Semana Santa
Emoción para cerrar la semana de Pasión
La lluvia impidió el viernes salir al Cristo de Medinaceli y a otras dos procesiones. Miles de personas arroparon ayer en las calles a La Dolorosa y La Soledad
La emoción de la Semana Santa madrileña vivirá hoy, como en el resto del mundo católico, su punto culminante con la celebración de la Resurrección de Cristo.
La emoción de la Semana Santa madrileña vivirá hoy, como en el resto del mundo católico, su punto culminante con la celebración de la Resurrección de Cristo. Domingo de Pascua que tendrá en la capital tres paradas fundamentales: misa en el monasterio Las Carboneras, Tamborada en la Plaza Mayor y Eucaristía Solemne en la Catedral de La Almudena.
Ayer, tras un Viernes Santo trastocado por la lluvia, los fieles sí pudieron disfrutar de las dos procesiones que recorrieron el corazón de la ciudad. La única matutina que tiene lugar en la Semana Santa madrileña, La Dolorosa, fue acompañada bajo un cielo sin amenaza de lluvia por centenares de personas en el barrio de Las Letras con la Basílica del Cristo de Medinaceli como punto de partida. Ya por la tarde, una marea desbordante de gente arropó en su recorrido a la Virgen de la Soledad. La imagen de las calles del Arenal, Mayor o Pavía inundadas de madrileños y de turistas que dejó la tarde de ayer demuestra el creciente interés de estas celebraciones en la región. No en vano, la Comunidad cifró ayer en 800.000 el número de personas que se han sumado a las cerca de 500 procesiones que a lo largo de esta semana han transcurrido por suelo madrileño.
En la de La Soledad –que conmemora la soledad de María junto a Juan tras dejar a Cristo en el sepulcro–, los tambores y el negro fueron de nuevo protagonistas. Con la iglesia de San Ginés como inicio, la procesión regaló a los asistentes algunos de los instantes más emocionantes de estos días, como el encuentro de la Virgen con la imagen del Santísimo Cristo Yacente –que había partido del Real Monasterio de la Encarnación– en la Plaza de Ramales. Desde ese punto, los dos pasos compartieron itinerario. Pese al sonido de los tambores y de las cornetas, el silencio entre los asistentes –además de la emoción más que visible entre muchos de ellos– marcó un recorrido que tuvo su otro punto culminante con el retorno de La Soledad a San Ginés con el característico «baile» al que la someten sus anderos.
Frente al cielo despejado del que pudieron disfrutar las hermandades del Sábado Santo, el agua marcó las procesiones de la jornada previa. En el día en el que los católicos conmemoran la muerte de Jesús, el más importante y famoso de la semana en Madrid, tres procesiones tuvieron que ser canceladas, dos se retrasaron y una más vio modificado su recorrido. El casi millón de devotos que suele congregar el Jesús Nazareno de Medinaceli se quedaron este año con las ganas. La previsión de lluvia obligó a dejar bajo techo al que es el paso más venerado de la ciudad. Los padres capuchinos decidieron que la imagen saliera apenas unos metros al exterior de la Basílica para que permaneciera expuesto durante cuarto de hora. En lugar de la procesión, los cofrades bajaron al Cristo del paso e iniciaron un besapié en el interior de la propia basílica. Alternativa que no pudo esconder la decepción y las lágrimas de muchos devotos que esperan en 2014 repetir la imagen de la radiante procesión que tuvo lugar el pasado abril. El Divino Cautivo y el Santísimo Cristo de la Fe tampoco salieron, mientras que el Santísimo Cristo de los Alarbaderos sólo pudo recorrer las calles Bailén, Mayor y Sacramento tras abandonar el Palacio Real.
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