Vox admite la existencia de «arribistas» en su formación

José María Llanos teme que tras la «explosión» del partido algunos quieran apropiarse de la marca

José María Llanos, la cara de Vox en Valencia, ha presentado a la prensa esta mañana el programa con el que concurrirán a las elecciones del próximo 26 de mayo. Nada que no se haya oído hasta la saciedad desde que irrumpieran en el Parlamento andaluz, pero ahora en clave valenciana. Que si el fin de Àpunt, que si una Conselleria de Familia, que si la erradicación del catalanismo en las aulas... Llanos ha respondido a todas las preguntas con el ideario de Vox aprendido pero con carencia de datos. Todo se andará, todo se concretará, vino a decir mientras justificaba los errores en la juventud del partido. Una juventud, sin embargo, que no les protege de los peligros que minan la credibilidad de los grandes. «Cuando hay posibilidades de llegar a las instituciones, se acerca de todo. Para bien y para mal. Eso es el éxito, lo malo ha llegado también, pero Vox funciona muy bien y la mayoría (de los afiliados, simpatizantes y dirigentes) estamos en buena sintonía». Se refería así a los «arribistas» que han desembarcado en la formación de Santiago Abascal desde su «explosión» política y mediática. No quiso dar nombres, pero admitió que en la provincia de Valencia han «expulsado» a dos de ellos. «Bueno, más que expulsar les hemos negado la reafiliación». «Hay que filtrar. No sería aconsejable que nadie se apropiara de la marca Vox. Arribistas los hay, les ha pasado a otros partidos. Algunos vienen a destruirnos», remató. A su juicio, ellos son el producto original, mientras que el PP y Ciudadanos, la copia.

Llanos ha convocado a la prensa en el Casino de Agricultura, famoso por sus clubs de bridge y canasta y por su foro taurino. Allí ha expresado su voluntad de cerrar la televisión autonómica (y por extensión TVE y la Agencia Efe) por considerarla «innecesaria e ineficiente»; de crear una Conselleria de la Familia (para fomentar esta y la natalidad); acabar con la «desmemoria histórica»; derogar la ley de la infancia y la adolescencia; poner fin «al adoctrinamiento en las aulas»; el fin de la ideología de género; externalizar la sanidad pública (recuperar el Modelo Alzira); implantar el distrito único y dar luz verde al cheque escolar «para que los padres sean los que decidan si llevan a sus hijos a un colegio público, a uno concertado o a uno privado». En este punto, no ha detallado cómo se llevaría a cabo ni cómo afectaría a la plantilla de la enseñanza pública, pero ha declarado: «Hay muchos mecanismos para reasignar los trabajos».

En cuanto a si en las listas que concurrirán a las elecciones autonómicas y municipales habrá el mismo número de mujeres que de hombres, ha apuntado: «Las listas serán como manda la legislación, pero nos parece absurdo el tema de la paridad. Al final nos dirán cuándo tener un hijo o dónde estudiar».