Metro de Madrid
Billetemanía: Fin de trayecto
Miguel Ángel Delgado puede contar la historia del Metro a través de sus billetes.
De los «tokens» metálicos que estrenó Alfonso XIII, hasta el último tiquet emitido el pasado martes, su colección única, de cerca de 3.000 ejemplares diferentes, ha llegado a su última estación.
La historia del Metro de Madrid está escrita en sus billetes, los mismos que se despidieron de las carteras de los madrileños de forma definitiva el pasado martes. Apenas les quedaban dos años para ser centenarios. Generaciones y generaciones de habitantes de la capital, y también de turistas, han visto cómo una parte importante de su vida transcurría de algún modo en paralelo a esos pedazos de papel con banda magnética, fecha y nombre de estación. Es más, algunos veteranos aún tienen en su memoria los años en los que para acceder a los trenes de la Compañía Metropolitano Alfonso XIII se usaban «tokens» metálicos. Miguel Ángel Delgado, trabajador del Consorcio Regional de Transportes (CRTM), puede presumir de tener esos y otros ejemplares de títulos de fin de semana, festivos o abonos, que hoy por hoy constituyen una colección prácticamente única.
Porque los pases de acceso a los vagones han cambiado tanto casi tanto como la propia tecnología que permite que miles de madrileños se trasladen cada día de una punta a otra de la ciudad en cuestión de minutos. Pero, si bien los trenes aún seguirán evolucionando a un ritmo imparable, los billetes ya no lo harán más. El futuro está ahora en la nueva Tarjeta Multi. Por eso, el martes, conseguir uno de los últimos ejemplares impresos en las máquinas automáticas de la red se convirtió para algunos en un auténtico reto personal. Más de uno se acercó cuando estaba próxima la medianoche del 31 de octubre a la estación de Sol para hacerse con una de las reliquias. ¿El trayecto más demandado? El más clásico, de Sol a Cuatro Caminos, el mismo que inauguró el monarca en persona.
Precisamente un billete de la última noche de impresión de títulos en papel es el broche de oro de la colección de Miguel Ángel Delgado, una muestra que ya no avanzará en el tiempo pero que podrá seguir creciendo a base de ejemplares antiguos. «El martes de madrugada me acerqué a la estación que está más cerca de mi casa, la de Ríos Rosas, y saqué billetes de recuerdo para mis amigos», explica. El trayecto elegido fue el más sencillo, hasta Cuatro Caminos. «Estos días, cada vez que veo alguno tirado por la calle me lanzo a por él», bromea. Al menos de momento, los amantes del papel aún podrán seguir disfrutando de ellos en los trayectos de la red de Cercanías. Miguel Ángel Delgado es uno de los pocos en España que practica la forondotelia o coleccionismo de títulos de transporte, una afición que asegura cuenta con un público «muy limitado»: «No es como los sellos, no hay ningún organismo oficial que los emite, así que tenerlos todos localizados es muy complicado», apunta.
En la colección de este apasionado del transporte público se cuentan casi tres mil billetes distintos, la mayoría con sello nacional. «Creo que tengo la mejor muestra de billetes de Barcelona de toda la capital», presume. Y puede ser cierto, ya que un colega de profesión, que ocupa el mismo cargo en el organismo equivalente en Cataluña, se encarga de mandarle con periodicidad cada nuevo título que ve la luz. Y viceversa. Aunque también tiene billetes modernos de otras ciudades como Londres o Nueva York, asegura que esos los guarda sólo como recuerdo de sus viajes, ya que intentar hacerse con todas las variedades «sería una locura». Delgado también tiene bonobuses de la Empresa Municipal de Transportes de las décadas de los 80 y 90. Con todo, este «forondotélico» calcula que, en el caso de querer poner su colección a la venta, podría conseguir algo más de tres mil euros.
Ejemplares únicos
En concreto, de su muestra madrileña saca pecho. «Tengo cosas que ni siquiera Metro conserva, y está todo digitalizado», subraya, a la vez que se ofrece a ceder a la empresa toda su colección en el caso de que editen algún libro conmemorativo con motivo de su primer centenario, que se cumple en 2019. Además, Miguel Ángel Delgado participó activamente en la elaboración de un dossier con la historia de los billetes del transporte público en Madrid que publicó el Consorcio de Transportes hace dos años. Entre sus tesoros, Delgado recuerda con especial cariño un lote antiguo de billetes, cada uno con el nombre de la estación de origen. Y tiene un ejemplar de cada una de las que componían la red de Metro por aquel entonces. También habla con nostalgia de algún ejemplar que conserva con anotaciones escritas a mano. «Antes la gente solía apuntar cosas en ellos, por ejemplo cuando subía el precio del billete», asegura.
Sin embargo, este trabajador asegura que la afición por encontrar títulos de transporte con alguna curiosidad se ha perdido poco a poco. Por ejemplo, Delgado recuerda que antiguamente se decía que conseguir un billete con número de serie capicúa traía buena suerte. «Ahora nadie se fija en esas cosas», lamenta, aunque reconoce que muchos madrileños aún les encuentran una segunda utilidad, como de marcapáginas.
En su caso, la afición le viene desde pequeño, y se forjó a base de utilizar el servicio con frecuencia. «Todo empezó cuando era adolescente y cogía todos los días el Metro para ir al instituto. Entonces vivía cerca de la parada de El Carmen, así que de ahí los tengo prácticamente todos», explica Delgado. Alonso Martínez es otra de las estaciones clave dentro de su colección: «Allí trabajaba mi padre, y siempre me traía los billetes», recuerda. Desde entonces, sus casi tres décadas como trabajador del Consorcio le han facilitado mucho la labor, un privilegio al que se ha unido el auge del intercambio de objetos por Internet, un universo «donde puedes encontrar prácticamente cualquier cosa». Con todo, Delgado aún se considera un aficionado que está lejos del nivel de algunos profesionales. «A pesar de eso sí que tengo activadas alarmas de búsqueda y participo en alguna subasta», indica.
Aunque ya es amplia, la colección de billetes del Metro de Madrid podría ser aún más extensa si se hubiera copiado la costumbre de otros países del mundo de incluir publicidad o promociones en el reverso de la nueva Tarjeta Multi. «Es bonita, pero también monótona», lamenta Delgado.
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