La amenaza yihadista
La Policía vigila la venta de «precursores» para fabricar bombas
El Daesh, el Estado Islámico, ha utilizado este año en dos ocasiones, Niza y Berlín, camiones de gran tonelaje para causar matanzas entre la población. No quiere decir que no disponga de otros métodos para perpetrar este tipo de acciones criminales, sobre todo mediante el uso de bombas de fabricación casera. Las Fuerzas de Seguridad del Estado, a través de los Servicios de Información y agentes especializados, coordinados por el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), en una labor callada pero efectiva, tratan de detectar personas sospechosas cuando acuden a adquirir (directamente o vía internet), en el mercado libre, productos (precursores) con los que se pueden fabricar los artefactos, de los que LA RAZÓN no da más detalles por razones obvias. Las bombas «caseras», porque se pueden hacer «en la cocina de mamá», como dice un manual yihadista, están compuestas de productor de libre adquisición que son utilizados en la casi totalidad de los casos por personas para fines pacíficos o para realizar sus trabajos profesionales. No se pueden retirar del mercado porque (pongamos por ejemplo una olla expréss) se perjudicaría al conjunto de la población y sería un contrasentido. Algo así como dar la razón a los terroristas para que marquen nuestras vidas. Las publicaciones de las distintas bandas yihadistas suelen insertar las «innovaciones» que se les ocurren a sus «técnicos», con el fin de que los «actores solitarios» o las «células durmientes» puedan fabricar dichas bombas y causar el mayor daño posible. En el caso de una de las bombas más letales, además de la voluntad de matar sólo hace falta una semana para que se pueda confeccionar uno de estos artilugios, cuya elaboración se explica paso a paso, incluso con fotos en color. Expertos antiterroristas subrayan que la lista de las medidas que se adoptan para evitar atentados, algunas de las cuales no se dan a conocer, es muy amplia, pero, aun así, no garantizan, al cien por cien, que la acción criminal no se pueda llevar a cabo. Por ejemplo, la venta de determinados productos está sometida a que el comprador se identifique, y se comunica a las Fuerzas de Seguridad. Además, en el caso de los terroristas yihadistas, para los que el mantenimiento de su propia vida no vale nada, una vez decidido que se van a suicidar para participar en la «guerra santa», las medidas preventivas resultan poco menos que imposibles, salvo que se tenga información previa. Hay que tener en cuenta que España, dada la actividad criminal de ETA durante cuatro décadas, es el país europeo con mayor experiencia en lucha contraterrorista. Los atentados yihadistas de 2014 condicionaron que para combatir este tipo de actividad criminal se anteponga la prevención a cualquier otra circunstancia. Es decir, que una vez obtenidas las evidencias necesarias, se procede, de acuerdo con la autoridad judicial, a la detención del individuo o individuos relacionados con el yihadismo. Este conjunto de medidas se han demostrado eficaces hasta el momento y lo mejor es confiar en las Fuerzas de Seguridad y no difundir falsos rumores y alarmas, como ha ocurrido en las últimas 48 horas. Con ello, se perjudica al conjunto de la población y se beneficia a los terroristas.
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