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EVAU: cuando burro con "v"supone aprobar en Aragón y no en Madrid

Madrid da más tiempo de examen a los alumnos con dificultades, pero sigue penalizando la ortografía

Paula, una alumna del centro Areteia, quiere ser odontóloga. Ayer se examinó de la prueba de acceso en la Universidad Complutense. Foto: ALBERTO R. ROLDÁN
Paula, una alumna del centro Areteia, quiere ser odontóloga. Ayer se examinó de la prueba de acceso en la Universidad Complutense. Foto: ALBERTO R. ROLDÁNlarazon

Madrid da más tiempo de examen a los alumnos con dificultades, pero sigue penalizando la ortografía.

Puede dejar preguntas sin responder; puede confundir la opción A con la B y eso derivar en que el examen sea nulo; puede que se precipite y sea el primero en acabar el examen... Esa impulsividad del alumno hiperactivo le puede jugar una mala pasada en el examen de la EvAU o antigua selectividad, como prefieren seguir llamándola muchos, y a la que más de 33.000 alumnos se presentan esta semana sólo en Madrid. ¿Y si es disléxico? Puede que tenga más faltas de ortografía que cualquier otro alumno. Da igual que disponga de tiempo extra para repasar el examen; puede que le resulte más difícil estructurar la información; y puede que tenga más dificultades para leer el texto porque su configuración neurológica provoca que el proceso de decodificación de las letras sea más lento y con más posibilidades de cometer errores. Sólo en Madrid, 400 alumnos con dificultades específicas de aprendizaje han solicitado este año a la Universidad Complutense que les adapten la prueba, según el vicerrector de estudiantes, Julio Contreras. Una cifra que aumenta cada curso y que supone «un éxito» porque significa que «cada año más adolescentes con problemas de aprendizaje logran llegar a la universidad».

Ahora bien, ¿dónde se examinaría de la EvAU si tuviera dislexia? Dependiendo de la comunidad autónoma en la que viva, el alumno tiene más ventajas que en otras.

Madrid ha regulado este año unos nuevos requisitos que tienen como novedad el aumento del tiempo para realizar el test: 30 minutos (antes eran 20), un margen que se considera beneficioso para que el alumno revise la redacción y la ortografía. El estudiante también tiene derecho a levantar la mano durante la prueba y solicitar a un profesor que le lea el enunciado de la pregunta para facilitar la comprensión de los textos más complejos. También se le puede adaptar la letra en los casos en los que el formato lo permita (OpenDyslexic), se utilizará doble interlineado, hojas en blanco, los enunciados irán escritos en el anverso y no en el reverso de las hojas y se puede pedir formato DIN A3 en las páginas de enunciados donde haya que elegir entre dos opciones diferentes de examen. Se pueden dar facilidades técnicas y materiales como leer los enunciados en voz alta o mediante un documento grabado, si el alumno lo solicita. Y puede haber adaptaciones de espacio. Es decir, el estudiante podrá realizar las pruebas en primera fila o en un lugar aparte que favorezca su concentración y evite distracciones.

Todas estas adaptaciones tienen que pedirse por escrito. Ahora bien, no se podrá solicitar medida alguna en la prueba de acceso a la universidad si ésta no se ha aplicado en el Bachillerato. En Madrid, la mayoría de los alumnos con dificultades pide más tiempo para revisar su examen. Es lo que le ha pasado a Paula, una alumna con dislexia del colegio Areteia, un centro especializado en la atención a la diversidad.

Uno de los temas principales de la prueba fue el poder de las redes sociales y la «abstinencia» tecnológica además de los cíborgs, mientras que en el examen de Historia, Franco cobró actualidad al tener que explicar los alumnos su Decreto de Unificación de Falange Española y Requetés como «única entidad política de carácter nacional».

Paula empezó nerviosa la prueba, pero «logré tranquilizarme cuando vi el examen de Lengua y me di cuenta de que coincidía con lo que me había repasado justo unos minutos antes», comentó a LA RAZÓN. Utilizó los 30 minutos extra que le permitían por tener dislexia, pero no pidió que un vocal del tribunal releyera las preguntas para facilitarle la comprensión del texto. «No fue necesario», dice.

Los expertos consideran que las facilidades aún son pocas o insuficientes para estos alumnos con dificultades. «Hay medidas que no suponen recursos extra y que pueden ser muy útiles para estos jóvenes a los que una situación de estrés como la EvAU les pasa una factura mayor en sus resultados académicos. Para un chico TDAH, estaría bien que un profesor repasara su examen y comprobara si ha dejado preguntas sin contestar por error. Y en el caso de los disléxicos, hacer una lectura completa y lenta de las preguntas en voz alta porque el alumno puede entender otra cosa que no es, aunque sepa la respuesta», explica Luis García, director del colegio Areteia.

Pero, independientemente de las facilidades que se puedan dar a los alumnos, el verdadero caballo de batalla para los estudiantes con dislexia es, sobre todo, la corrección de la prueba por las faltas de ortografía que cometen sin ser conscientes de ello.

Así ocurre que mientras en Murcia o Aragón puede escribir varias veces burro con «v» en el examen de la EvAU sin que eso le penalice, en Comunidades como Madrid, no hay diferencias con un alumno que no tiene dificultades de aprendizaje y pude llevar a considerar nulo un examen aunque responda la pregunta perfectamente. En Madrid, el examinador no prima el contenido sobre la forma teniendo en cuenta que uno de los indicadores de las personas con dislexia (10% de la población) tiene que ver con la dificultad de reconocer palabras y de percibir conscientemente los errores ortográficos que escribieron. Así, como criterio general para todos los estudiantes, hasta dos errores aislados no se penalizan, pero los sucesivos restan 0,25 puntos de la nota hasta un máximo de dos. La diferencia entre comunidades autónomas es muy amplia. Así, «Andalucía ha establecido este año que a los alumnos se les va a puntuar negativamente la ortografía de Lengua con un máximo de dos puntos, los murcianos tendrán todas las adaptaciones y las faltas de ortografía no supondrán una merma en el resultado de su esfuerzo. A los catalanes sólo se les penaliza una tercer parte de las asignaturas de lengua, mientras que los de Aragón pueden hacer los exámenes en ordenador y no les cuenta las faltas que cometan. Además, tienen un tribunal preparado que sabe que está corrigiendo una prueba de un estudiante disléxico», explica Isabel Muñoz, presidenta de la Plataforma Dislexia. «Se olvida que este alumnado ha luchado durante toda su escolarización con este problema de la ortografía pero penalizarles es prohibir las gafas para leer a las personas que las necesitan», añade Muñoz.

Una de las comunidades donde hay más sensibilidad con este tema es Aragón, donde los alumnos con dificultades tienen 20 minutos más para realizar cada prueba y los exámenes de Lengua Española y Literatura, Biología, Historia de España e Inglés los hacen con ordenador. Además, antes de publicar los resultados, el tribunal realiza una revisión de oficio de los efectos negativos en la calificación que pudiera derivarse de su trastorno (faltas de ortografía). Los alumnos suelen colocarse en primera fila.