Política

Sucesos

«Calma tensa» en El Pozo tres meses después del asesinato de Paco

La paz aún no ha vuelto al barrio del distrito de Vallecas. Los vecinos denuncian cierta «intranquilidad»

La puerta de la parte de atrás de la casa donde vivía «el Chule» sigue con el cristal roto y con el grafiti que reza «asesinos»
La puerta de la parte de atrás de la casa donde vivía «el Chule» sigue con el cristal roto y con el grafiti que reza «asesinos»larazon

Hace ahora tres meses del asesinato de Paco en El Pozo del Tío Raimundo y sigue habiendo intranquilidad en la barriada. En desencadenante fue una pelea por unos perros. Aquello conmocionó al barrio, que se revolvió contra el presunto atacante y su familia, de etnia gitana.

Hace ahora tres meses del asesinato de Paco, un vecino de 63 años muy querido en El Pozo del Tío Raimundo y sigue habiendo intranquilidad en la barriada. En desencadenante de la tragedia fue una pelea por unos perros, pero aquello conmocionó al barrio madrileño, que se revolvió contra el presunto atacante y su familia, de etnia gitana. Una semana después del asesinato, José Campos, alias «el Chule», principal acusado del crimen, se entregó en una comisaría de Hortaleza tras ser cercado por la Policía. Y su familia, del clan de «Los Visita», tuvo que abandonar las dos viviendas que tenían en la zona ante la cantidad de vecinos que se congregaban cada día frente a las puertas de las casas para obligarles a irse del barrio.

Después de estos meses, el día a día se vive con una «calma tensa» y una gran incertidumbre, como describen los vecinos. Actualmente, en la parte de atrás de la vivienda que ocupó «El Chule» la puerta sigue con el cristal roto y con un visible grafiti en el que puede leerse «asesinos». También son vistosas las marcas de huevo aún no limpiadas de las paredes. Pero en la parte de delante, las ventanas rotas hace meses han sido reparadas y otras pintadas borradas son todavía parcialmente visibles. Todo ello son los restos de un barrio que aún se muestra vigilante con lo que sucedió.

«El barrio está intranquilo porque no se termina de saber si van a volver o no», dice una vecina de la zona. Principalmente, de lo que se quejan los vecinos es de que los familiares del presunto asesino, –que según contaron, fueron realojados en la zona de Pan Bendito–, siguen acudiendo a la vivienda acompañados por la Policía. «Se les ve que vienen por la noche», comenta un vecino, aunque matizó que «técnicamente se han ido». Sobre esa situación, otra habitante de la zona criticó que «si en verdad se las ha ubicado en otra zona, no entiendo por qué siguen viviendo y no se les ha dado un plazo para recogerlo todo». Sin embargo, en lo que están todos los vecinos de acuerdo es en que no van a permitir el regreso del clan, ya que en el caso de su vuelta tienen la intención de volver a organizar las protestas «para echarles» definitivamente.

Entre las soluciones que se hablaron en su día para arreglar el asunto estaba la venta de las dos viviendas que las familias del clan de «Los Visita» habitaban a escasos metros de la familia de Paco. Pero, hasta el momento, no ha sido posible. Algunos vecinos aseguran que Carmena intentó adquirir los inmuebles, pero les resultó imposible debido a que, según sus palabras, una de ellas fue comprada «ilegalmente» y la otra «no se puede vender» por motivos que se desconocen. Estos extremos no pudieron ser confirmados por LA RAZÓN.

Mientas tanto, los problemas que sufre el barrio se mantienen, como si nada hubiera pasado. Y es que, ya no se ven los coches de Policía que circulaban tres meses atrás. «Yo he tenido noches en las que no he podido dormir hasta las cuatro de la mañana por el lío que arman los gitanos. Y llamas a la Policía y no hacen nada», criticó un viandante. Asimismo, explicó que aunque «no todos son malos», la dinámica de convivencia se resume en que «no se les puede decir nada», exclamó con cara de circunstancias. «Ellos están unidos. Si te pisotean y no te quejas te llevas bien con ellos, pero como te quejes...». Además, incidió en que en el barrio hay mucha gente «que se desentiende o se calla» por no tener problemas. En definitiva, la situación del Pozo dista mucho de ser la ideal. «El barrio sigue muy quemado», concluyó el vecino.