Religion

La capilla de San Isidro abandona su clausura

Tras permanecer tres décadas cerrada y una intensa labor de restauración, reabrió ayer sus puertas con la presentación de diez años al santo.

El obispo auxiliar Santos Montoya ofició la misa en la reapertura de la capilla
El obispo auxiliar Santos Montoya ofició la misa en la reapertura de la capillalarazon

Tras permanecer tres décadas cerrada y una intensa labor de restauración, reabrió ayer sus puertas con la presentación de diez años al santo.

El de ayer fue un día importante para los vecinos del barrio madrileño de La Latina: la Real Archicofradía Sacramental de San Pedro, San Andrés y San Isidro reabrió las puertas de la Capilla de San Isidro tras permanecer 30 años cerrada al público.

Hace justo un año, el Cardenal Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, bendijo esta capilla durante la visita que realizó a la Archicofradía. Osoro expresó entonces un deseo que felizmente se hizo ayer realidad. Planteó que la capilla acogiese anualmente la presentación de niños con la intención de pedir por su protección y bendición al Santo Patrón de la capital. La iniciativa, tras el estreno de este martes, pasará a convertirse en un evento anual. Cada 4 de abril, los niños de Madrid podrán ser presentados ante San Isidro.

Los vecinos del barrio no quisieron perderse esta gran reapertura. La capilla, de pequeñas dimensiones, se vió desbordada y numerosas personas tuvieron que seguir la ceremonia desde el exterior. Mayores y pequeños se acercaron a participar en la misa oficiada en honor al nacimiento del Santo. Los padres, también algunos abuelos, llevaron a sus hijos y nietos –menores de diez años– a la capilla para que les bendijera el obispo auxiliar Santos Montoya. Recibieron además como obsequio una medalla y una estampa del Santo con sus datos personales en recuerdo del evento. Al margen de la ceremonia, acudieron ayer también hasta la capilla quienes simplemente deseaban ver el lavado de cara que habían dado al lugar durante los últimos meses Blanca López- Quesada y Natalia Lafita, decoradora y pintora respectivamente. En el año 1673, la Archicofradía ya era propiedad del edificio ubicado en este mismo lugar donde tenía su sede y existía un Oratorio dedicado consagrado al culto a San Isidro Labrador. Así se ha mantenido ya que, según la tradición, fue el lugar donde nació el en 1070 y en el que pasó sus primeros años de infancia.