Blindaje en la Politécnica

La Universidad Politécnica de Madrid (UPM) es una olla a presión desde el pasado 15 de febrero, cuando su rector, Carlos Conde, anunció el despido de 301 trabajadores del personal de Administración y Servicios de la entidad educativa o una rebaja salarial a toda la «plantilla», docentes e investigadores incluidos, para ajustar el presupuesto de la universidad para este año. Trabajadores, alumnos y sindicatos pusieron el grito en el cielo y protagonizaron numerosas concentraciones, asambleas y protestas contra estas medidas de ajuste.

La presión dio parcialmente sus frutos, puesto que la reducción de personal se paralizó y se entabló un diálogo en el Consejo de Gobierno de la UPM –están representados el equipo rectoral, la dirección de las escuelas y la comunidad educativa–, aunque entre las cuatro opciones que se discutirán y votarán hoy en el seno del Consejo, cuyo resultado es definitivo, se mantienen los despidos y las rebajas salariales.

El pasado 22 de febrero se vivieron los primeros momentos de tensión cuando varios alumnos reventaron una puerta de acceso al despacho del rector para que éste les recibiera. Desde ese momento, en todas la Policía ha sido parte de la universidad. Según fuentes sindicales, este miércoles hubo hasta 32 furgones de la Policía y el jueves, algo más de 20, y seríamos unas 200 personas en el interior de la universidad y otras 200 en el exterior. Es por ello que para hoy, día en el que se decide cómo se llevará a cabo el ajuste salarial, la Real Academia de Ingeniería, donde se celebrará el Consejo de Gobierno de la UPM definitivo, se blindará ante posibles incidentes.

En un primer momento estaban previstas varias concentraciones, convocadas por CC OO y UGT, a las puertas del Rectorado de la Politécnica, donde se iba a celebrar el Consejo, pero a media tarde de ayer se cambió la ubicación del «cónclave» porque según explicaron desde la Universidad a Europa Press, este cambio se debe a la «posibilidad de que la concentración convocada» para este mismo día frente al Rectorado «pudiera impedir el desarrollo normal del sistema democrático de toma de decisiones de la universidad». Y es que, este cambio de ubicación impidió ayer a los sindicatos convocar oficialmente a sus afiliados a protestar contra el recorte (Delegación de Gobierno obliga a comunicar las concentraciones con varios días de antelación), no obstante ayer animaron a que «quien quiera se pase por la Real Academia de Ingeniería» para protestar.

Puertas reventadasy encierros

El 22 de febrero, tras una asamblea en la que se elaboraron propuestas, varios alumnos cortaron el tráfico, otros se encerraron en una de las salas de la universidad y otros la emprendieron a golpes contra las puertas de acceso a un pasillo que da a la oficina del rector para que éste les recibiese Desde entonces, la presencia policial en las concentraciones y protestas en la UPM ha sido la tónica general.