Infraestructuras
Carmena impone su jardín de Barceló
La alcaldesa deshace inextremis el proceso participativo impulsado por Botella para los jardines del Arquitecto Ribera que votaron 800 vecinos.
La alcaldesa deshace inextremis el proceso participativo impulsado por Botella para los jardines del Arquitecto Ribera que votaron 800 vecinos.
El Gobierno de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid, punta de lanza de la participación ciudadana en la capital, ha decidido tirar por tierra uno de los precedentes más significativos de las consultas populares para diseñar un espacio de la ciudad: los jardines del Arquitecto Ribera en la plaza de Barceló. Un parque que diseñaron los vecinos del barrio durante meses con los técnicos de Medio Ambiente y Urbanismo del Ayuntamiento, fue votado durante dos meses tras exponer tres propuestas en el Mercado de Barceló y cuyas obras se adjudicaron a finales de diciembre. Sin embargo, el nuevo concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, decidió parar en el último momento el inicio de las obras, rediseñar los jardines y presentar a los vecinos un nuevo proyecto que votaron durante un día y medio el pasado mes de marzo. Y es que según explicaron fuentes cercanas al proyecto, Calvo calificó de «plaza de pueblo» el diseño que la asociación «Vecinos Haciendo Jardines» consensuó con el consistorio –hasta el punto de que en los pliegos del contrato se incluía un anexo con el esquema de funcionamiento de la propuesta que presentaron Haciendo Jardines– y decidió no ya hacer «pequeñas modificaciones técnicas» del proyecto, como explicaron el pasado noviembre, sino un nuevo diseño.
Este nuevo diseño, que según las mismas fuentes «responde a conceptos anacrónicos de arquitectura poscomunista», fue realizado por José Luis Infanzón, anterior director del nuevo Plan General de Ordenación Urbana y actual director general de Espacio Público, Obras e Infraestructuras, y también fue sometido al dictamen de los vecinos, pero apenas durante 36 horas y con una menor participación que en la anterior encuesta. Porque para tirar por los suelos el anterior proyecto, el consistorio madrileño ha contado con la total colaboración de la misma asociación vecinal que en su día se levantó en pie de guerra contra el equipo de Ana Botella ante la sugerencia de mantener la estructura del mercado provisional instalado en el solar de los antiguos jardines para transformarla en zonas estanciales y pequeños invernaderos.
Fue el entonces concejal de Centro David Erguido quien se puso en contacto con Vecinos Haciendo Jardines y aceptó realizar un proceso de participación vecinal para elegir el diseño de los nuevos jardines. Así, tras numerosas reuniones con los técnicos municipales, se presentaron tres propuestas que se expusieron en el Mercado de Barceló durante dos meses para su votación, recibiendo 836 votos, de los cuales 736 fueron para la propuesta «la O», con la condición de añadir las mejoras que los vecinos habían incluido con sus votos, lo que fue aceptado por el consistorio. Debido a los estudios técnicos, hasta primavera de 2015 no se licitó el proyecto definitivo y tras el cambio de gobierno, no se adjudicó hasta el pasado diciembre.
En enero, el área de Desarrollo Urbano Sostenible, que ya había advertido a Vecinos Haciendo Jardines, que reclamaban que se pusiesen las obras en marcha cuanto antes, que habría modificaciones en el proyecto, les explicó que querían cambiarlo por completo. «Había personas que querían que se respetaran los plazos, pero aceptamos el retraso porque la mejora era sustancial», explica Danko Linder, presidente de Vecinos Haciendo Jardines, que ahora considera que el anterior proceso participativo «era muy mejorable». Sin embargo, varios miembros de la asociación han criticado en las redes sociales que se echara por tierra todo el trabajo anterior y que en la nueva propuesta no se especificase, como en la anterior, las especies arbóreas que se plantarán en las zonas verdes, puesto que uno de los problemas de este espacio es que tiene un aparcamiento subterráneo bajo el solar, lo que limita los tipos de árboles y plantas que se pueden ubicar en los jardines.
También ha habido malestar por el poco tiempo que esta vez ha dado el consistorio para que los vecinos opinen, puesto que tan sólo se habilitó una mesa los días 11 y 12 de marzo, entre las 17 y las 20 horas la primera jornada y de 12 a 18 horas la segunda, de nuevo en el Mercado de Barceló. Según la web Somosmalasaña, 203 votos se recogieron en la urna, puesto que tan sólo podían votar aquellos acreditados como mayores de 16 años y vecinos de los barrios de Universidad y Justicia. Para el Ayuntamiento de Madrid, esta votación ha supuesto que «el 85% de los participantes han refrendado el nuevo diseño de los jardines», según afirma una nota de prensa del distrito Centro.
Al respecto, Linder defendió que el nuevo proyecto había pasado por los mismos procesos de participación que el anterior, aunque confesó que les hubiera gustado más participación. «Lo ideal tanto ahora como antes es que se hubiese hecho un concurso abierto para el diseño de los jardines, pero esta vez el voto ha sido más riguroso», consideró y valoró la propuesta del consistorio de que se cree una mesa de seguimiento de las obras.
Con el mismo presupuesto
Sin embargo, el comienzo de las mismas que el concejal de Centro, Jorge García Castaño, anunciaba como «en breve» para que se pudiesen inaugurar los jardines el próximo mes de octubre se enfrenta a un grave obstáculo administrativo. Porque Desarrollo Urbano Sostenible firmó el 18 de enero el acta de replanteamiento con la adjudicataria de las obras, lo que fecha el comienzo de las mismas. Poco después, acordaron con la empresa la suspensión de dicha acta para poder elaborar un nuevo proyecto.
La licitación de las obras de los Jardines de Barceló se hizo mediante la modalidad de proyecto y obras, es decir, el consistorio presentaba un proyecto básico, que luego debía ser afinado por la empresa y presentado un mes después del acta de replanteamiento. Sobre ese diseño, el Ayuntamiento de Madrid puede hacer modificaciones menores en función de las necesidades, causa mayor, o, como señala la Ley de Contratos del Sector Público, por razones de interés público, y siempre con una estimación razonada del importe de dichas modificaciones.
Sin embargo, fuentes cercanas al proyecto consideran que no se trata de una modificación, sino de un diseño completamente nuevo, lo que obligaría o bien a suspender la adjudicación e indemnizar a la empresa para volver a licitar la obra, o bien a acordar con la adjudicataria la modificación del proyecto –especialmente en los términos económicos, ya que se debería ajustar al presupuesto de 1,2 millones de euros consignado–, y éste debe pasar por el obligado procedimiento administrativo que incluye su salida a información pública, alegaciones y su comprobación por parte de la intervención municipal y la asesoría jurídica, entre otros. En resumen, meses de retraso.
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