Interior
Otro caso como el de Eva Blanco, resuelto una década después
Detenido en Madrid el autor de una violación en 2004 gracias al ADN. Al igual que el caso de la joven de Algete, se llamaba Ahmed, huyó a Francia y su delito iba a prescribir.
La historia es muy parecida, con la gran diferencia de que en este caso la víctima no fue asesinada. Pero el resto de matices de uno de los últimos casos resueltos por la Policía Nacional guardan varias similitudes con el de Eva Blanco. La diferencia más importante es que la víctima no fue asesinada pero sí hubo una violación. Además, el caso estaba muy cerca de prescribir, el autor de los hechos se fue a vivir a Francia, era marroquí y, curiosamente, también se llama Ahmed. Los hechos se remontan a 2004. El 10 de mayo de aquel año, una mujer de 37 años denuncia haber sido víctima de una violación a punta de pistola. Según hizo constar en las diligencias policiales, fue abordada en vía pública por un individuo que reconoció como cliente de un bar de copas. Según su relato, este hombre la abordó por la espalda y, apuntándola con una pistola en la cabeza, pretende robarle el bolso. Sin embargo, quiso ir más allá y después del robo con violencia e intimidación se produjo una violación, constatada por un médico forense. Después de vivir estos hechos, la mujer acude a denunciarlo ante el Servicio de Atención a la Mujer (SAM) de la Brigada Provincial de Policía Judicial, en la Jefatura Superior de Madrid. Durante el reconocimiento médico de la víctima se extraen restos orgánicos del autor de los hechos, por lo que los agentes ya tienen su DNI genético.
Lo que les faltaba, al igual que les ocurrió a sus compañeros de la Guardia Civil durante la ardua investigación del asesino de Eva Blanco, era ponerle nombre a ese ADN. A lo largo de todos estos años la Policía Nacional, concretamente este grupo de investigación que lleva los casos de agresiones sexuales (el SAM), no ha parado de realizar gestiones para tratar de avanzar en la búsqueda del autor de los hechos. Pero como ocurrió con la muchacha de Algete, era muy complicado avanzar teniendo un perfil genético.
Eso sí, podían contar al menos con el testimonio de la víctima, que en este caso no había sido apuñalada ya que el agresor sólo utilizó el arma de fuego para intimidarla y obligarla, primero, a entregarle el bolso con su cartera y todas sus pertenencias y, después, a mantener relaciones sexuales de forma forzosa. El testimonio de la víctima, una mujer que hoy tiene ya 48 años, sirvió para elaborar un retrato robot de su agresor y acotar un poco el campo de investigación ya que ella misma reconoció que le conocía de vista por ser cliente de un bar donde trabajaba. Los agentes podían interrogar a otros clientes o al dueño del establecimiento para tratar de identificar al agresor.
Aunque la descripción de rasgos físicos no es suficiente para buscar a alguien, sí sirve para descartar. Además, en este caso los investigadores podían contar con la valiosísima ayuda de la mujer agredida para descartar a sospechosos detenidos por hechos similares. La búsqueda quedó, no obstante, estancada y no fue hasta 2011 cuando dio un vuelco determinante. Aquí encontramos otra de las similitudes con el caso de Eva Blanco, ya que la investigación de los agentes de Homicidios de la Guardia Civil también dio el paso más importante en 2013, al desprenderse de un análisis de ADN elaborado desde la Universidad de Santiago de Compostela que el agresor de la menor de Algete era un varón del norte de África.
