca sobre las demás y que realmente es indiscutible, es la que asevera David, barrendero: «Si trabajas en verano, ya estarás acostumbrado a madrugar en septiembre».