La Paz

El (peligroso) frenazo frente a los nuevos radares

Asociaciones del taxi y de automovilistas alertan de las alteraciones en la circulación en Castellana y Santa María de la Cabeza

Radar en una vía de Castilla y León
Radar en una vía de Castilla y Leónlarazon

Aún no han entrado en funcionamiento, pero su mera presencia ya se nota en la circulación. Son los radares número 26 y 27 de Madrid, instalados en la Castellana, a la altura del Hospital de La Paz, y en el Paseo de Santa María de la Cabeza, a 300 metros de Plaza Elíptica; dos puntos estratégicos por ser entradas y salidas de la ciudad, en los que en poca distancia los vehículos se ven obligados a pasar de 100 o 70 kilómetros por hora, a 50 kilómetros por hora.

El Ayuntamiento los pondrá en marcha a lo largo de este mes y multarán a los vehículos que circulen por el carril más cercano al aparato que sobrepasen la velocidad de 58 kilómetros/hora, ya que se programan con un pequeño margen para los conductores.

Cincuenta metros antes también se han colocado ya los carteles que alertan de la presencia de estos radares. Ahí es donde ya se están produciendo los primeros frenazos. El segundo, al paso de los coches por delante de estos detectores de velocidad.

Para asociaciones profesionales como la Gremial de Auto Taxi de Madrid o Automovilistas Europeos, este tipo de limitadores de la velocidad «no son efectivos para la seguridad, sólo para el bolsillo», afirma Julio Moreno, presidente del gremio de los taxistas.

«En estos dos casos, la prevención se ha convertido en un peligro para la circulación», prosigue. Moreno asegura que la colocación de estos controles fijos de velocidad supone un problema para los profesionales, que representa ya que apunta que es «una limitación excesiva en dos zonas que son de aceleración o de desaceleración» por estar en las «puertas» de la ciudad.

En concreto, el radar del Paseo de la Castellana está colocado para multar a los vehículos que salen de la ciudad en sentido norte, y al estar situado en el margen izquierdo de la vía, afectará sobre todo a los coches que se dirijan a la Avenida de la Ilustración y la carretera de Colmenar. «A esa altura, ir a 50 kilómetros hora es ridículo. Nadie circula a esa velocidad. Por tanto lo único que provoca son frenazos».

Lo mismo sucede con el radar del paseo de Santa María de la Cabeza. Éste está situado en sentido entrada a la ciudad, unos 300 metros antes de Plaza Elíptica, un tramo en el que, ya sea por el ancho de la vía, o porque conecta con vías más permisivas, como la A-42, ningún vehículo circula en la actualidad a menos de 70 kilómetros hora, con lo que obligará a reducir de forma «drástica» la velocidad, «con el peligro que eso conlleva», afirma Moreno. «Son aparatos que te obligan a estar más pendiente de la velocidad que de la circulación», sentencia.

El presidente de la Asociación Gremial del Taxi de Madrid pone en duda su efectividad a la hora de prevenir accidentes: «Los vehículos pegan un frenazo y cuando lo pasan vuelven a correr. Disuade mucho más la presencia policial, pero eso no recauda dinero», se lamenta.

«No es creíble el límite a 50»

En esta misma línea se manifiesta Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos: «Pegar un frenazo y reducir la velocidad puede convertirse, en lugar de en una maniobra de seguridad, en algo realmente inseguro. Habrá gente que se lleve una sorpresa y frene bruscamente». Arnaldo además insiste en que estos sistema de control de velocidad en la capital tienen en muchas ocasiones un marcado carácter recaudatorio:«Creemos que el éxito de un radar consiste en que cada vez tenga que formular menos denuncias y esto no sucede con algunos de los que el Ayuntamiento ha instalado recientemente». Aunque para el presidente de esta asociación, los radares son necesarios dentro cualquier política de prevención viaria, éstos deben cumplir con dos requisitos: «Estar instalados en una ubicación que sea peligrosa y que estén debidamente señalizados». Algo que, tal y como denuncian, no siempre ocurre. De hecho, la asociación de Automovilistas Europeos ha realizado ya una visita a modo de examen previo al radar instalado en el paseo de Santa María de la Cabeza y su presidente augura que se convertirá en una «maquina recaudatoria». Según Arnaldo, el problema del radar instalado en las inmediaciones de Plaza Elíptica se encuentra en que «la configuración de este punto de la vía, de tres carriles, no es de una ciudad sino propia de una carretera. Es la entrada de la autovía de Toledo; antes era una carretera nacional y a nivel europeo es nuestra vía de comunicación hacia Lisboa». Por este motivo, añade, «no percibo que sea creíble» el límite de velocidad a cincuenta kilómetros por hora para este punto.

Estas circunstancias hacen muy probable, a juicio de Arnaldo, que a este radar, el ubicado en el paseo de Santa María de la Cabeza, le ocurra en poco tiempo lo que le sucede al instalado en el kilómetro cuatro de la A5, que actualmente acumula el 16% de las denuncias, precisamente, añade Arnaldo, porque se encuentra en un punto que tampoco «tiene una configuración de vía urbana». A todas estas circunstancias, el presidente de Automovilistas Europeos añade otro error: «En la visita que realizamos a este radar, vimos que la señal vertical que alerta del control de velocidad está instalada pasado el radar».

La Castellana: ¿una vía con velocidad exclusiva?

La Asociación Gremial del Taxi de Madrid no sólo no está de acuerdo con la colocación de l os últimos radares en la capital, su presidente, Julio Moreno, va más allá: «La Castellana es una calle que por sus características (eje norte-sur) y por el número de carriles podría tener un límite de velocidad más elevado respecto al resto de la ciudad», afirma. «Al menos en algunos tramos –precisamente como el que conecta con el nudo de Manoteras que en la actualidad se ha controlado con un radar– o en determinados horarios», añade Moreno. Para el máximo representantes del gremio de taxistas en Madrid «a determinadas horas los clientes creen que queremos timarles al circular tan despacio».

Multirradar en la M-30

En el Puente de Segovia

- Además de los radares de la Castellana y del paseo de Santa María de la Cabeza, a finales de diciembre entró en funcionamiento un nuevo radar multicarril en el punto kilométrico 16,5 de la M-30, entre la incorporación desde el Puente de Segovia y la del Paseo de la Ermita del Santo, bajo el puente del paseo de los Pontones. Este nuevo medidor de velocidad podrá controlar todos los carriles simultáneamente y, en caso de que aparezcan varios vehículos, identificar sin margen de duda al infractor.