Ayuda de Francia
En este caso la ayuda a los agentes de la Policía Nacional llegó desde el país vecino. Y es que el autor de la violación en Madrid también había huido a Francia, como el de la joven de Algete. Las autoridades de este país aportaron un perfil genético que los laboratorios de Policía Científica españoles (a la cabeza en Europa y buena parte del mundo en esta materia) identificaron coincidente con el encontrado en las muestras de ADN recogidas a la víctima de la agresión sexual. Ese cromosoma Y ya tenía, por fin, nombre y apellidos. De forma automática los agentes del SAM de la Policía Nacional de Madrid emitieron una orden de búsqueda internacional contra este individuo. Lejos de parecer que el caso ya estaba en su recta final, aún tuvieron que pasar otros cuatro años más para detenerle. Y el arresto fue casi de película. Pero no por lo espectacular del mismo sino por la torpeza del agresor sexual, que la provocó en unas circunstancias totalmente evitables, más aún cuando te supones buscado por las autoridades por la comisión de unos hechos tan graves. Sin embargo, como parece ser que le pasó también al asesino de Eva Blanco, el paso de los años le hizo relajarse y creerse impune ante la falta de respuesta policial. Fue el pasado 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos en nuestro país, cuando el autor de la violación se disponía a coger un autobús en Méndez Álvaro con destino a Francia, según fuentes policiales. Lejos de intentar pasar inadvertido en un lugar al que se le presupone tanta seguridad como la Estación Sur de autobuses (que es la que alberga más tráfico de España). Aún así, protagonizó una trifulca con dos agentes de seguridad de la estación (un hombre y una mujer) por motivos «ideológicos». Al parecer, según fuentes policiales, comenzó a proferirles insultos xenófobos y racistas. Concretamente, el marroquí insultó a la vigilante, que es de origen búlgaro, y esto desencadenó que optaran por llamar a la Policía. En el momento en que los agentes de la comisaría de Arganzuela se personaron en el lugar, procedieron a identificarle y no podían creer ante quién estaban. Al pasar sus datos por la emisora comprobaron que, entre otros asuntos, sobre aquel individuo pesa una requisitoria por una violación en 2004. En aquel momento fue detenido por robo con violencia e intimidación y violación (los delitos que presuntamente cometió hace once años) pero también por una infracción de la Ley de Extranjería y un delito contra la libertad de ideología por el altercado protagonizado en Méndez Álvaro con los vigilantes de seguridad privada. La Policía al fin había arrestado al agresor sexual cuando quedaban unos cuatro años para que prescribiera el delito (las violaciones prescriben a los 15 años) y después de once desde que cometió la violación. Los investigadores de este caso no trabajaban con la misma presión que los encargados de dilucidar el crimen de Eva Blanco, quienes tenían hasta 2017 para resolverlo, pero es cierto que el tiempo también comenzaba a apremiar.
Aunque quizá el dato más curioso, dentro de las coincidencias, es la identidad del tipo. Al igual que el asesino de la joven de Algete, el autor de esta agresión sexual cometida en 2004 también es de origen marroquí, también se fue a vivir a Francia y también –lo más sorprendente– se llama Ahmed. En esta ocasión se trata de Ahmed Rhanmia que precisamente hoy cumple 37 años. Pasará su cumpleaños en prisión ya que, al día siguiente de su arresto, la Policía le puso a disposición del Juzgado de Instrucción número 44 de Madrid, en funciones de guardia de detenidos el día 2 de noviembre, cuyo titular ordenó su ingreso en prisión, comunicada y sin fianza, por la violación de 2004. Después, este magistrado se inhibió a favor de su compañero del Juzgado de Instrucción número 41, que llevaba la causa desde que la víctima denunció los hechos. Ahmed tenía ya 17 antecedentes policiales y nueve nombres distintos que dio en las ocasiones en que iba indocumentado.
Gran parte del avance de esta investigación se debe a la colaboración de Francia, gracias al llamado Tratado de Prüm, que entró en vigor en España el 1 de noviembre de 2006. Este tratado establece un marco legal para profundizar la cooperación entre los Estados miembros en la lucha contra el terrorismo, la delincuencia transfronteriza y la inmigración ilegal. Concretamente, prevé el intercambio entre las partes contratantes de perfiles de ADN, datos dactiloscópicos, matriculación de vehículos y datos relacionados con la cooperación policial transfronteriza.
✕
Accede a tu cuenta para comentar