Vivienda social
El Patio Maravillas se reinserta
Tras diez años de okupaciones anuncia su disolución para «explorar un nuevo ciclo politico». Deja su legado a la Ingobernable
El próximo mes de julio, exactamente diez años después de su nacimiento, el colectivo okupa Patio Maravillas cesará su actividad.
El próximo mes de julio, exactamente diez años después de su nacimiento, el colectivo okupa Patio Maravillas cesará su actividad. Lo hacen porque, según explicaron ayer en un comunicado, «no hay política sin territorio y al Patio le han arrebatado el suyo». En su carta de despedida culpan de esto a las «viejas instituciones», pero también «a la política que se llama nueva y que no ha entendido ni reconocido la experiencia política del Patio y su aporte a la ciudad». Es un mensaje crítico para el gobierno de Carmena, aunque varios de sus concejales -Carlos Sánchez Mato, Celia Mayer, Pablo Carmona- mantienen fuertes vínculos con el movimiento okupa del que algunos proceden.
Acusan a Ahora Madrid no «haber sido capaces de mirarnos a los ojos y reconocer en el Patio un valor para la construcción de una ciudad». Sin embargo, los okupas afirman irse «con la cabeza bien alta y la mirada puesta en un horizonte que es alentador». Y es que el Patio deja abierta la puerta a su entrada en la vida política de la capital: «Nos morimos en la apertura de un nuevo ciclo político que queremos explorar, que recoge muchas cosas que hemos planteado estos años, pero también abre nuevas preguntas y generará nuevas herramientas», aseveran. Esta repentina vocación de participación en la política tradicional se explica porque, según afirman, siempre quisieron ser «un sujeto, con capacidad de moverse y dialogar». Sabiéndose un movimiento que, como reconocen, «perdía capacidades» han decidido tener una «muerte digna». Por eso, afirman irse contentos porque saben que «hay muchos proyectos que hoy viven y no vivirán sin el patio». Además tienen claro que les queda «mucho que aprender» de las nuevas generaciones de centros sociales -como la recién okupada La Ingobernable-, por ello, no quieren quedarse siendo «un lastre».
Y es que el Patio no ha sobrevivido a la “traición” que sufrieron por parque del “Gobierno del cambio” formado por sus ex compañeros de okupación pese a que confiaban en que, al estar al frente del Palacio de Cibeles, les cediesen por fin el espacio que trataron de reclamar, con amenazas, a anteriores Gobiernos municipales. Sin embargo, Carmena no cedió tampoco a las exigencias de los okupas del maravillas, que fueron desahuciados rápidamente a los tres meses de llegar Ahora Madrid a la Alcaldía y no lograron mantenerse en su último intento de okupación el pasado año.
La promesa de cesión de espacios públicos rápidamente se tuvo que limitar a los cauces legales que, por mucho que lo intentó, el concejal de Coordinación Territorial, Nacho Murgui, no logró saltarse ni acordar con el PSOE. El sistema, que criticaron duramente desde el Patio Maravillas, les obligaba a constituirse como asociación –cosa que sí hicieron otros centros sociales okupados como La Traba para optar a la cesión del Mercado de Frutas y Verduras de Legazpi- para poder pedir un local o edificio.
Pese a que hubo amenazas veladas y llegaron a afirmar que ya habían elegido “sede” en el número 20 de la calle Alberto Aguilera, los del Patio se encontraron con que la ex jueza prefirió ceñirse al convenio previo con la Embajada de México y convertir el inmueble en la Casa de México. Ni siquiera la criticada presencia de concejales en la concentración ilegal de apoyo a su último intento de okupación en la calle San Mateo logró torcer la voluntad de Carmena de respetar la ley.
Se van pero aseguran que aún les queda una última cosa que hacer: organizar el décimo aniversario del Patio. Todavía no saben cómo, pero las fechas las tienen claras: del seis al ocho de julio volverán «a hacer surf en las olas del Tsunami», reza la carta del Patio haciendo un guiño a su primer comunicado emitido hace diez años. En esta década un solar y siete edificios han sido okupados y en ellos se han celebrado «miles de horas de asambleas, reuniones y actividades». Con todo, en la despedida del Patio no quieren «ni una concesión a la nostalgia», ya que no se van porque «esté todo hecho», sino -en otro guiño a su posible entrada en política- «para seguir haciendo todo lo que queda por hacer». En una despedida críptica y en la que citan a dos de los referentes de la izquierda contemporánea: Gramsci y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el colectivo okupa termina su misiva afirmando que se mezclan «con lo nuevo que nace», así, aseguran que «para vivir...morimos».
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