Tribunales

En libertad el «violador de Pirámides» tras cumplir 20 años de prisión

Arlindo salió ayer de prisión tras 20 años en prisión por agredir sexualmente a 35 mujeres. Las vecinas de su pueblo, en Cáceres, temen su regreso

Tenía 31 años cuando fue encarcelado por delitos cometidos desde hacía ocho años
Tenía 31 años cuando fue encarcelado por delitos cometidos desde hacía ocho añoslarazon

Arlindo salió ayer de prisión tras 20 años en prisión por agredir sexualmente a 35 mujeres. Las vecinas de su pueblo, en Cáceres, temen su regreso

Hay una fotografía que recorre desde ayer los whatsapps de los cerca de 6.000 habitantes de Valencia de Alcántara. Es una foto de carné de un hombre de mediana edad, pelo canoso, barba corta, gafas y nariz afilada. La acompaña un mensaje en el que se alerta de que ese individuo es Arlindo Luis Carvalho, más conocido como el «violador de Pirámides» y que ha vuelto al pueblo tras obtener la libertad. En realidad nadie puede confirmar que el hombre de la imagen sea él, pero Alberto Piris, alcalde de Valencia de Alcántara, sí confirma que está en la calle: «La Policía y la Guardia Civil saben que está en el pueblo y los vecinos están preocupados, pero no podemos hacer nada», afirmó ayer a Cope.

Carmen, habitante de Valencia de Alcántara, también lo corrobora a LA RAZÓN. En el banco y en las tiendas del municipio sólo se habla de su vuelta y aquellos que tienen memoria recuerdan detalles de él o de su familia: «Su padres eran los encargados de cuidar la Ermita de Alcántara», recuerda. «Su tío era el enterrador, su padre ya murió, pero su madre sí vive. Él ha venido a verla», se escucha en las conversaciones de bar. Nadie sabe a ciencia cierta si se quedará, porque cuando fue detenido, en 1996, vivía en Fuenlabrada con su mujer y su hija. Era instalador de gas y tenía 31 años. Estaba en casa de sus suegros cuando los agentes le engrilletaron. Llevaban buscándole desde hacía ocho años y él los recibió con un «ya era hora de que me detuvierais». La investigación le atribuía medio centenar de agresiones, pero él confesó 140. La Justicia sólo pudo confirmar 35 violaciones con detención ilegal y robo con intimidación. En total le cayeron 514 años de prisión, de los que ha cumplido 20, el máximo de cumplimiento efectivo del Código Penal de 1995.

Arlindo Luis Carvalho está considerado como uno de los mayores violadores del penoso ranking nacional. Se ganó el apodo de «violador de Pirámides» porque muchas de sus agresiones se produjeron en las inmediaciones de esta plaza en la que esperaba a su mujer todas las tardes a que saliera del trabajo. Arlindo llegaba unas horas antes de que su esposa saliera y en ese tiempo escogía a sus víctimas en algún hipermercado, el metro o paseando por la calle. Mantuvo siempre el mismo modus operandi: de lunes a viernes agredía entre las ocho y las once de la noche, el fin de semana era al mediodía. Abordaba a las mujeres por la espalda y las amenazaba con un cuchillo o unas tijeras y les decía «agárrame como si fuera tu novio». Las conducía hasta un descampado y allí las agredía sexualmente y las robaba. Comenzó a perpetrar sus crímenes con 23 años y no le pillaron hasta 1996, ocho años más tarde, cuando su retrato robot ya estaba en todas las comisarías de la ciudad. Su actividad delictiva se había desatado desde 1994; había días en los que Carvalho atacó a dos mujeres en una tarde. En su declaración, el llamado «violador de Pirámides» confesó que las agresiones fueron para vengarse de las «humillaciones» que al parecer había sufrido en su infancia y adolescencia por parte de las chicas de su colegio, a las que llamó «pijas». De hecho, si sus víctimas no seguían un patrón estético era porque Carbalho las buscaba parecidas a sus compañeras de clase.

Además de abusar de ellas y llevarse sus pertenencias, muchas declararon haber sido insultadas y vejadas. En 1995 se supo que un violador estaba actuando en la zona de Pirámides, Méndez Álvaro y Acacias, Arlindo se dejó barba y cambió algunas de sus localizaciones favoritas.

Su detención

El «violador de Pirámides» cometió un error fatal en la Navidad de 1996. Siguió a una chica hasta el portal de su casa, en la Avenida Juan Carlos I de Leganés y cuando ésta le sorprendió, Arlindo dijo que iba al segundo piso a ver a unos amigos. El segundo piso eran oficinas y ese día era lectivo, todas estaban cerradas. Sabedora de la mentira, la chica salió huyendo del portal y acudió a una comisaría. Cuando los agentes llegaron, sólo encontraron a otro testigo que dio la descripción del coche en el que se subió el agresor, un Opel Kadett de color blanco. Aquel incidente permitió a la Policía detenerle durante unas horas y, lo que fue determinante, ficharle y hacerle una fotografía. Cuando le enseñaron la imagen a las víctimas no quedó duda. Fue detenido apenas un mes más tarde. Entonces, no ofreció ninguna resistencia.